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Africa Y La Trata De Esclavos


Enviado por   •  18 de Mayo de 2013  •  3.498 Palabras (14 Páginas)  •  682 Visitas

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África y la trata de esclavos,

La trata de esclavos se dio entre los siglos XVI y XVIII aunque en el siglo XIX continúe basándose en el “comercio triangular” afectando a África como una auténtica plaga desde la Antigüedad hasta la centuria decimonónica. Tenemos la trata transahariana, oriental y exportadora hacia los países árabes, pero la más importante es la trata transatlántica, que exporta hacia América a través de comerciantes europeos, y ha sido la más breve pero la más intensa. África conocerá la esclavitud desde siglos anteriores pero la cautividad era doméstica, sin explotación. De hecho, el comercio negrero ya existía en el Antiguo Egipto, en Cartago, Grecia y Roma; en la Edad Media con la conquista y expansión árabe también hay trata de negros, que eran vendidos desde Trípoli al resto del Mediterráneo.

África está considerada como el continente donde nacieron los seres humanos, el origen de todo, el continente en el que se dieron lugar los primeros seres humanos, el homo sapiens, hace más de 190,000 años. Desde entonces varias han sido las civilizaciones que han pasado o que han estado asentadas en la región, destacar los egipcios, los primeros de todos ellos, con el imperio formado alrededor del Río Nilo, después los fenicios, los romanos, los árabes… y finalmente la época de la colonización de África.

África sigue pues padeciendo la esclavitud. El comercio llevado por empresas se dio desde el siglo XV al XIX, sobre todo Portugal y España durante los siglos XV y XVI; Holanda y Francia desde el siglo XVII y Gran Bretaña durante los siglos XVII y XVIII; España participó en la trata pero nunca contrató directamente el comercio negrero, no hay signos de una fuerte esclavitud en España.

Teniendo en cuenta el desarrollo posterior, es sorprendente que falte en la lista de mercancías que formaban el primitivo comercio de Guinea los esclavos. En Guinea existían, por supuesto, esclavos domésticos, sobre todo en las comunidades más desarrolladas, que trabajaban como sirvientes y obreros agrícolas de los reyes y otros personajes importantes, y, sin duda, los cargadores de las caravanas comerciales eran también esclavos.

Muchos esclavos de América prefirieron la huida a la servidumbre, y se internaron en el corazón del continente o de las Islas. Se les llamó. Cimarrones retornados a la vida salvaje, reconstruyeron su comercio en plena jungla, verdaderas tribus fundadas sobre la caza y la pesca. Que pronto simpatizaron con los indios. En América del Norte, los esclavos intentaban franquear la frontera que separaba los Estados libres de los Estados esclavistas. Para ello utilizaban el underground railroad, red de ratas secretas por las que los conducían los especialistas. Se estima en unos 75.000 el número de los que utilizaron dicha red en la primera mitad del siglo XIX.

Pero parece que el comercio de esclavos, por lo menos en gran escala, se desarrolló posteriormente. Las referencias a la exportación regular de esclavos negros al norte de África, muchos de los cuales deberían proceder del sur del Sudán, no aparecen en las fuentes árabes hasta el siglo XII, aproximadamente. Parece que este comercio se extendió solamente después de la expansión del Islam en el Sudán occidental, que siguió a la conquista de Ghana por los almorávides.

Es evidente que el comercio de esclavos a gran escala adquirió importancia en las costas de Guinea sólo cuando creció la demanda europea, a partir del siglo XVI. Sin embargo, las demás ramas del comercio estaban ya muy desarrolladas cuando los europeos llegaron a la costa.

Los asientos fueron muy frecuentes en la América española hasta bien entrado el s. XVIII. Se aplicaban a materias muy diversas: la venta de determinados artículos, bebidas, tabaco, el abastecimiento de una población, las exportaciones mineras, etc. El más conocido e importante fue el asiento de negros, esto es, el monopolio de introducción de esclavos africanos en la América española. Aunque la primera concesión de este asiento fue hecha a favor de una compañía genovesa 1516, puede decirse que hasta 1640 sus beneficiarios exclusivos fueron los portugueses, sustituidos a partir de entonces por los neerlandeses, que explotaron este monopolio hasta 1695. Apenas subido al trono, Felipe V lo concedió a la Compañía real de Guinea 1701, empresa comercial francesa en la que tenía intereses su abuelo, Luis XIV. Una de las concesiones más importantes obtenidas por Gran Bretaña en la Paz de Utrech, 1713, que puso término a la guerra de la Sucesión española, fue precisamente la de asiento, que se arrendó, (Compañía del Mar del Sur).

Los ingleses se comprometían a enviar a América un total de 144.000 negros en 30 años, a razón de 4.800 por año. El tratado autorizaba a la compañía a introducir las mercancías necesarias para el sustento de los negros en los puertos de desembarco: amparados en esta cláusula, los ingleses desembarcaron y vendieron gran cantidad de mercancías de primera calidad, que no estaban destinadas al consumo de los esclavos negros. El acuerdo de la Compañía del Mar del Sur fue renovado en 1748, por el tratado de Aquisgrán; pero en 1750 el soberano británico abandonó el derecho que había obtenido, mediante una fuerte compensación económica.

Los negros que ocupaban la parte más baja de la escala en la jerarquía social colonial. Pero Sin embargo, los antropólogos han podido establecer que los esclavos procedentes de los pueblos bantú y sudanés eran con frecuencia más civilizados que la mayoría de los indios. Mientras que los aztecas y los incas, por ejemplo, seguían en la edad de bronce, los africanos trabajaban ya el hierro. Y mientras que muchas tribus americanas vivían de la recogida de frutos, los negros eran agricultores. Mezcla de animismo y de Islam, la cultura africana resultaba, de hecho, muy compleja y su riqueza se revelaba, sobre todo en la música, más profunda y menos afectada que la de los indios.

Este incremento en el comercio negrero fue acompañado, en la mayoría de los casos, por una fuerte ideología racista, los negros eran considerados seres inferiores, asimilados frecuentemente a animales, sin tan siquiera poder ser considerados sujetos de derecho y por lo tanto considerados, jurídicamente, como cosas.

Aunque especialmente, el debate estaba inicialmente en si los individuos de raza negra tienen alma humana, puesto que en caso afirmativo esta actividad sería considerada ilegal por la Iglesia, lo que llevó a un fuerte movimiento para afirmar que las personas de raza negra no tienen alma. En el caso de los indígenas de América se había decidido que tienen alma por lo que no se les podía esclavizar.

De hecho era costumbre en muchas plantaciones explotar al

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