Aquello que usualmente se le llama amor, El amor liquido. Zigmunt.

AQUELLO QUE USUALMENTE SE LE LLAMA AMOR…

El presente trabajo tiene como objetivo dar a conocer las características principales de “el amor liquido” enmarcado dentro de una sociedad que se define a través del consumismo y de la vida moderna, sin sentimientos reales y con un condicionamiento material y económico por encima del verdadero valor de las cosas. De igual manera, se hará una especial connotación entre las diferencias de amor y muerte así como se hablará del tema del enamoramiento y el desenamoramiento, entendiendo que son etapas muy transitorias en las personas que se desarrollan en una sociedad capitalista del consumismo y que se incluyen como el complemento la una de la otra.

EL AMOR LÍQUIDO

Una aproximación a las acciones o comportamientos que los seres humanos suelen tener en la actualidad es necesaria en el sentido en el que brindará una base específica para el concepto principal de “Amor líquido” que se abordará más adelante. Es destacable, para empezar, afirmar que hoy en día las personas están acostumbradas a que todo transcurra de la manera más rápida posible, todas viven en el vaivén de la ciudad sin percatarse si quiera del entorno que los rodea cotidianamente. Estos comportamientos no solo limitan al ser humano en el aspecto social, sino también en el emocional y lo incapacitan ante el hecho de relacionarse con otra persona y por ende generar un vínculo especial que vaya más allá de lo material y palpable. Este fenómeno como lo llamaría Daniel Coleman (2006) es el de “la ceguera mental” 1 que se describe como la inhabilidad de observar y entender la profundidad de las relaciones con el otro. Este tipo de personas son cada vez más comunes, pues se dejan influenciar por la cultura de la modernidad, una cultura en la que se ha ido perdiendo el sentido intrínseco de las relaciones sociales y sentimentales, convirtiéndolas en un objeto banal que se somete a la subordinación de lo material y mercantil.

EL SENTIDO ECONÓMICO

En una sociedad capitalista, lo primordial siempre será la producción colosal de todo lo que pueda significar una gran ganancia, lo que no sea así será tachado de inservible o inútil. El amor se ha convertido en un objeto con valor de producción, es decir, en algo que tiene un precio y es comprable. Tal vez dentro del contexto de la utilidad comercial- que por lo general caracteriza a los productos que se esperan vender- este no valga en varios aspectos, pero dándole razón a que el amor es algo inevitable e imprescindible en la vida del ser humano (el consumidor) se ha optado por no desecharlo, sino generar un tipo de estrategia de marketing para que se le encuentre una ganancia y no se desperdicie.

Es precisamente esta “comercialización del amor”– si se le puede llamar de esa forma- la que ha influido en que este solo se vea, por lo general, como un buen negocio y se le haya desvirtuado de una manera tan voraz. Durante varias décadas se ha podido observar como usan la sensibilidad de las personas para obtener ingresos ilimitados, y esto es con un gran propósito, pues el amor- o aquello que hoy en día llaman “amor”- es un negocio inagotable y perdurable, es decir, este no se acaba, si una persona deja de amar siempre habrá otra que si lo esté haciendo y luego otra y así continua este ciclo sin fin que actualmente se podría asegurar más como una comedia o una falsedad, por tanto que dentro de esta modernidad las personas ya no quieren amar, solo les interesa el valor o provecho que le pueden sacar de ello, ya sea económico, sexual o social.

DISTINCION ENTRE EL AMOR Y LA MUERTE

Es entonces cuando se habla del verdadero sentido del amor en la vida actual y se hace un paralelo entre este y el de épocas pasadas, identificando grandes brechas que han demarcado una transformación formidable para aquello que llamamos amor. Si bien sería destacable resaltar el hecho de que según Zygmund Bauman (2003):

“Nada se parece tanto a el amor como la muerte, pues la aparición de cualquiera de estas dos es única pero definitiva, irrepetible, inapelable e impostergable”. 2

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