Agenda Venezuela 40 años De Un Balance
semi7 de Febrero de 2012
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Biografía de Rafael Caldera.
Rafael Antonio Caldera Rodríguez nace en San Felipe, Estado Yaracuy, Venezuela, el 24 de Enero de 1916, es huérfano de padres, adoptado por una acaudalada familia venezolana. Caldera estudió en el colegio de los jesuitas de San Ignacio. Realizó sus estudios superiores en la Universidad Central de Venezuela, 1931-1938, en la Facultad de Derecho y Ciencias Políticas, logrando el doctorado, posteriormente enseñó sociología y leyes en varias universidades, fue dirigente político estudiantil, lo que le llevó al mundo político.
Entre su currículum educativo Caldera, dominaba lenguas como el Francés, Inglés, Italiano, algo de Alemán y lectura de Portugués. Ha sido miembro de la Academia Venezolana de la Lengua Española, en este aspecto logró que la palabra "millardo", haya sido aceptada como sinónimo de "mil millones", por la Real Academia Española de la Lengua.
Caldera ha participado círculos educativos y políticos, como la dirección del Instituto Venezolano de Derecho del Trabajo (1958-1966) y las presidencias de la Asociación Venezolana de Sociología (1958-1967), la Organización Demócrata Cristiana de América Latina (1964-1968) y la Unión Mundial Demócrata Cristiana (1967-1968). Fue fundador de varios partidos, antesala de COPEI.
Fue secretario de las Juventudes Católicas Venezolanas. En 1936 participó en la formación de la Unión Nacional Estudiantil (UNE), el cual el 1 de Octubre de 1938 terminó convirtiéndose en partido político con el nombre de Acción Electoral. Esta última se integró posteriormente en el Movimiento de Acción Nacional (MAN) y fue legalizada el 2 de Junio de 1942, siendo uno de los grupos que originó el 13 de Enero de 1946 el partido socialcristiano COPEI, que fue fundado por él mismo.
En este marco luchó contra la dictadura de Marcos Pérez Jiménez.
Era casado con Alicia Pietri de Caldera, con quien procreó seis hijos: Mireya, Rafael Tomás, Alicia Helena, Cecilia, Andrés Antonio, y Juan José Caldera.
Enfermo del mal de Parkinson, el ex presidente falleció en su residencia particular de Caracas en la madrugada del 24 de Diciembre de 2009, a la avanzada edad de 93 años. Fue un abogado, sociólogo, escritor, orador y político venezolano, Presidente de la República en dos ocasiones, entre 1969 y 1974, y entre 1994 y 1999 y Senador Vitalicio de la República entre 1974 y 1994 y en 1999.
Calderismo sin COPEI 1994 –1999 (Segundo Gobierno de Rafael Caldera):
El 5 de Junio de 1993 el septuagenario político presentó su propia candidatura presidencial por cuenta de la Convergencia, formación sobre la que pronto pivotó una coalición de hasta 17 partidos de amplio espectro, entre ellos los izquierdistas MAS, MEP y PCV, pero también viejas formaciones del centro-derecha como la URD y el Movimiento de Integridad Nacional-Unidad (MIN).
Esta heterogénea alianza, que adoptó el nombre de Convergencia Nacional (CN) y se ganó el remoquete popular de El Chiripero, tenía como aglutinadores la personalidad patriarcal de Caldera, el objetivo de la lucha contra la corrupción, que era uno de los grandes males medrado en la era del Puntofijismo, y la oposición a la política de ajuste, con el país sumido en la recesión.
El 5 de Diciembre de 1993 resultó electo como Presidente de la República nuevamente el Dr. Rafael Caldera, además de ser elegido ese mismo día por el voto popular, un nuevo Congreso de la República cuya integración varió sustancialmente con respecto a la que había caracterizado a la institución parlamentaria en los últimos 4 períodos constitucionales. Caldera capitalizó el descontento existente en amplios sectores del país y, acompañado de “El Chiripero”, obtuvo la Presidencia de la República por segunda vez, aunque en esta ocasión sin el apoyo del partido COPEI, del cual Caldera era miembro y fundador.
El segundo período de Gobierno de Caldera estuvo marcado por la existencia de una difícil situación económica, complicada por la crisis bancaria que se desencadenó en Venezuela tras la quiebra del Banco Latino; en ese escenario el gobierno intentó adoptar programas sociales que mejoraran un poco la situación de pobreza extrema en la que ya se encontraban amplios sectores de la población.
La quiebra del Banco Latino fue seguida del desplome de una docena más de bancos, complicando el inicio del gobierno de Caldera, gobierno cuyos primeros meses transcurrieron en la ejecución de planes económicos poco exitosos, como el Plan Sosa, el Corrales, entre otros. La promesa electoral de Caldera de establecer un gobierno con prioridad en los temas sociales no pudo ser cumplida, y su Carta de Intención con el Pueblo fue sustituida por la denominada Agenda Venezuela, plan económico éste que contó con el aval del Fondo Monetario Internacional.
Caldera privatizó VENALUM, que fue adquirida por el consorcio empresarial extranjero “Amazonia”
Caldera quiso continuar con el plan de privatizaciones iniciado por Carlos Andrés Pérez, plan que se había sido detenido por Ramón J. Velásquez en su corto mandato. Para ello, Caldera planeó privatizar SIDOR y otras empresas básicas, aunque en la práctica pudo sólo llevar adelante la venta de VENALUM, que fue adquirida por el consorcio empresarial extranjero “Amazonia”. En materia petrolera, PDVSA aceleró el proceso de apertura petrolera, que tenía como objetivo primordial, la búsqueda de nuevos capitales para llevar a cabo un vasto programa de inversiones. La apertura petrolera encontró grandes resistencias en los sectores de izquierda, en especial, desde el partido “Patria para todos” (PPT), que acusó al gobierno de querer desnacionalizar a la principal industria del país.
Tras arrancar el 2 de Febrero 1994 su mandato quinquenal en sustitución del presidente interino, Ramón José Velásquez Mújica, y formar un Gobierno de coalición minoritario con los partidos que le apoyaban y personalidades independientes, Caldera, a sus 78 años recién cumplidos pero conservando aún su oratoria articulada y ágil, hubo de enfrentar una vertiginosa espiral inflacionaria y un paralelo descenso de las reservas de divisas, empleadas generosamente por el Banco Central de Venezuela (BCV) en el intento de sostener al bolívar frente al dólar. El 27 de Junio el presidente anunció la suspensión con carácter temporal de algunas garantías constitucionales, fundamentalmente las relacionadas con la propiedad privada y la libre actividad económica. Ello se tradujo en el control por el Estado del mercado de cambios, el sistema bancario y los precios.
Las entidades financieras que se hallaban en bancarrota por la fuga de capitales y las prácticas especulativas iban a ser intervenidas y saneadas por el Estado. Decenas de bancos comerciales y firmas de servicios financieros estaban condenados a desaparecer, engullidos por su insolvencia y sus operaciones de alto riesgo. El BCV anunció la suspensión inmediata de todas sus operaciones de compraventa de dólares. Dado lo extraordinario de la situación, las draconianas medidas fueron toleradas por la opinión pública y recibieron la comprensión de la comunidad internacional, en la creencia de que serían transitorias, mientras durase la alarma financiera. En efecto, la suspensión constitucional fue levantada el 4 de Julio de 1995, en un momento de aparente estabilización, pero poco después, la producción y los precios retomaron la senda nociva. 1996 acabó registrando una histórica inflación del 103% y un crecimiento negativo del PIB de menos de medio punto, tras el 4% de crecimiento positivo generado en los doce meses de 1995.
En Abril de 1996, ante la ineficacia de sus recetas intervencionistas, Caldera optó por las medidas ortodoxas de corte neoliberal, que el FMI venía reclamándole como condición para liberar un préstamo stand by de 1.400 millones de dólares y que hasta entonces el presidente, preocupado por las repercusiones sociales, se había resistido a adoptar en cumplimiento de una promesa electoral.
Así, el Gobierno devaluó el bolívar un 70%, unificó los tipos de cambio, levantó los controles sobre las transacciones corrientes y de capitales, y liberalizó los tipos de interés bancarios, las tarifas de los servicios públicos y los precios de los combustibles, que se encarecieron un 800%. De los presupuestos del Estado se detrajo una tercera parte para atender el servicio de la deuda externa (elevada hasta los 36.000 millones de dólares), se abrazó la disciplina fiscal ligada a una reforma tributaria ad hoc (que supuso la implantación del IVA) y se reformó el régimen de prestaciones sociales (para que los trabajadores las percibieran cada año y no al finalizar la relación laboral con la empresa que los asalariaba). El nuevo paquete de estabilización y ajuste estructural, ejecutado por el ministro de Planificación Teodoro Petkoff (dirigente del MAS), recibió el nombre de Agenda Venezuela.
En el verano de1998, las perturbaciones financieras y bursátiles en toda Sudamérica, espoleadas por la crisis brasileña, más la súbita caída de los precios del petróleo en los mercados internacionales arruinaron la expectativa de la robusta recuperación que el comportamiento positivo del PIB en 1997, con un 6% de crecimiento, había generado. El penúltimo año del mandato de Caldera conoció el regreso del estancamiento, preludio que fue de una aguda recesión, así como nuevas desvalorizaciones del bolívar, si bien las medidas antiinflacionistas estaban teniendo fruto: la tasa media anual se había reducido al 30%.
La mala coyuntura del mercado del petróleo tras dos años de alzas tuvo un efecto automático en las rentas del Estado, que había
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