CRISIS EN LAS CIENCIAS SOCIALES

CRISIS EN LAS CIENCIAS SOCIALES

La realidad actual está envuelta en complejos y dinámicos procesos de interrelaciones e interconexiones; conformando una hipercompleja red social donde intervienen elementos biológicos, psicológicos, sociales, económicos, políticos, culturales y ecológicos. En consecuencia, la investigación científica clásica y tradicional, desde su enfoque metodológico lógico-positivista, es insuficiente y limitada para poder abordar y comprender estas nuevas realidades. Al respecto, Martínez (2011) señala que “…la investigación científica viene sufriendo a partir de las primeras décadas del siglo XX, cambios radicales en la manera de generar enunciados seguros y firmes a partir de las certezas proporcionadas por el Método Científico…” (p.45).

Ciertamente, a finales del siglo XX la ciencia viene experimentado transformaciones sustanciales en la forma generar el pensamiento científico; particularmente marcado por una metodología mecanicista, lineal y unidireccional. Estas mutaciones son impulsadas principalmente por el fenómeno de la globalización, donde el acceso al conocimiento y su obsolescencia se dan de forma acelerada; por ende, surge la necesidad de buscar nuevas vías, enfoques y métodos para abordar y comprender la realidad. Y es allí donde el papel del investigador juega un papel clave.

Sin embargo, consideramos que la fuerte tradición científica positivista, con su método científico – analítico, tiende a limitar el pensamiento creativo del investigador. La metodología positivista insiste en seguir liderando y hegemonizando el cómo se debe conocer y explicar la realidad; y continua siendo, en reiteradas ocasiones, el modelo referencial en las ciencias sociales. Conforme a ello, solo basta observar las exigencias y los procedimientos metodológicos que mantienen las universidades en el campo de la investigación; los trabajos científicos solo son validados o aprobados bajo la premisa que deben ceñirse a determinadas reglas y cumplir las exigencias de una comunidad científica élite.

Conviene destacar, que esta postura investigativa inflexible y sesgada, aplicada con frecuencia en las ciencias sociales, en reiteradas ocasiones produce un conocimiento o teorías distantes que desfiguran o desdibujan los procesos y cambios de la sociedad. De ahí que es urgente revisar la metodología del quehacer científico. Al respecto, Martínez (2011) también indica refriéndose al método científico positivista lo siguiente:

Sin embargo, a partir de las serias dudas generadas por la manera de explicar el mundo y su realidad, se ha venido entendiendo al indagar metodológico-científico centrado en búsquedas que den cuenta de la realdad cambiante y dinámica, cuestión que no es entendida en las primeras décadas del siglo pasado. (p. 45).

Como afirma el citado autor, las diversas dudas generadas por el método mecanicista en su tarea de presentarnos una sola cosmovisión del mundo han llevado actualmente a amplios sectores, especialmente de las ciencias sociales, a cuestionarse de que existe una lógica de investigación científica universal para explicar la compleja realidad.

De lo anterior, se desprende que no se puede seguir haciendo ciencia en base a procedimientos impuestos y convencionales. Es conveniente para poder abordar y explicar una realidad social tan cambiante que el investigador no se aferre a ninguna metodología; sino estar permanentemente en actitud de búsqueda; convirtiéndose en un sujeto investigador activo, donde los procesos mentales se representan y fluyen en forma dinámica. En pocas palabras, como ya se ha indicado anteriormente, debe mantener constantemente una actitud creativa.

En ese sentido, Martínez (2011) sostiene que “el pensamiento creativo consiste en el proceso de percibir

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