COMPETENCIAS CIUDADANAS
parocel3 de Septiembre de 2011
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COMPETENCIAS CIUDADANAS
Se sabe, desde los tiempos del humanismo racional, que la noción de ciudadanía es connatural a la formación nacional y a la creación de sistemas de gobierno en los que la libertad, la ética y la satisfacción de necesidades conforman el cuerpo central de la vida individual y colectiva. En tal perspectiva, la educación y la ciudadanía son parte nuclear de los sentidos de la socialización y de los vínculos racionales y afectivos. Ya lo anotaba Max Weber al interpretar la conciencia social por finalidad: en este sentido, resaltaba la necesidad de incluir en la noción de lo comunitario la idea práctica de responsabilidad a los ciudadanos, con relación a los procesos que conducen a la justicia el máximo valor de la existencia y la libertad.
En el documento Ruiz Silva Alexander y Chaux Torres Enrique proponen desde enfoques diferentes, una mirada a la complejidad de la sociedad y un llamado para que se vea el fenómeno de la ciudadanía desde un cambio de la ló
gica e incluso, desde un esfuerzo para construir acción conjunta, cuyo destino dependerá de la forma como cada instancia de la vida social se comprometa consigo misma. Igualmente, llama la atención sobre la idea de redistribuir los bienes sensibles y en la tarea de incrementar las responsabilidades sociales de los individuos a través del esfuerzo orgánico y completo de competencias ciudadanas.
Uno de los elementos más destacados del documento radica en la fusión de las propuestas teóricas y el examen que se realiza a experiencias sobre la paz, el conflicto y las contradicciones en diferentes países. Es indispensable establecer patrones de responsabilidad y de conducta que deben ser compartidas entre los diferentes actores, no sólo se deben defender las leyes sino socializarlas y hacerlas conocer al conglomerado, la cual debe incluir compromisos y la reconstrucción de la sociedad. En razón a lo anterior se deben elaborar propuestas pedagógicas en las que niñas, niños, jóvenes y adultos se sientan tocados como sujetos de derechos y sujetos de paz.
COMO ALCANZAR LA APLICACIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS
EN LA SOCIEDAD COLOMBIANA A TRAVES DE LAS
COMPETENCIAS CIUDADANAS
Uno de los mecanismos que permiten que la sociedad colombiana pueda acceder realmente a los Derechos Humanos es a través de la educación. Esta se puede difundir aplicando las competencias ciudadanas en la academia, utilizando mecanismos dirigidos a la comunidad educativa en todos sus estamentos. Para poder alcanzar resultados se hace necesario identificar claramente el contenido y la importancia de las competencias ciudadanas. Esto permite de manera homogénea que la sociedad hable un mismo lenguaje y permita el respeto de los unos a los otros. Hay que formar para la civilidad, es decir quienes tienen la responsabilidad de educar deben tener bases sólidas que le permitan transmitirlas a los estudiantes y en general a los actores sociales.
Con la Revolución Educativa, que se enmarca dentro de la noción de Competencia, se hace énfasis en que lo importante no es impartir el conocimiento sino qué hacer con ese conocimiento y como se aplica en la vida de quien lo recibe, es decir, saber, saber hacer y saber ser. Es así como se empieza a fomentar la formación por competencias, formación para la vida.
Formar para la ciudadanía es una necesidad apremiante principalmente en las circunstancias actuales de Colombia. Desde este punto de vista requerimos proyectar ciudadanos democráticos, participativos y tolerantes que permitan desarrollar un pensamiento crítico y abierto a la ética y a la moral, unos ciudadanos capaces de analizar y aportar en procesos colectivos, que sepan resolver sus conflictos a través de acuerdos y de pactos.
Formar para la ciudadanía es un trabajo en equipo y no hay que delegarlo solamente a la escuela y a la familia. Se aprende por la calle, en los medios de comunicación, en las relaciones entre el Estado y la Sociedad Civil y en cualquier situación comunitaria.
Que las competencias ciudadanas sean capacidades y habilidades demostrables; que las competencias abarquen aspectos cognitivos, comunicativos, emocionales e integrados; que orienten moral y políticamente la acción ciudadana; que las competencias tengan como fin respetar, defender y promover los derechos humanos… en fin cualquiera que sea la definición que diferentes autores le atribuyen, se llega a un punto claro: Propician la construcción de escenarios para potenciar la convivencia pacífica entre los seres humanos.
Si retomamos la definición más simple, dada por el Ministerio de Educación Nacional, encontramos: “Lo que el ciudadano debe saber y saber hacer en diferentes contextos”. De aquí se desprende, aprender a relacionarse con otros de forma respetuosa y justa y tomar decisiones libres y autónomas para solucionar de manera asertiva los conflictos. Precisamente Carlos Thiebaut lo afirma “Las competencias ciudadanas son normas y procedimientos que coordinan la acción común y las acciones individuales para afrontar problemas y solventar conflictos”…
Situarnos en las competencias ciudadanas trasciende el aspecto socio-político para llegar al humanismo; en la vivencia de valores no sólo democráticos sino morales: La conciencia moral, el desarrollo del juicio crítico, el asumir responsablemente las consecuencias de sus intensiones y actuaciones y además, tener la capacidad de analizar y dialogar sobre dilemas de la vida cotidiana, es lo que permite el verdadero crecimiento del ser humano.
Habermas profundiza en este campo. “Los juicios morales, son una medida de las competencias y las acciones morales; una medida de realización”. Así, se deduce que las competencias ciudadanas implican reflexión que orienta la acción.
Para nosotros es evidente que, las competencias ciudadanas permiten el reconocimiento del otro en su diversidad, valora la pluralidad, promueve la participación responsable en procesos democráticos, en su entorno cercano, en su comunidad local y en su país.
APLICACIÓN PRÁCTICA DE LAS COMPETENCIAS CIUDADANAS
EN LA ESCUELA
La Constitución Política de 1991, la Ley General de Educación 115 de 1994 y los diversos convenios internacionales suscritos por Colombia, reconocen la importancia de los derechos humanos como objetivo fundamental de la educación, apoyando la formación de competencias ciudadanas con políticas claras, programas, parámetros y estándares que marquen la pauta para iniciar, en equipo, un proyecto escolar con herramientas eficaces para convertir ese propósito en una realidad palpable y cotidiana, haciendo que gradualmente los estudiantes aprendan y aprendan a hacer, según su nivel de desarrollo, para ir ejercitando esas habilidades en su hogar, en su vida escolar y en otros contextos.
Es claro que así como la educación se ha propuesto formar el pensamiento, también es posible fomentar el desarrollo moral de los seres humanos y éste es un aspecto fundamental para la formación ciudadana. El desarrollo moral se entiende como el avance cognitivo y emocional que permite a cada persona tomar decisiones cada vez más autónomas y realizar acciones que reflejen una mayor preocupación por los demás y por el bien común. Estas decisiones y acciones no implican, necesariamente, la renuncia a los intereses personales, sino más bien, la construcción de un diálogo y una comunicación permanente con los demás, que permita encontrar balances justos y maneras de hacer compatibles los diversos intereses involucrados. Las competencias relacionadas con el desarrollo moral no sólo son imprescindibles, sino también susceptibles de ser trabajadas en un proyecto de formación ciudadana. Por ejemplo, la empatía, es decir, la capacidad para involucrarse emocionalmente con la situación de otros (sentir su dolor, por ejemplo), o la capacidad de juicio moral para poder analizar, argumentar y dialogar sobre dilemas de la vida cotidiana, se encuentran a lo largo de toda la propuesta, pues todo el tiempo necesitamos estas habilidades para relacionarnos con las demás personas.
De acuerdo a Guillermo Hoyos, dice con relación a las competencias cognitivas, que así como toda comunicación comienza por la comprensión, es posible, a partir de ella y con base en razones y motivos (argumentos) llegar, si fuere necesario como en la ciencia, a acuerdos y consensos.
Ruíz Silva Alexander y Chaux Torres Enrique, definen las competencias cognitivas como las capacidades para realizar diversos procesos mentales. En este caso, capacidades para llevar a cabo procesos que favorecen el ejercicio de la ciudadanía. Una de estas es la habilidad para tomar diversas perspectivas o en otras palabras; ponerse mentalmente en la posición del otro.
Kaneneth Dogde señala la carencia de las competencias emocionales en la escuela, fundamentales para la convivencia social, hecho que se evidencia en el uso de la fuerza y la agresividad de niños y jóvenes dentro y fuera de las instituciones educativas y de los maestros en su estilo autoritario y excesiva normatividad.
Como lo afirma Alexander Ruíz y Enrique Chaux en su texto “La formación de competencias ciudadanas”, “es a través de su desarrollo de las competencias comunicativas que los estudiantes negocian significados, expresan sus intereses, valoran desacuerdos y establecen compromisos”,
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