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EL TRABAJO ES UN DERECHO Y UN DEBER

Durante el siglo XIX los textos constitucionales proclamaron los derechos y deberes individuales, siendo estas su principal preocupación, debido a que las únicas manifestaciones de contenido laboral en dichas constituciones fueron referentes a la libertad y a la escogencia de profesión, actividad u oficio; ya en el siglo XX se preocupan más por el bienestar colectivo, ocupando un lugar muy importante los que provienen del trabajo. La nueva categoría de equidad social, incluye principios fundamentales de legalidad laboral y de la seguridad general, necesarios para garantizar la libertad económica y equivalencia del hombre. Hay disposiciones de naturaleza programática, que se limitan a formular aspiraciones, propósitos de carácter general, afirmaciones de contenido sociopolítico o filosófico. Para que fijen de manera precisa los proyectos del tipo antes mencionado. En nuestra constitución de 1991, la incorporación de justicia es de especial importancia ya que garantiza la calidad de estado en Colombia, puesto que toda persona debe tener un trabajo en condiciones dignas y justas; Así lo instaura la ley, con una serie de reglas establecidas por la autoridad y de acuerdo con las políticas, tienen el poder de mandar, prohibir o permitir en toda la extensión del estado.

El trabajo, aquella labor que ha permitido que los seres humanos sobrevivieran hasta la actualidad, evolucionando a través de la historia y adaptándose a las instituciones que el mismo humano ha ido creando para sí mismo, llegando al punto de protegerlo por medio de leyes. Dentro del derecho a la función se ha dado una discusión acerca del contenido mismo de este, desde que el hombre empezó a cuestionar todo lo que le rodeaba, fuese material o inmaterial. Dentro de estas discusiones ocupan un lugar importante las concernientes a los conceptos con los que se denominaron las cosas y las acciones, siendo relevantes en nuestro país.

Ubicándonos en un contexto actual y tomando como referencia lo anteriormente mencionado cabria darle paso a la cuestión, si en un estado social de derecho como en el caso Colombiano, el Estado está cumpliendo satisfactoriamente con la especial protección, sin pasar por alto aspectos mínimos como la distinción de decencia y productividad en condiciones de libertad, igualdad, seguridad y dignidad humana. Para tratar lo planteado más a fondo, debemos analizar el fenómeno de la función de una manera integral para luego exponer su concepción, su desarrollo, desenvolvimiento y evolución que ha experimentado este concepto, llegando así hoy día a ratificarse con tal importancia en los ámbitos primordiales y de protección por las sociedades actuales.

De igual importancia el trabajo es un valor fundamental de integración social, pero demuestra en su análisis histórico que este no siempre fue así. La concepción actual del mismo y el lugar primordial que ocupa en las sociedades se han construido a lo largo de los siglos. En un principio no se dio como algo que aportara a la realización del ser, sino como ese conjunto de labores que se veían como penosas y eran agotadoras, que obstaculizaban la búsqueda y el desempeño de la razón, que era la función del ser humano en la exploración de su esencia. Partiendo de un análisis de la labor social a través de la historia para poder situar el momento en que este comenzó a ser una necesidad esencial y un valor moral. Mantener una teoría política con la cual atribuir un verdadero interés a la sociedad y ser conscientes de que en la modernidad no se puede hablar de fines comunes para un conjunto de individuos, ya que por su misma pluralidad cada uno tiene fines diferentes. Hay que de alguna forma buscar un bien común pero que con este mecanismo no se vea amenazado el interés individual. Tenemos que quitarle el valor que le hemos dado a este concepto como si la existencia del ser humano tuviera como único fin el producir y el seguimiento de la riqueza, quitándole el verdadero sentido a la función, ya que este es la base del progreso, razón por la cual es sumamente respetado en nuestra sociedad. Si se supone que la labor seguirá siendo el motor del desarrollo, el derecho al trabajo deberá ser reconocido en el derecho laboral. Ello exige una redefinición de los objetivos del orden jurídico, en el marco de un nuevo contrato social, con el fin de que propicie una adaptación permanente de las personas, de las estructuras y garantice la seguridad económica de los ciudadanos. El desarrollo económico trae consigo un proceso de individualización del trabajador

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