Analisis De Criticidad
yajanismailen21 de Junio de 2015
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ANALISIS DE CRITICIDAD APLICADO A LA EMPRESA ALMACENES OLIMPICA S.A MONTERIA
JESUS BEDOYA
YAJANIS CORREA CASTAÑO
MARIA VICTORIA SOLANO GIRALDO
JAIDER ZAMBRANO CIPRIAN
PRESENTADO A:
ING. ESP AMELIA MARGARITA CORRALES BUELVAS
UNIVERSIDAD DE CÓRDOBA
FACULTAD DE INGENIERIAS
INGENIERIA INDUSTRIAL
MANTENIMIENTO INDUSTRIAL
INTRODUCCIÓN
En el presente trabajo se propone una metodología cuantitativa para determinar la criticidad de varios equipos de la empresa Olímpica S.A. para determinar que equipos son a los que se le debe hacer mayor énfasis en cuanto a la gestión del mantenimiento, para con ello diseñar e implementar programas efectivos de control de fallas y averías de los equipos que operan en la empresa anteriormente mencionada.
El criterio rector es considerar la criticidad como un indicador de la “magnitud del problema” que ocasiona la falla de un módulo o equipo. Una vez obtenido el nivel de criticidad, éste será empleado para definir la estrategia de mantenimiento de ese módulo o equipo. O sea que todos los criterios que se adoptan para definir y cuantificar la criticidad, sirven para decidir finalmente una estrategia de mantenimiento.
OBJETIVOS
GENERAL
Entender las variables que afectan la funcionalidad del equipo en el tiempo con el fin de implementar y controlar sistemas de mantenimiento de cualquier empresa productiva o de servicios, esto con la ayuda de métodos cuantitativos como el análisis de criticidad para medir dichas variables y poder tomar decisiones de mantenimiento a corto mediano y largo plazo.
ESPECIFICOS
• Definir la criticidad para ser empleada en los planes de mantenimiento.
• Establecer las variables que van a influir sobre la criticidad.
• Cuantificar la incidencia de cada variable y lograr niveles de criticidad cuantificados en escalas.
• Definir tres categorías criticidad, encuadrando los niveles calculados dentro de bandas.
ESTRUCTURA DEL TRABAJO
DESCRIPCIÓN DE LA EMPRESA
RESEÑA HISTORICA
DIRECCIONAMIENTO ESTRATEGICO
POLITICAS DE SERVICIOS
MISIÓN
VISIÓN
VALORES
RESPONSABIILIDAD SOCIAL
SECCIONES
ESTRUCTURA ORGANICA
ANALISÍS DE CRITICIDAD APLICADO A ALMACENES OLIMPICA S.A
METODOLOGIA
EQUIPOS ANALIZADOS
CRITERIOS DE EVALUACIÓN
APLICACIÓN METODO DE PONDERACIÓN
CALCULO DE CONSECUENCIAS
MATRIZ DE RIESGOS
RESULTADOS
ANALISIS
RECOMENDACIONES
DESCRIPCIÓN DE LA EMPRESA
RESEÑA HISTORICA
Don Ricardo Char, de orfebre a comerciante
Ricardo Char nació en Damasco Siria, padre de (Fuad, Farid, Jabib, Simón, Ricardo, Miguel y Mary).
Siendo orfebre, es atraído por las 2 monedas de oro que Nicolás envío en dos ocasiones a su familia, decide en 1926 viajar a Lorica Colombia siguiendo los pasos de su hermano.
Como era costumbre en las familias bajo la cultura de raíz semítica, su mayor esfuerzo lo dedicaron al hijo, suerte con la que corrió Char.
Mientras tanto, Nicolás el hermano viaja a Lorica con otro sirio inmigrante de apellido Fayad el cual había acumulado una gran fortuna.
Es así, como Nicolás en compañía de Fayad, se inicia como comerciante a las orillas del Sinú. Con un castellano rudimentario y un poco de apoyo del diccionario, llega a Colombia Ricardo Char. Apenas llegado, monta un pequeño negocio de joyero en Lorica y más tarde va trayendo a otros miembros de su grupo familiar.
Tras darse cuenta que siendo un pueblo tan pequeño no existía mayor espacio para las joyas, decide montar un almacén.
Tiempo después Nicolás, vuelve a Siria.
Por otro lado, cristiana y de origen libanes, entra en la escena Erlinda, madre de los Char, llegando con su padre a Cereté. El que tiempo atrás había intentado establecerse como comerciante en Cartagena, sin suerte, terminando finalmente en Lorica.
Ricardo y el padre de Erlinda se cruzan en un hotel, del cual surge el matrimonio con ella y una asociación de negocios entre yerno y suegro.
La llegada de los Char a Barranquilla y el primer Almacén Olímpico
Fruto del cruce sirio-libanés surge la primera generación de los Char Abdala, adoptan por completo la cultura costeña y crean sus raíces completamente colombianas, dejando atrás por completo a Siria.
Tanto Char como Abdala, cada una por su lado, atendían sus propios negocios. Y por otro lado, manteniendo su independencia económica, Erlinda más tarde decide apoyar obras sociales entre las cuales se destaca el grupo filantrópico de las Damas Rosadas.
En su deseo por crecer, se mudan a Barranquilla, en 1952, año de fuerte violencia en el país.
A pesar de tener ambiciones para crecer en pro de su familia, Ricardo era apasionado por la lectura y la poesía más que el ruido de las máquinas registradoras, como sucedía en los negocios de sus colegas y paisanos. (…)
De todos modos, decide arriesgarse y surge así el Almacén Olímpico, una cacharrería de pequeñas baratijas: hilos, encajes, cremalleras y botones; dulces y galletas; peines y cepillos; blocks de papel, tinta, cuadernos y lápices; cintas, elásticos y agujas; Alka-Seltzer, sal de frutas, curitas y esparadrapo; coloretes; talcos y aceites; maquinillas de afeitar y jabones, más todo ese pequeño arsenal de ofertas domésticas sin pretensiones, en un barriecito también sin pretensiones.
En una época de poca tecnología y no muchos avances, el almacén Olímpico seguía sin mayor progreso, hasta que el 30 de julio de 1955 Ricardo, sufre un accidente de tránsito, sufriendo fracturas en las dos piernas. A raíz del percance, siendo aún muy pequeños sus hijos, Fuad – el mayor, estudiante de la Escuela Naval de Cadetes en Cartagena- fue llamado a reemplazarlo. Fuad acudió, pese a que acababa de ser uno de los dos cadetes colombianos seleccionados para irse cuatro años a estudiar a la Base Naval de Kings Point en Virginia. Los dos hermanos siguientes en edad, Farid y Jabib, también se retiran de sus colegios para ayudar.
Resultante de este suceso, Ricardo descubre la disposición y actitud comercial de sus hijos, un nuevo horizonte para el almacén y que Fuad persistía en sus sueños de continuar con la carrera naval y conservaba en secreto el deseo de ser médico.
De la cacharrería original a la cadena de Droguerías
(…) Las ventas en manos de los tres jóvenes Char se multiplicaron y este corto período transformó la mentalidad de un negocio de modelo antiguo y ritmo pausado, cuyas ganancias dependían de altos márgenes, a un negocio rápido, de ventas en progresión y márgenes mínimos, pero a precios sin competencia. Nadie vendía más barato.
Cuando Ricardo vuelve a asumir el mando, ya el negocio había cambiado. El primogénito, Fuad, le propone montar un segundo local dedicado a la droguería sin abandonar ciertas líneas de miscelánea. Los tres hijos mayores conformaban así un equipo empresarial.
Dejando a cargo de sus hijos mayores los dos negocios iníciales, Ricardo decide abrir junto a Simón, un tercer local.
Cada local iba siendo administrado por uno de los hermanos, estrechando la actividad comercial de la familia. La clave del éxito como gestión familiar, desde entonces, ha sido manejar una gerencia participativa, en las que los desacuerdos eventuales se concilian y las decisiones importantes de toman solidariamente y sin reversa.
Andando el tiempo, Fuad se interesa por estudiar química farmacéutica, animado por el concepto de farmacia-boticaria de la época, logrando así interpretar prescripciones y preparar las recetas.
Era común que la gente supiera sanar torceduras, aplicar infusiones, compresas y curas a base de yodo, árnica, mentol, cicatrizantes y un largo arsenal de medicaciones coleccionadas por centurias. O combinar bebedizos tradicionales a base de quinina, tilo, bicarbonato de sodio, azúcar de leche, aceite de ricino y toda suerte de laxantes. Y al lado del extenso surtido de la farmacopea tradicional, se expendían también las especias más comunes para dar sabor o preservar los alimentos. O aromáticos para sanear los ambientes, despejar los bronquios y alejar las plagas. Por supuesto, había también antibióticos y una creciente cantidad de productos de marca.
Las droguerías, prestaban también el servicio de aplicar inyecciones y domicilios; tenían el único teléfono público en su zona y, fuera de los productos de farmacia, vendían revistas, historietas, boletos para los bazares o fiestas de vecindario y todos los artículos de cosmética y aseo. Eran así el preámbulo del servicio al cliente y atención personalizada. La cercanía a la clientela, tanto en términos de proximidad física como de vecindaje y amistad, es un sello que los Char aprendieron ahí e impusieron desde entonces a sus negocios.
De esta manera, tanto hermanos como padre, van aprendiendo de verdad el arte del comercio.
La cadena
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