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CULTURA DE LA EVALUACIÓN

laurampadilla19Síntesis15 de Agosto de 2018

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Cultura de la evaluación

¿Cuántas veces hemos escuchado que tal o cual persona o grupo de personas no tienen cultura?; pero, qué es la cultura, pues todas las creencias y valores que nos identifican como personas y como sociedad y que a su vez nos conducen en nuestro comportamiento.

En este caso hablaré de la cultura de la evaluación en el ámbito educativo a partir de mi experiencia, esta y otras lecturas. Es cierto que la evaluación ha sido tomada como un requisito final de un periodo, en este caso de instrucción,  que nos permite calificar (poner un numero) a otro individuo que esta en un proceso de aprendizaje, y los reduzco a estos términos porque en general no planteamos una relación directa entre nuestros objetivos y la evaluación.

En general la palabra evaluación está asociada a emociones  y apreciaciones negativas por lo tanto  más allá de verla como una posibilidad genera  disgusto, impidiendo el desarrollo óptimo de los procesos a nivel macro y a nivel individual.

Considero que este es el principal problema, pareciera que en el “deber ser” tenemos que aparentar cierta imagen, como escuela, como directivo, como maestro….cuantas veces no hemos escuchado frases como: “les dieron las respuestas”, “fabrica las evidencia”, “infla números” etc. Mientras no caigamos en la  cuenta de que el trabajo a realizar debe ser constante y continuo y que la evaluación es precisamente la que nos va a permitir hacer ajustes durante el proceso y no al final de este, estaremos fritos.

Por otro lado lo ideal dentro de un centro escolar sería vernos como pequeños engranes dentro de un gran sistema, y siendo engranes ser conscientes de la importancia y funcionalidad que juega cada uno de nosotros, mirarme en el otro y saber que si el otro hace mal su trabajo impactará en mi trabajo. Considero que es importante ser asertivos al recibir críticas sobre todo si éstas me van a permitir crecer no solo como persona sino como profesional de la educación. Por ende es claro que la evaluación debe de ser a todos los niveles y de manera continua, pero sobre todo reflexiva, porque considero que es precisamente la reflexión lo que nos va a permitir alejarnos del mundo de simulación donde muchas veces estamos parados. Tal vez algunos puedan decir que son, en el caso de las escuelas, los directores quienes deben de tomar la batuta de esta gran orquesta, yo considero que es un proceso bidireccional, es decir que va de arriba hacia abajo y viceversa.  De esta manera considero es importante darle el valor a las reuniones colegiadas, ver estas sesiones más allá juntas aburridas, sino realmente espacios de reflexión que nos permitan darnos cuenta en donde estamos parados, cuáles son nuestras necesidades y objetivos y a partir de esto diseñar mecanismos que nos permitan ir alcanzando los retos planteados, en la medida que se realice este ejercicio estaremos más cerca de la calidad educativa, ya que nos dejaremos de ver como náufragos en islas aisladas.

Me parece preciso mencionar que al estar frente a personas que depositan en nosotros su confianza somos agentes de cambio y por ende trabajar desde las aulas la seguridad personal de los alumnos, es decir, favorecer que estas generaciones a nuestro cargo logren ser individuos seguros, asertivos, proactivos con el fin de que estos alumnos a nuestro cargo vean la  evaluación no como una piedra en el camino, sino que la  aprehenda  como algo positivo y siendo así,  a nivel individual se autoevalúe y regule capacitándolo de enfrentar evaluaciones externas y constantes sin la apreciación negativa que tenemos muchos de nosotros. Siendo así, considero que las generaciones venideras estarán mucho mejor preparadas y traerán de manera inherente a su conducta, la cultura de la evaluación.

Por  mi parte ha sido de mi agrado la lectura ya que me ha permitido darme cuenta cuales han sido mis aciertos y errores, donde estor parada no solo como docente sino como persona y de esta manera hacer ajustes personales y profesionales y a su vez preguntarme que juego con respecto a mis alumnos, cayendo en la cuenta en que soy profesora en la medida en que ellos son alumnos, por lo tanto me debo a ellos y por esto es preciso replantearme ciertas actitudes que puedo mejorar en mi quehacer diario con ellos.

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