Autos Ilegales

Los autos ilegales: Legalizar la ilegalidad

Por Samuel Peña Guzmán.

Hace algunas semanas abordé la problemática que representa la entrada de vehículos ilegales al país, así como su complejidad y dificultad.

Algunos gobernadores han tomado la postura de apoyar una eventual “regularización” de estos vehículos “chocolates”, siendo ésta una política pública muy criticada por algunos sectores, sin embargo lamentablemente no existen muchas otras opciones en la mesa de negociación para su análisis. El gobierno federal continúa con su postura de vetar (a través del Ejecutivo), una aprobación por parte del Congreso de la Unión, y algunos Gobernadores principalmente de las entidades federativas mas afectadas, han optado por la legalización de estos vehículos ante la creciente presencia de ellos. Si bien es cierto, miles de vehículos “ilegales” ingresan a nuestro país anualmente, originando una problemática y una crítica a las autoridades, quienes pareciese que no pueden controlar el parque vehicular que circula en nuestro país.

Sin embargo, y no obstante los más de 5 decretos de regularización en los últimos 20 años, el problema continúa siendo latente y los vehículos siguen arribando ilegalmente al país. Llama mi atención que en ningún momento se ha combatido el problema de fondo, desde la raíz, es decir, el cuestionar ¿Porque los ciudadanos mexicanos prefieren comprar unidades usadas en los Estados Unidos e internarlas de manera ilegal al país con su posterior regularización?

La respuesta es que sencillamente sale más barato adquirirlos en la unión americana que en México. Mientras este hecho continúe presentándose, la entrada de vehículos ilegales continuará.

En el año 2004, conforme a los acuerdos paralelos de Libre Comercio con los Estados Unidos y Canadá, se permitió la entrada y libre importación de vehículos extranjeros nuevos al país. Sin embargo esta apertura comercial automotriz fue un verdadero fracaso, toda vez que han sido contadas las unidades que se han importado legalmente al país. La causa es que no obstante que pudiere salir más económico adquirir una unidad nueva en los Estados Unidos, al momento de importarla al país, es necesario añadirle un costo superior al 25% por ciento del costo del vehículo, volviéndose este inclusive mas caro que en el nuestro. Este porcentaje anterior lo representan los impuestos tan altos que imponen las autoridades de nuestro país al momento de adquirir una unidad nueva. Tan solo el impuesto al valor agregado –IVA- es del 15 por ciento y el impuesto sobre automóviles nuevos -ISAN- es del 10 por ciento; estos dos rubros contabilizan el 25 por ciento, amén de mencionar la tenencia, placas y el costo que implica la importación a través de un agente aduanal: El costo total bien pudiese superar inclusive hasta un 30 por ciento del costo total

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