CANASTITAS EN SERIE ANALISIS.

CANASTITAS EN SERIE

ARGUMENTO:

• Exposición: El cuento se centra en un pueblo pequeño de Oaxaca, donde un turista, Mr. E. L. Winthrop, conoce a un humilde campesino. Este humilde campesino se gana la vida haciendo canastitas de paja y otras fibras recogidas en los campos tropicales que rodean el pueblo.

• Trama: Trata acerca de la jornada diaria de un humilde campesino, quien para subsistir, hace con el más puro y fino esmero de un artesano, sus canastitas de paja, a los cuales; les impregna un toque tan especial de dedicación, devoción y empeño para realizarlas. Aunque no es la única actividad que realiza para sostenerse en la vida, pues en realidad vive de lo que cosecha en su pequeña milpa. Conforme va avanzando el cuento, nos damos cuenta de las difíciles situaciones y momentos por los que pasa nuestro paisano, con tal de obtener unos centavos y pesos extra (vendiéndolos a un precio por debajo su estimado, clientes que regatean, excusan de no tener cambio, tocar de puerta en puerta). Es entonces cuando conoce a Mr. E. L. Winthrop, quien está en calidad de turista. Asombrado por las piezas únicas que tiene a su vista, a Mr. E. L. Winthrop, llega a un acuerdo de compra de las canastitas (se lleva 16), contento de sí mismo, pues empezó a imaginar un fructífero negocio gracias a la adquisición de las canastitas. Regresando de su viaje, Mr. E. L. Winthrop tomó todas las cestitas que le quedaban y se dirigió a una de las más afamadas confiterías y llego a un acuerdo de surtir diez mil o mil docenas para entregar en el mes de Octubre.

• Desenlace: Una vez llegando de nuevo al pequeño pueblo, se encontró de nuevo al humilde campesino y preguntándole si podría realizar doce mil canastitas, el humilde campesino le respondió afirmativamente y le pidió le diera un día para darle el tiempo estimado de poder llevar a cabo dicha labor, ya que de momento necesitaba dos meses para hacer tres docenas. Llegando al otro día, Mr. E. L. Winthrop se quedó perplejo al escuchar que el tiempo que necesitaba el humilde campesino para realizar las doce mil canastitas solicitadas era demasiado y que por cada canastita, el precio sería de quince pesos. Por más razones que trato de exponer Mr. E. L. Winthrop al humilde campesino (incluyendo más dinero del que el pudiera imaginar), nuestro paisano no basaba su criterio en la cantidad de dinero, sino en el esmero que ponía él, en cada canastita que realizaba debía de ser algo único y si se pusiera hacerlas por millares, resultarían todas iguales, y en sus propias palabras: “Eso acabaría por devorarme el corazón pedazo por pedazo”. Por lo tanto, Nueva York no fue, pues, saturada de estas bellas y excelentes obras de arte, las famosísimas policromadas canastitas tejidas con poemas no cantados, con pedacitos de alma y gotas de sangre del corazón de un indio mexicano.

FALACIA:

Existen varias, pero la más relevante es aquella donde el campesino describe el trabajo y el modo de realizar las canastitas. Algunos ejemplos serían: “sinfonía de colores no estaba pintada sobre la canasta, era parte de ella”, cuando es una forma de expresar lo armonioso del pintado en colores sobre cada canastita. Otro ejemplo, en sus propias palabras: Tengo que hacer esas canastitas a mi manera, con canciones y trocitos de mi propia alma Si me veo obligado a hacerlas por millares, no podré tener un pedazo del alma en cada una, ni podré poner en ellas mis canciones. Aunque está por demás decirlo, es una buena manera de crear una falacia patética.

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