Autoritario vs Permisivo

Como padres, lo que define el estilo educativo es la forma que tienen de ejercer la autoridad. El estilo educativo que adoptan está íntimamente relacionado con la forma de resolver los conflictos o de tomar decisiones respecto a situaciones cotidianas. Estos estilos, unidos al temperamento  del niño, dan como resultado diferentes formas de comportamientos. Los estilos educativos condicionan la manera de ser de los hijos y su forma de relacionarse con los demás.  La misma oscila entre dos grandes tendencias: educación permisiva y educación autoritaria. Cada una tiene sus virtudes y sus defectos. Hay muchas metáforas para ilustrar la idea de que educan a los hijos de una de las dos maneras posibles: autoritaria o permisiva. En realidad, todos están situados en algún punto intermedio de una balanza que tiene la educación autoritaria en uno de sus platos y la educación permisiva en el otro. Se puede asociar las educaciones permisivas con las que priorizan dar amor a poner límites; y las educaciones autoritarias, con aquellas para quienes los límites son más importantes que las expresiones de afecto. Ojo, ambas formas de educación no son incompatibles; al contrario, una sana mezcla de ambos es lo ideal. De cualquier forma, cada niño tiene su personalidad y sus circunstancias (y los padres también). Así que sólo se va a exponer algunos rasgos negativos y positivos de ambas tendencias.

Lo malo de la autoridad es que cuando se utiliza la autoridad como base de la crianza tienden a ser rigurosos y controladores en exceso. No suelen consultarles ni informarles de lo que se va a hacer, de lo que van a comer, etc. No es que sean insensibles a los sentimientos de los hijos, lo hacen con la intención de hacerlo lo mejor posible y de la forma más efectiva. Los niños criados bajo la imposición de límites pueden sufrir de dos maneras. Algunos se hacen más sumisos y dependientes, adoptando los deseos de los padres como propios y bajo mucha presión. Otros se convierten en rebeldes con causa, con resultados escolares negativos. Todos son algo inseguros y con frecuencia tienen dificultades para relacionarse. Lo malo de la permisividad es que a veces confunde el amor con permisividad absoluta. Se renuncia incluso a sanas rutinas alimenticias, ritmos de sueño… La atención se centra en que los hijos estén felices y evitar a toda costa que se produzca una rabieta, incluso si se trata de poner límites por su bien.  El efecto negativo más notorio de la educación permisiva sobre los niños es que suelen ser autoindulgentes y a veces egocéntricos, les cuesta motivarse, comprometerse y asumir las frustraciones. Pueden aparecer problemas en el desarrollo de la personalidad: agresividad, uso de drogas, pasividad en la escuela.

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