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Análisis De La Coyuntura

Johanna28 de Junio de 2011

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La experiencia del "análisis de coyuntura"

A pesar de que aparentemente el presente sería lo más fácil de conocer, la crítica de Hegel y Marx advertirá que el famoso y antiguo "aquí" y "ahora" -reivindicado como expresión máxima, si no única de realidad- está lejos de otorgarnos la evidencia que el quisiera. Las numerosas formas e intentos de captarlo, la casi eterna discusión epistemológica sobre su carácter, y las pocas técnicas formalizadas para aprenderlo, revelan que el "análisis de coyuntura" debe todavía caminar un largo camino para poder ser considerado de mayor validez que el juicio del sentido común. Algunas de estas cuestiones se intentan mostrar a continuación.

Los estudios sobre la realidad actual o de su seguimiento sistemático en las últimas décadas, dentro de los cuales se ubica el PSRMA, se han hecho cada vez más imprescindibles y han supuesto esquemas de captación, acumulación y procesamiento de datos empíricos, que son similares a cualquier técnicas de archivo o proceso computarizado.

Los Estados contemporáneos, producto de su complejidad, desarrollan técnicas de control cada vez más elaboradas ante posibles situaciones de crisis políticas, y los más sofisticados sistemas de inteligencia suponen el "seguimiento de la realidad política del presente" que no difiere sustancialmente en sus objetivos, de otras iniciativas más modestas. Se trata, en lo grueso, de mantener al día el conocimiento y el control de las variables, sean individuos, grupos o clases, que en un momento determinado pudieran alterar el orden público.

El concepto de "coyuntura", y el de "análisis" de la misma, han adquirido en México, en los últimos años, una singular importancia. Existen numerosos esfuerzos institucionalizados, junto con los de El Cotidiano, que se han integrado alrededor de este procedimiento, como son, entre otros, los de el Centro de Investigaciones sobre América Latina, CIDAMO y del Sistema de Información Procesada (SIPRO). En diferentes estados de la república han surgido talleres de coyuntura como los de Información Procesada de Chihuahua, también en Michoacán, Yucatán, Veracruz etc. Equipos de investigación se han creado en diversas instituciones, como las de CIDE y la UNAM; alrededor de las dirigencias empresariales como Concamin y Canacintra; en instituciones gubernamentales como la SPP y, en prácticamente todas las Secretarías de Estado e instancias financieras como Banamex, Comermex, Somex, etcétera.

Los partidos políticos también han intentado realizar "análisis de coyuntura", en especial los cercanos a la tradición marxista, como fue el caso del Centro de Estudios de la Economía Nacional del PSUM y ahora el que sustenta la revista coyuntura del PRI, e incluso, centros de investigación internacionales, como la Wharton, se especializan en dar asesoría a instancias gubernamentales. En los últimos años, se han desarrollado numerosas experiencias referidas al "análisis de coyuntura económica", donde el presente se considera condensado en el comportamiento más reciente de algunas variables que aparecen como las más explicativas de la realidad actual.

Sin embargo, no existe en el ámbito de las ciencias sociales un campo estrictamente delimitado para el "análisis de coyuntura" como sucede al hablar de "análisis factorial", o de "contenido" o "porcentual", etc. En estos casos el análisis se refiere a un cierto procedimiento o método aplicable universalmente a prácticamente cualquier objeto. En el caso de "análisis de coyuntura" es difícil imaginar reglas generales abstractas que puedan ser aplicadas indistintamente a cualquier presente o a cualquier "coyuntura".

Los bancos de datos de estos talleres acumulan, a través de la división de la realidad social en variables socioeconómicas y políticas, los últimos acontecimientos de la realidad social, sin embargo, son pocos los "talleres de coyuntura" que realizan realmente "análisis de coyuntura", más bien, a menudo, sólo presentan la evolución de las variables elegidas ordenada en cronologías.

La utilización de los conceptos de "coyuntura" y "análisis de coyuntura" es frecuente y sin embargo la definición de los mismos no es clara ni concluyente. La concepción más general y aceptada es la que identifica la coyuntura con el presente inmediato, como lo último, lo más importante y en algunos casos lo más espectacular.

El "análisis de coyuntura", implementado por el Programa de Seguimiento de la Realidad Mexicana Actual ha tenido, para acrecentar su potencialidad explicativa, a lo largo de su proceso de investigación que definir: el ámbito general en que se ubica como "método" respecto de la tradición epistemológica; ajustar cuentas con los análisis tradicionales ortodoxos sobre el presente; definir los momentos esenciales del "análisis de coyuntura" tal como el equipo lo ha venido entendiendo; elaborar o restituir el valor heurístico de algunas categorías tradicionales; y definir procedimientos prácticos y técnicos que hagan posible el proceso de investigación del presente. Algunas de estas cuestiones se intentan mostrar en este artículo.

La cuestión epistemológica

De una manera muy general y no de forma excluyente, las alternativas metodológicas del "análisis de coyuntura", se pueden agrupar en torno a dos grandes paradigmas desarrollados en el presente siglo; por un lado, se encuentran los esfuerzos de interpretación del presente cercanos a la tradición positivista y por otro los que se pueden aproximar a las corrientes dialécticas, aunque en ninguno de estos dos ámbitos exista un tema circunscrito ni menos una metodología específica, lo que impide que haya una adscripción explícita por parte de los investigadores a algunos de estos campos, salvo en contados casos y, en especial, en los investigadores marxistas.

En cuanto a los estudios que pudieran vincularse a la tradición positivista, sus principales características son: reconocer la incapacidad de tener una concepción global del comportamiento de la sociedad e incluso negar la posibilidad de conocerla; la pretensión de objetividad basada en el análisis empírico; la exclusión de la teorización emanantista; y una pretendida asepsia política.

Por su parte, la alternativa dialéctica se opone justamente a la anterior, en cuanto rechaza: la suposición del conocimiento como instrumento; que el conocimiento de la parte -en este caso la sociedad- sea posible sin el conocimiento del todo; y, asume la "contradicción", tanto "objetiva" como "subjetiva" como la sustancia de la realidad social.

El "análisis de coyuntura" de la tradición ortodoxa leninista, es una de las variantes de la alternativa dialéctica, donde juega un papel primordial el pragmatismo, cuyo sujeto es el partido y la vanguardia, lo que trae como consecuencia la sobrevaloración de la "acción" -hipotética- del "análisis" por sobre la "comprensión" de los procesos sociales, que es su trabajo más evidente.

La alternativa positivista, y no sólo en el ámbito epistemológico, ha recibido un inesperado apoyo después de la crítica al socialismo real y el desmembramiento del llamado mundo socialista. Estos hechos han generado un desencanto casi irrecuperable en los sectores dialécticos que ha permitido el surgimiento de un "sentimiento teórico", pues no alcanza a ser teoría, denominado confusamente "posmodernismo". Si bien este sentimiento, paradójicamente, reivindica el presente ante la ilusión de la utopía, su actitud prohija más bien una actitud que impide la reflexión de éste, salvo como pasado inmediato. Más que una crítica al posmodernismo, que no está en la intención de este artículo, cabe hacer referencia a este "movimiento" sólo en la medida en que resume algunas de las principales inhibiciones que se le quiere imponer al "análisis de coyuntura".

Hoy, ante la generalización del desencanto del "posmodernismo", se cuestiona la posibilidad de que la historia especialmente el presente, puedan ser objeto de rigurosidad, de ciencia. A lo más, pareciera que la historia, en esta perspectiva, se reduciría a una serie de datos contables y verificables en vistas de un sospechoso pragmatismo. [5]

Se piensa en este confuso ambiente posmoderno, que las reglas de:

"...la antigua lógica, de la definición, de la clasificación y del razonamiento" -que contienen las reglas del "entendimiento" y también de la más moderna lógica llamada dialéctica- "no convienen a la ciencia especulativa o más bien se contenta(n) de sentirla en lugar de reconocerla. Por ello se ha(n) rechazado las reglas como simples cadenas, para disertar arbitrariamente, consultando su corazón, su imaginación, fiándose en los azares de la intuición." [6]

Es en los albores de la modernidad, con Kant, cuando se pretende dejar sentada las bases definitivas de los límites de la Razón. El desalojo de la molesta "razón de la sin razón que la razón no conoce", es decir de la metafísica, pareciera ser el dicho fácil de un irracionalismo que se servirá descaradamente de los beneficios de la Razón para dejar en el misterio de la casa en -sí la contradicción, no sólo del objeto sino también del sujeto, y pretenderá reducir

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