CONCEPTO DE BELLEZA
artebebeTesis31 de Octubre de 2013
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NUCLEO PROBLEMICO N° 2 CONCEPTO DE BELLEZA
Belleza es una noción abstracta ligada a numerosos aspectos de la existencia humana. Este concepto es estudiado principalmente por la disciplina filosófica de la estética, pero también es abordado por otras disciplinas como la historia, la sociología y la psicología social.
Vulgarmente la belleza se define como la característica de una cosa que a través de una experiencia sensorial (percepción) procura una sensación de placer o un sentimiento de satisfacción. En este sentido, la belleza proviene de manifestaciones tales como la forma, el aspecto visual, el movimiento y el sonido, aunque también se la asocia, en menor medida, a los sabores y los olores.
La percepción de la «belleza» a menudo implica la interpretación de alguna entidad que está en equilibrio y armonía con la naturaleza, y puede conducir a sentimientos de atracción y bienestar emocional. Debido a que constituye una experiencia subjetiva, a menudo se dice que «la belleza está en el ojo del observador». En su sentido más profundo, la belleza puede engendrarse a partir de una experiencia de reflexión positiva sobre el significado de la propia existencia.
A través del tiempo, filósofos, religiosos, poetas e intelectuales en un intento de definir la Belleza, la dividieron en niveles.
* Belleza Subjetiva: Se percibe en nuestra mente y no por los sentidos, es independiente de la belleza del objeto.
* Belleza Objetiva: Se percibe por los sentidos, depende de la belleza del objeto, pero está influenciada por lo cultural.
* Belleza Absoluta: Es la Divina, la Única, la Eterna, sólo Dios la posee según el pensamiento religioso.
* Belleza Moral: Es una Facultad del Espíritu, es Abstracta y Metafísica. Se basa en la Perfección de las Ideas y en la correspondencia entre Belleza, Bondad y Verdad.
* Belleza Ética: Trata de la moral y la bondad de las Acciones Humanas.
* Belleza Perfecta: Es la Espiritual, la unión de la Belleza Moral y Ética.
* Belleza Imperfecta: Es la Sensorial, sólo intervienen los sentidos.
* Belleza Estética: Perfección y Armonía de las Proporciones.
Belleza “Es la propiedad de las Personas y cosas que nos hacen amarlas, infundiendo en nosotros Deleite Espiritual”
Las “cosas” solo tienen Belleza Física. Las “Personas” tenemos además Belleza Espiritual.
La Belleza Espiritual es lo que marca la diferencia, es la que nos permite ser receptores y emisores de bondad, amor y belleza. Es con la que podemos cambiar el mundo.
* Belleza Física: Es la Belleza Exterior que se percibe a través de de los sentidos y podemos mensurarla. La grandeza del mar, la inmensidad del cielo, la majestuosidad de las altas cumbres, el brillo de las estrellas, la soberanía del sol, la energía del reino animal y vegetal las proporciones de un rostro y un cuerpo bonito.
* Belleza Espiritual: Es la Belleza Interior, la Belleza del Alma es inmensurable para nosotros los mortales, se percibe a través de sentimientos y emociones, es alegría y bondad, es amor que irradia y vuelve proyectado, es luminosidad y magnetismo, es música que hace vibrar nuestros sentidos, es magia que queda flotando en el aire, como el perfume a flores que dejan las hadas al pasar.
Los estudiosos de la estética y los filósofos aún no se han puesto de acuerdo en la definición de la belleza. La belleza no se define, se reconoce. Es una cualidad, un concepto, un sentimiento, que se caracteriza por su relatividad: no hay un criterio universal a pesar de que existen aproximaciones a lo absoluto, acercamientos a la perfección que no existe más que como ideal. Muchos estudiosos consideran que la belleza es lo que resulta agradable a los sentidos y que por consiguiente causa placer, pero no todo lo que nos causa placer tiene por qué ser bello.
Lo que no presenta dudas es que para cada individuo, para cada grupo social, para cada raza, para cada época, existe un modo particular y diferente de percepción estética. Las exuberantes masas glúteas de las mujeres hotentotes, las mujeres con cuellos de jirafa, los pequeños pies atrofiados de las chinas, las mutilaciones nasales, auriculares, y labiales de algunas tribus africanas o americanas, las cabezas en forma cuadrada que nos muestran ciertas esculturas de Etiopía y que eran provocadas intencionadamente desde la infancia... son considerados modelos de belleza para ciertas razas o lo fueron en determinada época.
Como cualquier otro concepto que alude a algo directamente relacionado con las acciones del ser humano, la belleza debe ser entendida siempre en el marco de un determinado contexto social, en el que tiene sentido y forma parte de las diversas relaciones sociales establecidas entre las personas, incluidas las relaciones de dominación. Es más, el uso y delimitación de lo que en cada caso se entiende por belleza desempeña un papel muy importante en las relaciones de dominación: los poderosos se han preocupado siempre de subvencionar y controlar la producción de belleza, convirtiéndola en un instrumento más al servicio directo de su perpetuación en el poder y de su distinción como clase privilegiada. No es posible, sin embargo, profundizar aquí en el carácter socialmente mediado de la belleza. Si vamos más allá de lo que acabamos de mencionar, podremos aproximarnos a lo que entendemos por belleza. Aludimos, en primer lugar, a una experiencia que se presenta en todas las culturas. Es más, podemos considerar que esa experiencia de lo que es sumamente placentero, de la belleza como una abstracción, es un universal cultural; y, al mismo tiempo, que la delimitación de la belleza tiene siempre pretensiones de universalidad. Incluso se puede decir que más allá de las modas, que van cambiando en diferentes épocas dentro de un mismo marco cultural, y más allá de las divergencias que se dan entre culturas, dado que cada una posee unos códigos de creación e interpretación diferentes, se puede encontrar una cierta convergencia transcultural en determinados estándares de belleza. Una última consideración previa nos recuerda que, si bien es en el arte, como actividad específicamente humana, donde se da una preocupación explícita por la producción de la belleza, algo que ya señaló Aristóteles, no es conveniente establecer una identidad entre la belleza y el arte. En primer lugar, porque con mucha frecuencia el arte, y en especial el arte contemporáneo, ha pretendido hacer algo que no guarda una relación estricta con la belleza; en algunos momentos la producción de la fealdad, por no decir ya de lo extraño o sorprendente, se convierte en objetivo prioritario de una obra de arte. En segundo lugar, porque dejaríamos fuera la rica experiencia estética que se produce en la contemplación de la belleza en la naturaleza: hay, por tanto, cosas que no son producidas por el ser humano, pero que este considera indiscutiblemente bella, aquí hablamos de la belleza y no del arte.
Los tratados de estética suelen abordar el concepto de belleza desde dos ópticas diferentes. Por un lado se trata de describir cuáles son las características que poseen determinados objetos que nos llevan a reconocerlos como bellos. Aunque pueden darse algunas divergencias, siguen gozando de especial consideración las que ya fueron definidas en el mundo clásico griego y recogidas por Platón: orden, medida, proporción, equilibrio, luminosidad... Lo importante, en todo caso, radica en el hecho de que se sitúa el análisis de la belleza en las cosas que consideramos bellas; y desde luego son muy variadas las definiciones, tantas que en algún momento se ha propuesto renunciar a un análisis del concepto de belleza. Por otra parte, a partir del siglo XVII se comienza a conceder una importancia considerable al gusto cuando se trata de hablar de la belleza. Lo importante no son ya las características del objeto, sino más bien el efecto que la contemplación de ese objeto produce en nosotros. Se retoma algo que ya estaba presente entre los griegos; la contemplación de la belleza es sumamente placentera, provoca en nosotros un estado de gozo y sosiego que no se alcanza en otras experiencias. De ahí se pasa a afirmar que son bellos aquellos objetos que producen en nosotros el placer, independientemente de que luego un análisis de esos objetos nos ayude a detectar las mismas características que antes mencionábamos.
La belleza se estudia desde una perspectiva psicológica y epistemológica, procurando desvelar los procesos mentales que acompañan a la percepción del placer estético. Esta distinción entre la belleza como característica de los objetos, y la belleza como algo relacionado con la sensación de placer no prejuzga en ningún momento la otra distinción básica: la belleza como algo objetivo, independiente de nosotros, y la belleza como producto de una convención arbitraria de los seres humanos. Podemos decir que la belleza es una característica de los objetos, y, a la vez, mantener una posición relativista o subjetivista, en la medida en que consideramos que esas características dependen del contexto social o incluso de opciones individuales, que se resisten a cualquier intento de elaborar unos criterios objetivos. Igualmente, podemos defender que la belleza es una sensación o una emoción que aparece en nosotros ante la contemplación de determinados objetos y, al mismo tiempo, mantener que ese gusto estético es universal, propio de la naturaleza humana, y susceptible de una educación y de ser valorado de acuerdo con unos criterios que nos permiten distinguir entre buen y mal gusto.
Un análisis riguroso del concepto de belleza debe hacerse cargo de ambas contraposiciones, si no quiere
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