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Aportaciones De Justo Sierra A La Educacion

selenesecita19 de Octubre de 2013

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INDICE

INTRODUCCIÓN-------------------------------------------------------------------------- 2

JUSTO SIERRA--------------------------------------------------------------------------- 3

EL SUEÑO DE JUSTO SIERRA: LA ESCUELA MODERNA MEXICANA 5

EL TESTAMENTO EDUCATIVO DE SIERRA------------------------------------ 6

CONCLUSIONES------------------------------------------------------------------------ 11

BIBLIOGRAFÍA--------------------------------------------------------------------------- 12 

INTRODUCCIÓN

Puesto que la educación emerge como un fenómeno social no solo por sus fines (integrar al niño al mundo-sociedad), sino también porque aporta con su ejercicio a la conformación de la realidad social y cultural de los distintos grupos humanos, podemos afirmar que la forma en la que se adquieren estos conocimientos van a ser condicionados no sólo por la forma en que se enseña o aprende, sino por todos aquellos factores que intervienen directamente sobre este proceso de construcción del conocimiento, siendo ésta la visión de Justo Sierra, será de gran utilidad conocer sus aportes en educación.

Al conocer el desarrollo histórico de la educación en México, nos percataremos de que la educación y la labor del maestro se han transformado, al paso del tiempo, como un producto de las necesidades y demandas sociales, las políticas gubernamentales, la influencia del pensamiento educativo y la acción de organizaciones y movimientos sociales. Asimismo, podrán reconocer la influencia que la educación ha ejercido en el desarrollo de nuestro país a través de la alfabetización y el aumento de la escolaridad, y comprenderán también que su impacto en los procesos de transformación cultural, de movilidad social y en el desarrollo económico no es inmediato, sino de mediano y largo plazo.

El propósito del presente trabajo es dar a conocer los aportes que hicieron algunos héroes de nuestra historia en educación, así como también enriquecer el conocimiento de la historia de nuestro país.

Dicho lo anterior nos planteamos las siguientes interrogantes para el desarrollo de esta investigación: ¿Quién fue Justo Sierra?, ¿En que favoreció a la educación?, ¿Qué sueños tuvo Justo Sierra respecto a la educación?, ¿Cuál fue el testamento educativo que nos dejó?, ¿En qué época de la historia aparece Justo Sierra?, ¿Cuál es el fin de los congresos de instrucción pública?. 

Para conocer más acerca de la educación en nuestro país, es necesario recordar a uno de sus más grandes impulsores “Justo Sierra”.

JUSTO SIERRA

Nació en San Francisco de Campeche, un 26 de enero de 1848, hijo de Justo Sierra O´Reilly, eminentemente novelista e historiador, y doña Concepción Méndez Echazarreta. A la muerte de su padre (1861), siendo casi un niño, Justo Sierra Méndez se trasladó primero a la ciudad de Mérida, después a Veracruz y por ultimo a la ciudad de México donde, después de brillantes estudios, se relaciona con los mejores poetas y literatos de ese tiempo, entre otros con Ignacio Manuel Altamirano, Manuel Acuña, Guillermo Prieto, Luis G. Urbina, poetas de la Revista Azul y la Revista Moderna.

Principió sus estudios en la ciudad de Campeche, su ciudad natal, posteriormente ingresa al colegio Clerical de San Miguel Estrada para después partir a Mérida donde se inscribe en el Liceo Científico y comercial, sin embargo, es la biblioteca de su padre la que daría mayor solidez a sus preparación intelectual inicial.

En 1871 se recibió de abogado. Varias veces diputado al congreso de la unión, lanzó un proyecto que sería probado en 1881 y que daba a la educación primaria el carácter de obligatoria. En ese mismo año fue aprobado el proyecto de Justo Sierra Méndez para formar la Universidad Nacional de México. Tardaría sin embargo 30 años para verlo hecho realidad.

México siguió el ejemplo francés al tomar la gratuidad absoluta, la obligatoriedad y el laicismo de las escuelas públicas francesas decretados en 1881 y 1882. Justo Sierra llamó a estas características de la enseñanza “nuestra formula, copia de la francesa”, y a su autor Jules Ferry, “el inventor de la formula”. El primer congreso de instrucción se inspiró en las ideas de Ferry surgidas del congreso pedagógico que había tenido lugar en Paris en 1880. (Bazant., 1993)

La obra más importante del Segundo Congreso fue, a decir de Justo Sierra, la organización de la preparatoria. Se decidió, ante todo, adoptar el método científico con total exclusión “todo elemento teológico o metafísico”. Se adoptó en el plan de estudios la jerarquía cotidiana concebida por Barreda en la ley juarista en 1867, a cuya cabeza estaba la lógica porque ésta sistematizaba y generalizaba los procedimientos empleados por las ciencias. El hecho de que la ciencia constituyera la base de la enseñanza no era discutible en una época en que “el fenómeno social es la ciencia, factor primero de la potencia material y espiritual de los pueblos”. El plan de estudios adoptado proporcionaba “un fondo común de conocimientos a los hijos ilustrados de un pueblo” y no debía forzar las vocaciones, “dejándola surgir espontáneamente cuando la preparación general se halle completa”

En el discurso de clausura del Segundo Congreso de Instrucción, Justo Sierra plasmó “sin jactancia” que la labor de dichas reuniones no solo era pedagógica, sino política y social por su trascendencia: está destinada (la obra de los congresos) a organizar la resurrección de nuestras latentes energías, a las que abre paso el surco fecundo de la locomotora en la heredad mexicana, y a preparar en la escuela, cimentada sobre un programa común, la unificación de los incoherentes elementos de nuestra nacionalidad, obra de imponderable importancia política y que da subidísimo valor a la acción del Estado.

Los congresos de instrucción surgen durante el gobierno de Porfirio Díaz, surgen como una necesidad del Estado para formar a los individuos y dar de esta manera respuesta a los nuevos requerimientos económicos que exigía la inserción del capitalismo, del Estado moderno mexicano.

Surgen como la vía de la que echaron mano los intelectuales porfirianos, para organizar, uniformar y controlar los sistemas educativos y de esta manera tener los elementos necesarios que les permitió formar e instruir al individuo que respondía a las necesidades que plantó el Estado porfiriano.

Dados los elementos heterogéneos que había en México, para Sierra eran imprescindibles la acción fuerte del Estado y “la vigorización de un centro que sirva para aumentar la fuerza de cohesión, porque de lo contrario la incoherencia se pronunciará cada día más y el organismo no se integrará y esta sociedad será un aborto”.

Desde 1892, expuso su teoría política sobre la “dictadura ilustrada, pugnando por un estado que habría de progresar por medio de una sistematización científica de la administración pública del país; con esas ideas, redactó un manifiesto constitutivo y fundó la primera convención nacional liberal. Durante los dos siguientes años 1893 y 1894 defendió esos principios ante el congreso y con su claridad oratoria se ganó el aprecio y el aplauso de todos. Siendo diputado pronunció en 1893 aquella célebre frase: “El pueblo mexicano tiene hambre y sed de justicia”

EL SUEÑO DE JUSTO SIERRA: LA ESCUELA MODERNA MEXICANA.

El 16 de mayo de 1905 se creó la Secretaría de Instrucción Pública y Bellas Artes, con Justo Sierra a la cabeza, y a partir de entonces se le dio mayor impulso a la educación. La idea de que la administración de educación pública del país fuese autónoma no era nueva, pues provenía desde 1883, cuando Sierra propuso la desaparición del Ministerio de Justicia e Instrucción, ya que el primer ramo podía formar parte de la Secretaria de Gobernación y el segundo, “como solo tenía jurisdicción” en el distrito y los territorios, podían formar parte de la de Fomento. Nuevamente en 1896 propuso separar del Ministerio de la Justicia el ramo de Instrucción para ser una nueva Secretaría, pero días se opuso debido a que consideraba a Baranda “indispensable para ambos”. En 1905 Sierra volvió a insistir, y por fin obtuvo éxito. Su nombramiento como secretario fue muy bien recibido por los profesores, estudiantes e intelectuales de México. Para Sierra. La creación de la Secretaría significaba que finalmente Porfirio Díaz ya en su séptimo y último periodo presidencial, había comprendido que la educación pública del país era tan importante como la transformación económica.

La educación en el país había mejorado enormemente: la organización de las escuelas era diferente y apropiada a las circunstancias y a los recursos de cada entidad; el método de estudios había cambiado radicalmente; las asignaturas eran adecuadas en su duración y elección, la formación de los maestros era obra del régimen y, con todos sus defectos, había llenado un vacío enorme; todo lo relacionado con la educación era novedoso y sorprendente.

Sin embargo frente a este panorama tan optimista, nadie podía negar el hecho de que en 1905 el 85% de la población era analfabeta. El avance educativo había sido cuantioso pero estaba más bien relacionado con la parte teórica e ideológica. El Porfiriato no había iniciado la educación nacional, aunque sí había encontrado la fórmula para unificar criterios

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