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CICLOPISTA DE LA CIUDAD DE MEXICO


Enviado por   •  16 de Noviembre de 2012  •  1.711 Palabras (7 Páginas)  •  706 Visitas

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CICLOPISTA

Para regocijo de los ciclistas de la Ciudad de México (y turistas que la visitan) el gobierno de la Ciudad de México encabezado por Andrés Manuel López Obrador ha construido algunos kilómetros de caminos para tránsito exclusivo de ciclistas y peatones (las ciclopistas).

El gobierno de Andrés Manuel López Obrador transformó las vías abandonadas del ferrocarril México – Cuernavaca en una pista pavimentada para ciclistas y peatones.

SEMBLANZA

El ferrocarril México – Cuernavaca se clausuró durante el gobierno de Oscar Espinosa Villarreal (1994-1997). Desde esas épocas se pensó en utilizar el derecho de vía del ferrocarril para hacer “algo”. Se planeó por ejemplo remplazar el ferrocarril por una red de trolebuses y también se mencionó la posibilidad de construir una ciclopista...

Pasaron 10 años hasta que un gobierno decidió aprovechar el espacio que ocupaban las vías del ferrocarril México Cuernavaca. Y para beneplácito de los ciclistas se decidió construir una ciclopista.

El 24 de enero de 2004, a propósito del día de Reyes, se inauguraron tres circuitos de ciclopistas localizadas en el poniente de la ciudad.

Un circuito corre sobre el derecho de vía del ferrocarril México – Cuernavaca y va desde la Avenida Ejército Nacional en Polanco hasta el Viaducto Miguel Alemán en Tacubaya.

Otro circuito se inauguró en las instalaciones del Bosque de Chapultepec y recorre las tres secciones del Bosque.

El tercer circuito corre desde el Bosque de Chapultepec hasta el Zócalo de la Ciudad de México por la avenida Paseo de la Reforma.

Al inaugurarse la ciclopista hubo quejas por sus puentes, puentes que se construyeron sobre importantes avenidas para librar el tránsito de vehículos automotores. La queja principal contra los puentes es que estaban muy empinados (que tenían una pendiente muy pronunciada)... que nadie los podía subir montado en su bicicleta y que bajarlos era extremadamente peligroso...

Había también algunos rumores que señalaban que la ciclopista llegaría hasta Cuernavaca. ¡Waw!

Yo vivo en el sur de la ciudad de México, a unas cuadras de las vías por donde pasaba el ferrocarril México-Cuernavaca. Una tarde de septiembre de 2003 vi gente trabajando removiendo los rieles y los durmientes. Realmente me extrañó esa actividad inusual.

Al ver este movimiento primero pensé que se trataba de vívales que se estaban robando los rieles y los durmientes para llevarlos a vender por kilogramo a un establecimiento de comercialización de desechos industriales...

Pero los trabajos continuaron... para aliviar mis sospechas veía que no se trataba de tan solo tres o cuatro personas trabajando clandestinamente con la complicidad de la oscuridad de la noche. No, se trataba de cuadrillas de trabajadores... de ingenieros con sus teodolitos y de camionetas del gobierno capitalino.

Finalmente me animé a preguntarle a un trabajador que estaban haciendo. La respuesta fue: “estamos construyendo la ciclopista”.

“¡Waw! ¡Fantástico! ¡Extraordinario!”, pensé. Realmente me emocioné con la respuesta.

Y sí, poco a poco fui viendo como construían la ciclopista... vi como quitaban los rieles, como removían los durmientes, como nivelaban y compactaban el suelo, como trazaban el recorrido, como vertían el concreto para crear las guarniciones, como pavimentaban la ciclopista, y al final como la inauguraban...

Para abril de 2004, a propósito del día del niño, se inauguró en el Sur de la Ciudad de México un cuarto circuito de la red de ciclopistas de la ciudad de México. Esta pista oficialmente se le conoce como la “Ciclopista Rural de Tlalpan”.

Y está ciclopista es sin duda la más espectacular de todas.

LA CICLOPISTA RURAL DE TLALPAN

Los tres circuitos arriba mencionados transitan en medio de la ciudad de México, entre las calles y edificios de la urbe.

Pero la Ciclopista Rural de Tlalpan atraviesa bosques, zonas de cultivo y zonas de pastoreo. Está alejada del ruido, el estrés, los taxistas, los microbuseros y la contaminación de la ciudad de México.

Al pasear por la Ciclopista Rural de Tlalpan uno puede:

• apreciar espectaculares panorámicas de la ciudad de México (en días despejados);

• ver los campos de cultivo (en junio – agosto es reconfortante ver como los campos se transforman de secos e inhóspitos páramos en fuente de vida inagotable...);

• escuchar el trino de las aves;

• ver a las águilas planear;

• sorprenderse cuando un teporingo (un conejo autóctono) o una ardilla cruzan la ciclopista valientemente;

• respirar el aire puro del bosque;

• ver a los borregos y vacas pastando;

• sentir como el sol tuesta la piel...

• sentir la adrenalina al huir en loca carrera cuando los perros de rancho deciden perseguir al ciclista (ja, ja, ja, ja. Esto ya no ocurre -tan a menudo-; los vecinos de la zona conscientes de la nueva situación hicieron caso a la vieja conseja popular que afirma: “el que tenga perro que lo amarre, y el que no... pues no”).

Realmente recorrer la Ciclopista Rural de Tlalpan es una experiencia gratificante...

Como la ciclopista sigue el curso del ferrocarril, no hay pendientes pronunciadas. Consecuentemente no se requiere ser un pro, no se requiere ser Lance Armstrong para disfrutar el recorrido. Cualquiera puede pasear por ahí y pasar una buena tarde.

El proyecto original planeaba conectar el circuito que va de Avenida Ejército Nacional en Polanco hasta el Viaducto Miguel Alemán en Tacubaya. con la Ciclopista Rural de Tlalpan.

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