LA CUESTIÓN SOCIAL DE LOS AÑOS 40
Enviado por MarianelaHV • 20 de Abril de 2015 • 3.361 Palabras (14 Páginas) • 272 Visitas
LA CUESTIÓN SOCIAL DE LOS AÑOS 40.
La década de los años 40 puede ser valorada como una, o la más importante del siglo XX que se vivió en Costa Rica. Su importancia política radica en que en ella, fenece la república liberal y sus prácticas sociales, a la vez se crean las condiciones necesarias para el desarrollo del “Estado del Bienestar Costarricense”. Por eso es la década de los grandes cambios y transformaciones, indiscutiblemente marcan el quehacer social de la segunda mitad del siglo XX.
Es el periodo más rico de la historia republicana que viven los costarricenses en cuanto a situaciones políticas. Es una década de profundas contradicciones sociales, las cuáles venían acumulándose desde el siglo XIX. Es un momento histórico en que diferentes sectores sociales deciden ser dueños de su propio destino, por eso, es la década del conflicto y cambio social. Es el tiempo de las alianzas y las confabulaciones, los alineamientos de clase, es la época de los frentes populares, marcados por la lucha antifascista. Es el momento en que amplios sectores sociales de costarricenses cansados de vivir en el desamparo legal con gran incertidumbre; mientras la clase dominante, degustaba del banquete social celosamente cuidado por el estado liberal. Es la época en que se manifiestan de manera beligerante nuevos actores sociales que habían surgido políticamente en las luchas contra la dictadura de los tinocos.
La década de los 40 significa el surgimiento de nuevos planteamientos por parte de actores pequeño burgueses dispuestos a disputarle el espacio político a las viejas fuerzas salidas del proyecto liberal y constituidas en burguesía agraria; a la vez inician la confrontación con el partido comunista. La pequeña burguesía urbana que surge con grandes brios en la lucha por lograr un espacio en el añejo quehacer político basándose en nuevos planteamientos, amparados en la social democracia.
El dinamismo de la década de los 40 que se expresa en las transformaciones que sufre el estado a raíz del empuje político que impulsan amplios sectores sociales; acción que fue leída correctamente por los políticos del momento. Es así como las luchas se van concretizándose en nuevas relaciones sociales entre el trabajo y el capital, legalizadas en la constitución de 1871, al crearse el capítulo de las garantías sociales.
Los logros de la década de los 40 abrieron el camino para la modernización y el sostén de las bases políticas que los costarricenses han vivido en los últimos 50 años.
No es casual por lo señalado que dicha década, posiblemente es la más estudiada en la historia de Costa Rica. Es el período que más ha llamado la atención de estudiosos en el campo de las ciencias sociales nacionales y extranjeros. Por eso no extraña encontrar estudios de: sociólogos, politólogos, abogados, políticos, historiadores. Trabajos que van desde vulgares panfletos, ensayos, libros, productos de investigaciones de grado y postgrado; los cuáles, abordan la problemática de la década desde diversos ángulos tanto teóricos, metodológicos y hasta ideológicos.
BALANCE PARCIAL DEL ESTADO DE LA CUESTIÓN
No pretendemos hacer una presentación de la producción más significativa sobre esta década; el objetivo es evidenciar la pertinencia de ahondar en una situación particular de grandes consecuencias en los sucesos del 48.
Llama la atención que en algunos de los estudios más significativos de la época el caso de la huelga de brazos caídos recibió un tratamiento ligeramente marginal, a pesar de lo determinante que fue esta huelga en la guerra civil. Lo anterior puede ser constatado a partir de la siguiente exposición. Manuel Rojas Bolaños en su estudio (1) le dedica a la huelga muy poco espacio y su análisis se limita a dar una descripción del hecho propiamente. De igual forma John Patrick Bell en su investigación (2) le dedica 6 páginas, presentando lo sucedido en términos muy generales y sumando la huelga a los restantes hechos que surgieron en el conflicto. Don Eugenio Rodríguez Vega en la obra (3), no varía lo realizado por lo anteriores autores. Hace una descripción general de lo acontecido sin reparar en los efectos posteriores de la huelga.
El estudio de Oscar Aguilar B (4); en este caso, la huelga recibe un tratamiento de mayor profundidad y extensión pero termina desapareciendo en el análisis general de la problemática estudiada. La obra, Urnas de lo Inesperado (5) de reciente publicación, de los autores Iván Molina J y Fabrice Lehoucq; excelente obra sobre el fraude electoral entre 1901 y 1948; estos le dedican unos cuantos párrafos a la huelga, situación razonable dado que el objeto de estudio es muy claro: el fraude. Una interesante síntesis de la época de los 40 es el estudio de Victor Hugo Acuña (6), eso sí, el tratamiento que le da a la huelga es bastante general finalmente podemos señalar el trabajo de Fabrice Lehoucq (7), en lo relacionado a la huelga se limita solamente a citarla.
Como se ha constatado, el tratamiento dado a la citada huelga ha sido marginal; de inmediato salta la duda es importante dedicarle nuevos esfuerzos?. La respuesta es sí, ya que la huelga significa la coyuntura necesaria que le va a permitir a una fuerza política minoritaria como es el grupo social demócrata asumir nuevas posiciones y espacios políticos que le permiten recomponer las fuerzas al interior del grupo opositor y a partir de ese momento acceder al poder, una vez finalizada la guerra civil del 48.
SITUACIÓN POLÍTICA EN 1947
La lucha por el poder político a mediados de 1947, aparentemente se había “definido” al establecerse los dos candidatos que lucharían por la presidencia de la república: Rafael Ángel Calderón Guardia por el oficialismo y Otilio Ulate Blanco por la oposición. Estos dos candidatos, se presentan al electorado en un ambiente político de gran violencia, cargado de temores y resentimientos; particularmente, los temores y resentimientos son las aguas en que navegaba la oposición. Esta conducta se debe a: el temor a un fraude electoral sentimiento que embargaba a toda la oposición. Los resentimientos y frustración fundamentalmente enquistados en el grupo social demócrata en alianza con una oscura oposición; sobresalía entre los social demócratas José Figueres F, quien no olvidaba el exilio sufrido en el gobierno de Calderón Guardia (1940-1944) y menos la derrota del 13 de febrero de 1947 en la convención de oposición en donde sale ganador Otilio Ulate.
Con la derrota a Figueres Ferrer se le cerraba el paso a los jóvenes que habían fundado el Centro de Estudios para Problemas Nacionales a inicios de los 40. Para la tendencia social demócrata la situación era oscura y complicada pues realmente a su candidato la habían “barrido”. El cálculo electoral de aliarse con una oposición conservadora intransigente y prepotente de poco les había servido. Eso sí, la derrota en la convención fortaleció otras tesis: el guerrerismo, postura política que desde tiempos atrás uno de los líderes social demócratas como José Figueres F. (8) comentaba a los cuatro vientos. La oposición guerrerista también es compartida por John Patrick Bell, quien sostiene :
“ El terrorismo comenzó en 1945 pero no fue un asunto de gravedad sino hasta fines de 1946, cuando la casa de Manuel Mora fue parcialmente destruida con dinamita…. Células organizadas del partido social demócrata llevaban a cabo una campaña sistemática de subersión (9).”
El grupo social demócrata con la derrota electoral inicia la ruta que lo alejaría del ámbito político electoral para acercarse al choque y a la confrontación, como única salida al conflicto político que se vivía desde: la promulgación de las garantías sociales y la alianza calderocomunista.
Los socialdemócratas tenían amplio conocimiento que al interior de la oposición, existían grupos sociales dispuestos a enfrentarlos en el momento oportuno. También sabían que la alianza con la oposición era un asunto coyuntural dados los proyectos políticos por los cuáles luchaban. La realidad política y la situación precaria que vivían los social demócratas en el seno de la oposición más la capacidad de análisis de algunos de ellos: Rodrigo Facio, Eloy Morua, Carlos Monge…, los hacen ver la necesidad de dar un golpe de timón en la situación social y la dinámica política, pues era necesario asumir un mayor protagonismo en la campaña que significara réditos políticos, o bien alterando las reglas del juego en este caso las leyes electorales.
Cambiar las leyes electorales por lo siguiente: Primero en la década de los 40 el sistema electoral se ve sometido a una fuerte campaña de desprestigio por parte de los derrotados en las elecciones presidenciales de 1944 y las de 1946 para diputados, alegando grandes fraudes (10) hoy se sabe que los fraudes se daban desde fines del siglo XIX, asunto que no es extraño en el siglo siguiente ya que también se ejecutaban; la realidad de los famosos fraudes es que si bien es cierto se daban el porcentaje fraudulento no alteraba el resultado final por lo tanto no eran decisivos (11).
Segundo, el conflicto social suscitado al calor de las garantías sociales y de la alianza calderocomunista, ambos hechos de profundos efectos en la sociedad costarricense al cambiar las reglas del juego liberal que regían las relaciones trabajo-capital. Esta particularidad no se le ubicó en la verdadera
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