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Aventura Griega


Enviado por   •  11 de Septiembre de 2014  •  10.703 Palabras (43 Páginas)  •  166 Visitas

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Aventura griega

Por Víctor Pacheco

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En el calor de la batalla se podía escuchar los gritos de los soldados de ambos bandos. En el ambiente solo se olía sangre y muerte. Los guerreros griegos defendían la isla de Rodas de los invasores persas. Eran tiempos en donde los hombres rendían tributo y pedían en sus oraciones la protección de los dioses a favor de la batalla.

Ellos con su gran poder y sabiduría podían decidir a favor de que bando se inclinara la balanza. Pero en esta batalla a diferencia de otras, en las filas del bando de los griegos se encontraba un semi dios, un conocido guerrero admirado por sus camaradas.

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El era hijo de Zeus, que se había transformado en cisne para seducir a la bella doncella Prissa, pitonisa del Oráculo de Rodas.

Su madre lo crió y le puso el nombre de Víctor. Desde pequeño había mostrado sus habilidades atléticas, una destreza para las armas así como también recibió un don por las artes.

El era una persona que a simple vista pareciera que no infundiría temor, pero su coraje y entrega iba más allá de lo humano.

Su padre desde el Olimpo siempre lo vigilaba, estaba orgulloso de su hijo y procuraba por él, lo que hacía que los otros dioses se celaran o hasta reclamaran atención para los otros hijos de Zeus.

"Veo que tu hijo pelea con fiereza en el campo de batalla y se ha convertido en todo un guerrero" dijo Hades con una voz de celo hacía su hermano, a lo que el líder de los dioses respondió.

"Mi hijo se ha hecho un hombre y es justo, se que el destino tiene para Víctor algo más grande"

"Esperemos que siempre este en el gusto de los dioses" dijo Hades mientras unas sombras lo cubrían regresando a sus dominios en el inframundo.

Mientras en la batalla, los dos bandos continuaban en su lucha sin cesar. No había momento para una tregua y para los griegos el orgullo de defender su tierra era primero.

Ya casi llegada la tarde Víctor se encontraba en el centro del campo, los soldados que combatían a su lado sentían su ímpetu y resistían el ataque de los persas.

"¡Tenemos que hacer que abrir sus líneas, no hay que retroceder!" gritó Víctor con fuerza a la vez que derrotaba a uno de los generales con su espada.

Los soldados al ver esto pusieron un esfuerzo extra que hizo retroceder al ejercito persa.

"El tiene a los dioses de su lado, él nos dará la Victoria!" gritaban los soldados griegos, mientras los persas asustados se dispersaban logrando un caos entre sus líneas.

Para llegada la noche Víctor con sus soldados lograron completamente desmantelar el centro de la formación de los persas haciendo que los griegos lograran flanquearlos con su caballería y lograr la Victoria.

La isla de Rodas seguía siendo griega y ahora los persas sabían que ese guerrero con sus compatriotas no dejarían de luchar y tendrían que pensarlo dos veces a atreverse a la lucha.

En el campamento los griegos celebraban alrededor del fuego la Victoria, el vino les hacía perder la razón y disfrutaban de suculentos manjares que tanto merecían después de tanto sudor y sangre.

Víctor junto con sus soldados arribaron caminando al campamento, al pasar la puerta él se quito el casco, lo puso en su brazo y todos los soldados al verlo empezaron a vitorear su nombre.

Al avanzar a la tienda mayor, el general del ejército griego lo recibió dándole un gran abrazo, en lo que unas mujeres le ponían una corona de olivos en su cabeza.

"Oh que gran triunfo nos has dado Víctor" dijo el general, estrechando con fuerza su mano.

"No solo he sido yo el que ha dado el triunfo, es todo este ejército que defenderá a Grecia de cualquier enemigo" respondió Víctor.

"¡Por Zeus no seas tan modesto! Ven vamos a celebrar, bebamos vino hasta emborracharnos!"

En la mesa había uvas, sandías, jabalí en salsa de dátiles, Víctor tomo su copa y brindó con todos sus soldados, que estaban felices de que compartiera la mesa.

Entre los soldados estaba Mikos, que era su mano derecha, un soldado recio, de gran fuerza que llevaba ya mucho tiempo en batalla y que en más de una vez había salvado a Víctor del peligro por lo cual tenían un respeto mutuo.

“Vaya otra batalla que libramos, estos triunfos son lo que me hacen querer mas aventuras, espero que los dioses nos den más fortuna”

“Pelear se ha convertido en mi vida, pero me gustaría hacer más cosas, no todo tiene que ser guerras” Víctor le contesto mientras le tomaba del hombro.

“¡Bah! la guerra es todo lo que conozco y si no hay entonces la encontraremos”

En ese momento Víctor levanto su cabeza al cielo y pidió a su padre paz para él en su futuro.

En tanto en el Olimpo la figura de Zeus escuchaba atentamente con una sonrisa marcada en su rostro.

Después de tanto vino y comida, Víctor como pudo con paso tambaleante se retiro directo a su tienda, al entrar se quito con problemas su armadura mareado de tanto alcohol para enseguida caer desnudo en su cama y quedar profundamente dormido.

Zeus bajó al campamento en forma de niebla que cubrió la tienda completamente.

En el sueño de Víctor se empezaron a mostrar unas imágenes, que al principio no eran claras pero que después se hicieron más nítidas.

Eran las imágines de una bella mujer que se encontraba en peligro por una serie de monstruos que querían llevársela con ellos.

Ella con su dulce voz le pedía su ayuda.

“Por favor ayúdame rescáteme te necesito”

Víctor se encontró en el sueño y vio directamente al rostro de la mujer, la mujer más hermosa que él hubiera admirado antes.

El trato de tomar su espada pero encontró que no tenía ninguna. Extendió su mano para tomarla pero no llego a alcanzarla.

En

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