BUSCANDO LAS CAUSAS DEL DETERIORO FAMILIAR

I. BUSCANDO LAS CAUSAS DEL DETERIORO FAMILIAR

La problemática familiar que vivimos hoy en día ha ido tomando un rumbo cada vez más peligroso para la subsistencia de la sociedad.  Por doquiera se repiten las mismas escenas de falta de autoridad -o exceso de la misma- , hijos que se van de casa, jóvenes que han caído en garras de las drogas o del alcoholismo.  El aumento en las madres solteras adolescentes es alarmante, lo mismo que la cantidad de enfermos de SIDA u otras enfermedades de transmisión sexual.  No faltan los jóvenes desorientados que creen, porque así se los dicen, que la homosexualidad es sólo cuestión de preferencia sexual, con lo que caen irremediablemente en esta desviación de la naturaleza humana.

Lo mismo ocurre cuando nos referimos a la desintegración de las familias: aproximadamente la mitad de los matrimonios se encuentran deshechos, ya sea por el divorcio o la infidelidad, o por la simple «coexistencia pacífica» (Estado familiar en el que los esposos se han declarado la «Guerra Fría» y cada quien hace lo que quiere, mientras no se meta en la vida del otro.), con la consabida partición de los hijos, cuando no repartición de los mismos, quienes no saben hacia donde ir, ni apuntar.

Otros más viven juntos, porque todavía es mal visto -aunque ya no se soporten y se la pasen agrediéndose y faltándose al respeto-, o porque «el divorcio es pecado» -lo cual es cierto, pero no es esta la razón por la que se ha de vivir y convivir en la familia. Por otro lado, ¿no es pecado el hacerse la vida imposible el uno al otro, o la infidelidad o la falta de respeto entre los esposos, o el permitirle que haga lo que quiera, haciéndose «de la vista gorda» ante las bajezas o la perversión del otro?.

Así también ocurre en las relaciones familiares, vamos aceptando todo, solapando todo, justificando todo, perdiendo de vista la razón de ser de los esposos y de los padres de familia: la búsqueda del bien de las otras personas.

Esta manera de pensar y de actuar en familia ha creado una mentalidad de negación del servicio de los hijos hacia la sociedad: Las familias son cada vez más egoístas.  «El único fin que cuenta es la consecución del propio bienestar material.  La llamada Calidad de Vida se interpreta principal o exclusivamente como eficiencia económica, consumismo desordenado, belleza y goce de la vida física, olvidando las dimensiones más profundas relacionales, espirituales, religiosas- de la existencia». (Evangelium Vitae 23).

La familia ha olvidado su verdadera razón de ser.

Todos podemos constatar que «algo» ha pasado en las familias y ha llevado a esto que pareciera un callejón sin salida.  Con toda razón escribía acertadamente un líder familiar: «Si las familias se desintegran, las naciones se desmoronan».  Y es el desmoronamiento de las sociedades lo que hoy estamos contemplando.

¿Qué es ese algo que ha permitido que la desintegración familiar, las fallas educativas y la pérdida de valores familiares hayan ido generando aquello que alguna vez el magnífico historiador inglés, Hillaire Belloc, llamara “La Crisis de nuestra Civilización”?.

De esto trata este capítulo, de determinar cuáles son las causas profundas de esta problemática en que se encuentran sumidas nuestras familias.  No se trata de hacer un estudio profundo, sino de ponerte al tanto, papá y mamá, de algunos aspectos de la vida diaria, de situaciones que todos los días podemos constatar y que sobre todo seamos capaces de enfrentar con ese aderezo educativo que agregaron nuestros padres a nuestro propio crecimiento: SENTIDO COMUN, BUEN EJEMPLO Y MUCHO, PERO MUCHISIMO AMOR.

LAS CUATRO «I», UN ESBOZO DE LA PROBLEMATICA FAMILIAR.

Pretender encontrar las raíces de esta crisis familiar en la que nos encontramos sumergidos en el momento actual podría parecer (y realmente lo es) una tarea muy complicada.  Realmente son un sin fin de situaciones las que se presentan a los padres de familia, desde las de tipo económico hasta aquellas que se refieren a las relaciones personales. Sin embargo, es importante que hagamos una división de estas situaciones

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una crisis generada por la falta de entendimiento entre los padres. La falla en los estudios por parte de los hijos, si bien es muy importante, no es tan grave como el que alguno de ellos tienda al alcoholismo o la drogadicción; sin embargo, tanto las crisis económicas, las de relaciones conyugales, los problemas educativos o la tendencia a los vicios sí pueden prevenirse y sortearse al momento de presentarse si los padres de familia conocemos los mecanismos para mejorar la vida familiar.

Hoy por hoy, se ha venido manejando la idea del mejoramiento familiar a través de cambio en las actitudes o en la adquisición de cierta metodología básica. Desafortunadamente en la época actual no basta con querer para poder, es necesario saber cómo para poder poder. En nuestro momento, QUIEN TIENE EL SABER TIENE EL PODER.

No es suficiente con querer el cambio familiar y poner empeño, esto sólo genera futuras frustraciones ya que al no mirar resultados pronto nos desanimamos y creemos que no es posible cambiar y que las cosas siempre serán así.  Tal vez por eso no funcionan la serie de técnicas que se enseñan o se proporcionan en ciertos medios. No basta con desear ser mejor padre, es necesario desarrollar algo más que nuevas y mejores actitudes, se requiere en primer lugar el conocimiento de ciertas raíces comunes a la problemática familiar y que se encuentran, como ya lo he indicado, en el núcleo mismo de la vida familiar, a estas causas las llamamos "Las Cuatro I"

Estas cuatro causas generales se llaman así por que las cuatro inician con, la letra «I» y, además, cada una genera a la siguiente, de tal modo que trabajando sobre la primera podemos ir cambiando a las subsecuentes.

IGNORANCIA, LA MADRE DE LOS PROBLEMAS.

Así como antaño se decía que la pereza era la madre de todos los vicios, hemos de reconocer que la Ignorancia es la madre de la mayoría de los problemas familiares.

¿Por qué decimos esto?  Vamos por partes.

Es incuestionable que la gran mayoría de los padres de familia llegamos al matrimonio ignorando mucho de lo que es la cuestión educativa. Quizás aplicamos ciertos principios de sentido común y otros como imitación de lo que hicieron nuestros padres con nosotros. Al realizar esto notamos buenos resultados por lo que continuamos así hasta que, un buen día, nos topamos con obstáculos cada vez más difíciles de salvar, principalmente al llegar la adolescencia de nuestros hijos. Nos preguntamos qué habremos hecho mal, por qué habrán cambiado así si ellos eran distintos, y una serie de cuestionamientos que buscan justificar nuestra falta de preparación como padres, culpando a todo menos a nosotros mismos, puesto que muchas de estas fallas se podrían evitar con la adquisición de mejores conocimientos y el desarrollo de mejores habilidades.

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