“BENEFICIOS E INCENTIVOS TRIBUTARIOS PARA LA REDUCCION DE LA INFORMALIDAD DE LAS MYPES EN EL PERU”
cesarsukeEnsayo31 de Agosto de 2016
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TEMA DE ENSAYO:
“BENEFICIOS E INCENTIVOS TRIBUTARIOS PARA LA REDUCCION DE LA INFORMALIDAD DE LAS MYPES EN EL PERU”
GRUPO: “LOS TRIBUTARISTAS”
INTEGRANTES:
- Inés Farfán Maxi
- Shirley Espinoza Quiño
- Julio Cesar Ferro Durand
- Edgar Meza Mescco
- Maria del Carmen Bejar Hanko
- Carmen Alvarez Garate
ÍNDICE DEL ENSAYO
- PROBLEMÁTICA DEL TEMA
- La informalidad en el Perú
- La Informalidad y el Estado
- La Informalidad y el Empresario
- La Informalidad y el Trabajador
- Diagnostico económico de la informalidad en el Perú
- Índices de formalidad e informalidad en el Perú
- Consecuencias de la informalidad en el Perú
- MEDIDAS DE REDUCCION DE LA INFORMALIDAD EN LAS MICRO Y PEQUEÑAS EMPRESAS – MYPE EN EL PERÚ
- Análisis Legal
- Análisis Doctrinario
- Análisis Jurisprudencial
- CONCLUSIÓN Y PROPUESTA
- Conclusión
- Propuesta
- PROBLEMÁTICA DEL TEMA
- LA INFORMALIDAD EN EL PERÚ
1.1.1. LA INFORMALIDAD Y EL ESTADO
1.1.2. LA INFORMALIDAD Y EL EMPRESARIO
1.1.3. LA INFORMALIDAD Y EL TRABAJADOR
- ¿QUÉ ES LA INFORMALIDAD?
La informalidad es la forma distorsionada con la que una economía excesivamente reglamentada responde tanto a los choques que enfrenta como a su potencial de crecimiento.
- LA INFORMALIDAD EN EL PERÚ
La legislación indica que las PyMES son, en general, aquellas que venden hasta un máximo de 2.300 UIT. Sin embargo, a pesar de su gran número, estas contribuyen con apenas 20% del valor agregado total no agrícola y con 8% de la recaudación del Impuesto a la Renta (IR). Sin embargo, emplean a más de 90% de la PEA privada no agrícola. Es decir, el problema central es su baja productividad.
- LA INFORMALIDAD Y EL ESTADO
El Estado requiere de fondos económicos para realizar sus funciones propias y brindar servicios a la ciudadanía, lo cual se regirá conforme a la Ley de Presupuesto que elabora cada año. En donde se puede distinguir los ingresos fiscales corrientes (tributos por concepto de renta, IGV, ISC, importaciones, impuesto municipal y los ingresos no tributarios por concepto de contribuciones, donaciones y recursos propios), los ingresos de capital (regalías o rentabilidad de inversión en activos financieros) y el endeudamiento.
Siendo los ingresos fiscales los que constituyen la principal fuente de financiamiento para el Estado, es que una política coherente deberá promover la participación de los agentes económicos en el sector formal, sin olvidar que los potenciales beneficios económicos que el propietario pueda esperar para el futuro constituyen el principal incentivo que lo inducirá a realizar las inversiones necesarias y se arriesgará a participar dentro del esquema formal.
Los datos de nuestra economía revelan que la constitución informal de los negocios obedece a los excesivos costos de transacción que provocan un desperdicio injustificado de recursos que el empresario no estará dispuesto a perder, salvo que el Estado conceda beneficios que le permitan desenvolverse en mejores condiciones en el ámbito formal que en el informal. Por ello si el Estado busca incluir el sector informal en el marco legal, deberá estructurar un sistema atractivo que incentive a los grupos económicos a realizar una inversión mayor que, a largo plazo, genere retribuciones que le permitan una compensación económica equitativa apreciable en el estado de ganancias y pérdidas. Dicho análisis responde a una evaluación lógico – económica de los intereses de los sujetos en tanto buscan obtener mayores ventajas basándose en una razonable inversión de recursos.
- LA INFORMALIDAD Y EL EMPRESARIO
Las teorías económicas clásicas distinguen dos elementos que caracterizan a la sociedad capitalista: el valor agregado y la inversión con expectativas de retorno en el mercado que permite la acumulación de riqueza. En este sentido, los agentes económicos inspirados por la ley económica advierten que resultan más productivos evadir los impuestos antes que contribuir con el sistema tributario pues además de ahorrarse costos fijos, el escaso control institucional los alienta a permanecer en condiciones de informalidad.
Al empresario no le interesa contribuir con el sistema tributario, pues su pago, además de significar un costo, no le significa la prestación de un servicio individualizado, ya que es distribuido de manera casi imperceptible entre todos los ciudadanos para la satisfacción de intereses colectivos o para cubrir gastos generales del Estado. Estos costos han sido denominados por Hernando de Soto como costos de acceso y de permanencia en el mercado; de los que se puede decir: i) Los costos tributarios como parte de la política fiscal constituyen una de las principales afectaciones al ingreso y permanencia de las empresas. ii) Los trámites burocráticos ante instituciones del Estado, consumen tiempo y dinero afectando la productividad del capital que los inversionistas no están dispuestos a sacrificar, optando por la informalidad.
- LA INFORMALIDAD Y EL TRABAJADOR
Resulta innegable la importancia del capital humano reconocida por las teorías más actuales de la economía neocapitalista que han puesto al descubierto su trascendencia en el desarrollo de las empresas, en cuanto se traduce en beneficios objetivos, entendido como réditos monetarios.
El Estado peruano ha asumido un rol proteccionista respecto al capital humano de las empresas (trabajadores), estructurando marcos jurídicos que salvaguarden los derechos laborales, no obstante, habría que considerar en su regulación las expectativas del empresario.
La rigidez en la estabilidad y los costos ocasionados a los empleadores influyen en la eficacia real de este esquema de protección, en tanto surgen dos posibilidades: i) El empresario podrá aprovechar esquemas legales siempre y cuando le permitan abaratar costos, o, ii) Podrá optar por permanecer en la informalidad sometiendo a sus trabajadores al subempleo. Por eso resulta necesaria la intervención del Estado a través de políticas que generen incentivos a la formalización, teniendo en cuenta que la rigidez laboral incrementa la informalidad.
- DIAGNOSTICO ECONÓMICO DE LA INFORMALIDAD EN EL PERÚ
- “La legislación indica que las mipymes son, en general, aquellas que venden hasta un máximo de 2.300 UIT. Sin embargo, a pesar de su gran número, estas contribuyen con apenas 20% del valor agregado total no agrícola y con 8% de la recaudación del Impuesto a la Renta (IR). Sin embargo, emplean a más de 90% de la PEA privada no agrícola. Es decir, el problema central es su baja productividad.” [1][2]
- “La legislación tributaria y laboral les otorga beneficios a las mipymes. Sobre todo a las microempresas (ventas de hasta 150 UIT). Estas tienen una mayor flexibilidad laboral y el Estado subsidia parte de la seguridad social y las pensiones. En la parte tributaria se han creado esquemas de pago único, reduciendo al mínimo los trámites. Sin embargo, a pesar de esto, los resultados en formalización, entendido como aquel negocio que cuenta con RUC, son insatisfactorios.”[3]
- “Se estima que en el país operan cerca de 3 millones de microempresas y pequeñas empresas y, dentro de ellas, la mitad serían informales.”[4]
- “Cerca del 75% de la PEA que labora en la informalidad recibe un ingreso 2,7 veces inferior al de una formal, y no tiene acceso a la gran cantidad de beneficios sociales dirigidos a los trabajadores en general.”[5]
- “El sector informal acoge al 60% de la PEA (INEI 2014) pero contribuye al PBI en no más de la quinta parte.”[6]
- “Según los datos de la OCDE, la carga tributaria en América Latina, entendida como la relación entre los ingresos impositivos y el Producto Interior Bruto, es del 10% al 24% del PIB, frente a tasas en los países europeos del 35% al 45% del PIB. Sin embargo, las cifras deben relativizarse en función de una serie de circunstancias propias de los países de esta área. Entre éstas cabe destacar el elevado grado de informalidad de sus economías, donde el porcentaje de la población activa inmersa en la economía sumergida supera el 40% del total, así como el efecto inflacionario y la proporción entre el gasto público y el privado”[7]
- “El año de 1989 fue el del colapso del sistema tributario, la presión tributaria disminuyó a niveles de un dígito siendo de 9,3% del PIB para el gobierno general y 8,9% del PIB para el gobierno central, debido al congelamiento del tipo de cambio, los subsidios a los combustibles y la hiperinflación, contribuyeron a erosionar las bases tributarias de un sistema tributario “petrolizado” y altamente dependiente de los impuestos del comercio exterior. Adicionalmente, una administración tributaria débil poco pudo hacer para evitar el desplome”[8]
- ÍNDICES DE FORMALIDAD E INFORMALIDAD EN EL PERÚ
El 65% de las empresas en las que trabajan los peruanos son informales y la mayoría de ellas tiene menos de cinco trabajadores. El problema de la informalidad en el Perú, aunque los últimos gobiernos han lanzado leyes y programas que no han resultado atractivos, es hoy más agudo que en otros países como Ecuador o República Dominicana que están en la cola de la región.
Es un síntoma de desequilibrio que existan tantas microempresas con poco potencial de crecimiento y que no generan empleo de calidad. Uno de cada tres emprendedores no contrata empleados y pueden pasar décadas sin crecer, por años los emprendimientos de subsistencia en el Perú, iniciados para cubrir necesidades básicas ante la falta de empleo remunerado, hicieron que los programas del gobierno tengan como fondo la solución de la pobreza con la promoción de pequeños negocios, pero sin apuntar del todo a la formalización.
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