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Antecedentes de encuentros de las tres religiones monoteístas más importantes

ale40Ensayo17 de Junio de 2014

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Antecedentes de encuentros de las tres religiones monoteístas más importantes

Históricamente, hay que considerar las relaciones judeo-musulmanas y cristiano-musulmanas a dos niveles: el primero incluye las visiones política y religiosa a nivel oficial, y el segundo, el nivel popular o de masas. Recordemos también que Abraham es un patriarca cuya autoridad es reconocida tanto por musulmanes como por judíos y cristianos.

El Cristianismo surgió tomando un papel de adversario respecto al Judaísmo; el Islam, tal como fue enseñado por el profeta Muhammad en el siglo VII d. C., se convirtió pronto en una doctrina antagonista para las otras dos confesiones. Vale la pena señalar que la polémica islámica con las confesiones anteriores no comenzó en un entorno socio-cultural en el cual el Judaísmo o el Cristianismo tuviesen un número sustancial de seguidores. Al contrario, cuando la revelación coránica empezó a censurar a estas religiones y a sus seguidores, había muy pocos, si acaso algunos, judíos y cristianos mequíes, en contraste con los individuos que tenían inclinaciones monoteístas en el sentido más amplio. Es igualmente importante, aunque menos determinante, observar que para cuando terminó la revelación coránica, y en apariencia debido a las razones socio-políticas particulares de Medina, se había adoptado una posición considerablemente menos favorable hacia los judíos que hacia los cristianos. Sin embargo, en siglos posteriores, el escaso número de judíos –salvo excepciones en las sociedades no islámicas, y su escasa influencia política comparada con la de los cristianos, los “protegió” de tan abierta hostilidad hasta mediados del siglo XX, cuando se fundó el Estado de Israel.

En numerosas ocasiones, los “preceptos” del Corán, la Sunna y la Ley Islámica con respecto a los no musulmanes se convirtieron en justificaciones auxiliares para actuar en contra de los cristianos residentes en sociedades islámicas. Los cristianos eran bastante numerosos en los territorios dominados por los musulmanes y, con pocas excepciones, vivían en paz. Las hostilidades abiertas entre musulmanes y cristianos surgieron con frecuencia a partir de disputas étnicas y territoriales, o como consecuencia de la recaudación regional de impuestos sobre los cristianos. Sin embargo, las relaciones entre las políticas euro-cristiana e islámica fueron casi siempre hostiles. Aunque las razones reales para las hostilidades abiertas eran mucho menos religiosas que políticas, el factor religioso, reforzado por los clérigos y los ulemas era, no obstante, una justificación para continuar las animosidades. Los ataques militares musulmanes, que con demasiada frecuencia son llamados yihads, fueron principalmente intentos de ofensivas y defensas de una parte limitada de su territorio. Las Cruzadas, entre los siglos XI y XVII, en las cuales tomaron parte el Papado, los franceses, los ingleses y otros cristianos, fueron una serie de ataques y represalias contra el expansionismo musulmán que afectaron directamente tan solo a una pequeña porción de musulmanes.

Mientras que recientemente algunos estudiosos cristianos y musulmanes han citado varios tratados cristianos medievales que son claramente islamófobos, no se ha probado que tales obras hayan tenido profundos efectos en las clases populares europeas. Y las teorías raciales euro-americanas, ampliamente discutidas durante los siglos XIX y XX, y los intereses geopolíticos occidentales afectaron a las relaciones entre musulmanes y occidentales.

La construcción de las naciones sobre modelos y esquemas de alianza euro-americanos mejoró las relaciones políticas, económicas y militares entre Islam y occidente. La religión, tanto el Cristianismo como el Islam, se hicieron cada vez menos importantes en las relaciones entre ambos mundos.

Conviene ahora recordar los principios básicos que informan las dos categorías de Acuerdos. Los cinco Acuerdos parciales, firmados uno en 1976 y los restantes en 1979 con la Santa Sede, sobre asuntos jurídicos, enseñanza y asuntos culturales, asuntos económicos y asistencia religiosa, constituyeron, por una parte, la revisión del concordato de 27 de agosto de 1953; y, por otra, respondían a una situación jurídico-política distinta. En ese periodo fue urgente y necesario plantearse una nueva reglamentación de las relaciones entre las Iglesias. En aras de la libertad, igualdad y pluralismo religioso, el contenido de estos Acuerdos manifiesta un cierto paralelismo de los Acuerdos con la Santa Sede ya firmados; respetándose al mismo tiempo la idiosincrasia y naturaleza de cada Confesión. Respecto a su contenido concreto conviene señalar la similitud de los temas tratados y su parecida redacción. Entre las materias tratadas se contempla: el ámbito de aplicación; la protección jurídica de los lugares de culto y cementerios; el estatuto de los ministros respectivos con determinación de los derechos específicos que se derivan de su función religiosa, forma de cumplimiento de sus deberes militares y situación personal en el ámbito de la Seguridad Social; la atribución de efectos civiles al matrimonio musulmán, judío o evangélico; la asistencia religiosa en centros o establecimientos públicos –fuerzas armadas, hospitales, centros docentes, centros penitenciarios-; la educación y formación religiosas; la financiación, el régimen tributario de las confesiones firmantes y los beneficios fiscales aplicables a determinados bienes y actividades de las mismas; las festividades religiosas y el descanso semanal; y la conservación y fomento del Patrimonio Histórico y Artístico, islámico o judío; así como la salvaguardia de la identidad del sacrificio de animales y productos alimentarios.

Lo que resulta evidente es que tienen una naturaleza jurídica diferente los Acuerdos con la Santa Sede y la Iglesia católica ya que la Santa Sede y la Iglesia Católica tienen personalidad jurídica internacional, no así las demás Confesiones religiosas.

Acuerdos de paz entre Israel y Palestina

Análisis:

¿A qué llegaron y si se cumplió o no?

Acuerdos de Camp David de 1978

Fueron el acuerdo firmados por el presidente egipcio Anwar el-Sadat y el primer ministro israelí Menachem Begin el 17 de septiembre de 1978 tras doce días de negociaciones secretas con la mediación del presidente de los Estados Unidos, Jimmy Carter, y mediante los cuales Egipto e Israel firmaron la paz en los conflictos territoriales entre ambos países.

Tras las elecciones presidenciales en Estados Unidos en 1976, Jimmy Carter había iniciado contactos directos entre los dirigentes de Egipto, Siria, Jordania e Israel, junto a representantes palestinos, para impulsar un proceso de paz que pusiera término, al menos, a los enfrentamientos fronterizos entre Israel y sus vecinos árabes, para entrar más tarde en el fondo del problema palestino que se pretendía resolver.

El punto de partida de Israel era negar la presencia palestina en cualquier conversación y aceptar una posible retirada de la península del Sinaí. Por su parte, Egipto no quería la intervención norteamericana en el proceso y prefería conversaciones bilaterales de Israel con cada uno de los países árabes.

Tras una crisis significativa el día 14 de septiembre que estuvo al borde de hacer fracasar las negociaciones, el 17 se firmó un acuerdo público refrendado por Estados Unidos que en síntesis determinaba:

En primer lugar, Israel abandonaría el Sinaí por completo, incluido el desmantelamiento de las colonias instaladas, devolviendo la plena soberanía del mismo a Egipto que no podría mantener más que un número reducido de fuerzas militares en la zona, firmándose la paz seis meses más tarde. A su vez, Egipto reconocería la existencia del Estado de Israel. Egipto fue el primer país del mundo árabe en hacerlo, lo cual le supuso el descontento de los demás países árabes.

En segundo lugar se firmó un acuerdo básico que establecía el calendario y un mínimo de competencias para negociar el establecimiento de un régimen autónomo en Cisjordania y en la franja de Gaza. Al mismo tiempo se estableció el franco paso de buques en el Canal de Suez y otras cuestiones menores.

Las más inmediatas consecuencias de los acuerdos fue el rechazo frontal del mundo árabe al mismo, incluidos los palestinos, con la ruptura de relaciones diplomáticas con varios Estados árabes. Después se firmó un tratado de paz entre ambas partes que puso fin a los años de hostilidades entre los dos países.

El asesinato de Sadat en 1981 y el enfrentamiento entre Irak e Irán en 1980 tuvieron sus raíces en la fractura del mundo árabe y musulmán. Irak trataba de erigirse en referente de la zona tras el castigo que sufría Egipto, y demostrar su potencia militar, no tanto ante Israel, como ante sus países vecinos. Las consecuencias a más largo plazo fueron la evidencia de que era posible un modelo de convivencia de los distintos estados árabes con el estado judío y que los caminos para la resolución del conflicto palestino podían seguir un modelo de negociación alejado del enfrentamiento bélico.

Los Acuerdos de Oslo de 1993

Este acuerdo implicaba que debía haber un período de transición de cinco años durante el cual se negociaría un acuerdo permanente, y durante ese período, el gobierno israelí se mantendría como el único responsable de los asuntos exteriores, la defensa nacional y las fronteras. En este sentido, Israel seguirá siendo responsable de la seguridad en las fronteras internacionales y los puntos de cruce con Egipto y Jordania. Israel también conservaría la responsabilidad de

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