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Enviado por   •  27 de Septiembre de 2012  •  3.728 Palabras (15 Páginas)  •  264 Visitas

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Alfred Werner

(Mulhouse, 1866 - Zürich, 1919) Químico suizo, premio Nobel de Química en 1913 en reconocimiento a su trabajo sobre el enlace de los átomos en las moléculas. Estudió los compuestos complejos, especialmente los complejos orgánicos del hierro, del cromo y del cobalto. En su teoría de la coordinación distinguió las valencias principales y las secundarias o coordinadas, que unen entre sí moléculas saturadas y las representaba por fórmulas estereoquímicas. Además, descubrió actividad óptica en algunas sales inorgánicas complejas.

Su infancia transcurrió en Mulhouse, donde acudió a la escuela. Desde muy joven mostró interés por la química y su primer trabajo de investigación independiente lo realizó a la edad de 18 años. Entre 1885 y 1886 acudió a las lecciones de Engler en la Escuela Técnica de Karlsruhe, mientras realizaba su servicio militar en esa ciudad. En 1886 asistió a los cursos en la Escuela Politécnica de Zürich y en 1989 obtuvo el diploma en química técnica.

En ese mismo año comenzó a trabajar como profesor ayudante en el laboratorio de Lunge e inició su colaboración investigadora con el Prof. Hantzsch, quien le había influenciado de forma notable durante sus años de estudio. En 1890 se doctoró por la Universidad de Zürich con una tesis sobre la disposición espacial de los átomos en moléculas conteniendo nitrógeno. Entre 1890 y 1891 siguió trabajando en este tema y visitó París, donde trabajó con el Prof. Berthelot en el Collège de France.

En 1892 volvió como profesor al Politécnico de Zürich y en 1893 fue nombrado profesor asociado de la Universidad de Zürich, donde sucedió a Victor Merz en la impartición de los cursos de química orgánica. Con tan solo 29 años (1885) fue nombrado catedrático de química de la universidad (a partir de 1902 impartió también las clases de química inorgánica). En 1894 se casó con Emma Giesker con quien tuvo un hijo y una hija. En 1895 adquirió la nacionalidad suiza y decidió permanecer en Zürich rechazando los puestos que le ofrecieron en Viena, Basilea y Würzburgo.

El nombre de Werner permanecerá siempre asociado a la teoría de la coordinación que él mismo estableció, cuyos fundamentos descansan sobre su trabajo durante la tesis doctoral (1890). En ella ya formuló la idea de que en numerosos compuestos de nitrógeno trivalente, los enlaces del nitrógeno se dirigen hacia los vértices de un tetraedro, mientras que el nitrógeno ocupa el vértice restante. En 1891 publicó un artículo sobre la teoría de la afinidad y la valencia, donde se sustituía la concepción de la valencia fija de Kekulé por la idea de que la afinidad es una fuerza atractiva que se ejerce desde el centro de un átomo y que actúa de manera uniforme hacia todas las partes de las superficie del átomo.

En un artículo sobre compuestos minerales publicado en 1893, estableció su teoría sobre la valencia variable, según la cual los compuestos moleculares inorgánicos contienen átomos que actúan como núcleo central alrededor de los cuales se distribuyen un número definido de otros átomos, radicales o moléculas, configurando geometrías espaciales simples. Al número de grupos que rodean el átomo central lo denominó número de coordinación (índice de coordinación), siendo el número de coordinación 6 (donde los grupos se sitúan en los vértices de un octaedro) especialmente abundante.

Durante los siguientes 20 años, Werner y sus colaboradores prepararon nuevas series de compuestos moleculares y estudiaron sus configuraciones. Sus investigaciones le llevaron al descubrimiento de isómeros ópticamente activos de los complejos, cuya existencia ya había predicho Werner. Lograron más de 40 series de complejos ópticamente activos con simetría octaédrica que fueron separados en sus formas activas, de manera que la configuración espacial de los complejos con número de coordinación 6 fue establecida tan firmemente como la geometría tetraédrica del átomo de carbono de Van't Hoff y Le Bel. Werner también trabajó con complejos con otros números de coordinación, sobre todo 4, que pueden tener una geometría tetraédrica o planocuadrada.

Su producción científica quedó plasmada en innumerables artículos (más de 50 individuales) y en los libros Neuere Anschauungen auf dem Gebiete der anorganischen Chemie (Nuevas Ideas en Química Inorgánica), Lehrbuch der Stereochemie (Tratado de Estereoquímica), ambos publicados en 1904 y Ueber die Konstitution und Konfiguration von Verbindungen höherer Ordnung (1914). Fue miembro de numerosas sociedades científicas de Alemania, Suiza, Reino Unido y Rusia. En Francia fue galardonado con la Medalla Leblanc y nombrado Oficial de la Instrucción Pública. Cuando recibió el Premio Nobel en 1913, ya sufría de arteriosclerosis. En 1915 tuvo que dejar las clases de química y en 1919, poco antes de su muerte, abandonó la cátedra.

Teoria Del Universo Pulsante

TEORÍA DEL UNIVERSO PULSANTE

El primero en hablar sobre un universo pulsante u oscilante fue el físico Richard Tolman, del Instituto Tecnológico de California, cuyos estudios y propuestas fueron publicados a comienzos de la década de 1930. Un universo pulsante es cerrado, pero no desaparece después de colapsar, sino que inicia un nuevo ciclo expansivo; el proceso de expansión y contracción se reitera y pasa por numerosos nuevos ciclos. Si nuestro universo fuese pulsante, debería ser muchísimo más viejito que la edad que se le calcula de unos 15.000 millones de años, ya que los seguidores de este modelo calculaban para él 10.000 millones de años, cálculo que sólo medía el tiempo transcurrido desde el inicio del último ciclo de expansión.

Según esta teoría, antes de este ciclo que estaríamos viviendo, habría existido un universo muy semejante al actual, y que, después de haberse expandido, se contrajo y formó el o gran átomo primigenio. En ambos casos se trataría de una sucesión de fenómenos semejantes, trabajando en sistema cerrado dentro de un universo pulsante, o, más poéticamente, en un eterno retorno, sin fin dentro del tiempo, pero cuyo límite espacial quedaría fijado por las más lejanas regiones hasta donde las explosiones logren llegar para detenerse y transformarse en contracciones.

Este modelo cosmológico presenta una dificultad evidente de acuerdo a la segunda ley de la termodinámica, una ley fundamental de la física que obliga a cualquier sistema aislado a adquirir un grado de desorganización cada vez mayor, hasta alcanzar un estado de máximo desorden. Después de numerosos ciclos, se esperaría que un universo pulsante fuese mucho más

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