Bonsai para principiantes

Bonsai para principiantes

Como consejo general recomiendo tratar de tomar una clase, luego adquirir un par de bonsái que les atraiga. Estudiando bien, vean sus líneas y proporciones, girarlo e inclinarlo.

Luego de esto partan por la base; es decir el “nebari” o presentación de la raíz. Esto ya estará indicándoles si el árbol será inclinado o recto.

De aquí estudien hasta la primera rama; la que puede ser a la izquierda o a la derecha y ya se estará eligiendo el frente según la línea del tronco.

El tronco debe ascender balanceado y grueso abajo y delgado hacia arriba con ramas alternadas.

El movimiento que muestre el tronco desde la base hasta la primera rama se llama “tachiagari” y nos determina el movimiento que tendrá el tronco hacia arriba y por lo tanto el estilo del árbol.

Modelar un bonsai es realmente complicado para aquellas personas que se enfrentan por primera vez con el dilema. ¿Podar ésta o aquella rama? ¿Este es el frente o mejor aquel?

Indudablemente, por muchos consejos que otros aficionados más familiarizados con este importante paso demos, es difícil transmitir (o mejor dicho, hacer comprender) la sensibilidad adquirida a través de la práctica, que hace posible enlazar el modelo ideal a seguir con las posibilidades reales del árbol sin entrenar.

Por la misma esencia mutable del Arte Bonsai, el modelado no es el final del proceso, sino el comienzo. Sólo con los cuidados, el pinzado, la poda, etc. Y un nuevo remodelado quizás, podemos acercarnos poco a poco a lo que pretendíamos conseguir desde un principio.

Realmente, el dilema con el que se enfrenta un aficionado novel no es el aspecto fino del bonsai, sino las técnicas necesarias para conseguirlo. Si la técnica se domina, uno sencillamente se olvida de ella, hasta que un problema concreto necesita una nueva solución técnica. Por ello, en este artículo vamos a seguir un proceso parecido (eso se intenta) al que sigue todo aficionado al bonsai: del seguimiento de la técnica.

Por ello, en este artículo vamos a seguir un proceso parecido (eso he intentado) al que sigue todo aficionado al bonsái: del seguimiento de la técnica a la observación de los modelos naturales y su aplicación al modelado de bonsái: los estilos de formación y modelado.

Comenzando por el principio, uno debe saber dónde mirar. Y no me estoy refiriendo al frente del árbol, cuestión obvia y que todo principiante sabe, sino a la altura a la que deberá mirarse un Bonsái una vez acabado.

Cuando nos decidamos a exponerlo, la mesita a elegir tendrá la altura justa para que una persona de estatura normal contemple el bonsái desde donde nosotros hayamos elegido.

Si decidimos por qué lado debe mirarse (frente), ¿por qué no la altura desde la cual debe contemplarse? Generalmente, ese punto está situado por encima de la mitad superior del árbol. A esa altura debemos colocar la planta sobre la mesa de trabajo ( son muy útiles los tornos giratorios).

Una vez decididos frente y centro visual, comienza la elección de ramas. En primer lugar, quitaremos las ramas mal colocadas: las que nacen desde el frente, las que nacen cruzando el tronco o con curvas extrañas en la base, etc.

Después, aconsejo que se alambre todas las ramas del árbol. Con una idea clara de lo que queremos, es muy fácil podar, pero cuando no se tiene idea, es más fácil ir moviendo las ramas arriba y abajo hasta decidir con suficientes elementos de juicio cuáles son las realmente sobrantes. De hecho, en este tercer paso, si son realmente principiantes, les aconsejo no podar demasiadas ramas; bastará con eliminar aquellas opuestas a otras en el tronco y todas menos una de las que crezcan a la misma altura, como los ejes de una rueda de carreta.

Llega entonces el trasplante a maceta de bonsái. Se que no es aconsejable trasplantar a tiesto de bonsái enseguida y que el árbol se forma antes en un tiesto de entrenamiento, pero reconozco (porque también a mí me pasó) que es difícil resistir la tentación.

Escoja un tiesto profundo y mayor de lo necesario. No pode muchas raíces en este primer trasplante.

Al final del primer año, desalambre las ramas y el tronco y vuelva a alambrar de nuevo.

Al tercer año, al final del invierno,

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