Bimbo

Qué tal, estimado Guillermo…

Pero que mal educada soy, me atrevo a hablarte así y ni siquiera te conozco, bueno, en realidad si te conozco, pero por medio de tu libro “Sueños de Escarabajo” que por cierto, me dice mucho de ti.

El motivo de mi carta es por algo muy simple, el querer acumular algunos puntos para mi materia y hablarte de ciertas cosas que encontré muy interesantes en el libro.

Antes de comenzar con la bola de cosas que te tengo que decir, me gustaría agregar que no pretendo usar palabras que casi nadie conoce, es decir, que todo lo que leas salió espontáneamente de mi cabezota despeinada que tiene tanto que decir; y en esta carta por medio de mis letras me conocerás, así como yo conocí de ti al leer tu laberinto de palabras, mejor conocido como “Sueños de Escarabajo”.

Entonces, después de tanto rollo, te platico, dentro del libro encontré dos cuentos que realmente me llamaron la atención, “Dr. Mane” y “Zapatos de tacón negros para la mujer linda de los zapatos de tacón rojos”, pues me dijeron tantas cosas, palabras, me llevaron a revivir momentos que había dejado en el olvido, me hicieron recordar personas, sueños, sufrimientos, algo que no imaginé que hallaría en tu libro, pero es extraño, fue como si los hubieras escrito sólo para mí, para hacerme pensar, en creer y dejar de creer en lo que me rodea.

“Dr. Mane” me dejo un particular aprendizaje, me motivó a comenzar de nuevo cuando he destruido algo que salió mal o algo que simplemente era necesario volver a comenzar, pues la mentada Textófaga nos visita alguna vez, a unos más que a otros, en pocas palabras, me ayudó a no darme por vencida en ninguna situación, su desenlace te envuelve tanto que no puedes dejar de leer.

Por otro lado, te digo que “Zapatos de tacón negros para la mujer linda de los zapatos de tacón rojos” (por cierto, me fascino el titulo) ahora sí que me identifiqué, me encantó, de plano fue mi favorito, es especial, un cuento hecho mujer, hecho pasión. En el hallé a la mujer misma, sus defectos y virtudes. Toda feminidad.

Lo lograste, entraste y manipulaste mis ideas, me adentraste en las historias. Te confieso que cambiaste el concepto que yo tenía de tantas cosas y personas, y te lo agradezco, fue un regalo que me diste sin conocerme, sin saber siquiera de mi existencia.

Realmente me agradó mucho tu libro, pues como ya te lo dije, hiciste lo que muy pocos autores han logrado, tocar en el fondo de mí y marcar mi vida con tu excelente obra.

Quizás ésta sea una de las tantas cartas que no fueron seleccionadas, pero eso es lo de menos, porque de alguna manera he logrado transmitir la satisfacción tan grande que me dejo leer “Sueños de Escarabajo”. Y lea quien lea mi carta, ya sea mi profesor, algún amigo o compañero, alguien que ni siquiera ha leído el libro o el mismísimo Guillermo

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