Capítulo 1 el Reconocimiento.

Capítulo 1 el Reconocimiento.

Estaba ahí, solo, alejado de la sociedad, de mis padres, de mis amigos, e incluso de la tecnología, estaba ahí, solo, en medio de mi cama, ningún testigo de lo ocurrido, solo ella, yo, y los recuerdos de aquella ocasión, tristes, felices, serios, temibles, se encontraban ahí, guardados en el recuerdo.

Todo comenzó en la escuela, estaba un día en clase de cálculo dormitando, la profesora se dio cuenta, por lo tanto me hecho de la clase. Una vez fuera, recordé que llevaba conmigo mi tan anhelada tecnología, mi celular dio un timbrazo, y lo vi, un mensaje de ella, el mensaje decía.
    -“Me enteré de que saliste de clase, vaya macho debes ser para escabullirte de tal manera de la clase que no te cae verdad, no debe ser fácil para un fotógrafo tomarse tan en serio una clase tan aburrida”

Y, era cierto, no me gustaba para nada esa clase, y vamos, a quien en realidad, aparte de los matemáticos o futuros matemáticos, les gusta esa clase, cuando lo leí sonreí al frente del celular. Me puse a escribirle una respuesta, buscando contrastar con la suya.

     -“Claro que no, no me eh escabullido de la clase, solo que mi intelecto superior ya paso por esa materia hace mucho tiempo… bueno, la verdad, es que me han echado fuera por dormirme a media clase”

Oprimí enviar y apague el celular.

Al termino de el día escolar, fui a buscar a John, John es un buen amigo, no eh tendió el gusto de conocerlo por mucho tiempo, pero, nos hicimos amigos al instante, me cayó muy bien, lo conocí por la calle caminando.

Era un tarde, nublada, con índices de que lloviese, él estaba parado en una esquina, tenía una guitarra en mano, y de repente, inicio a tocar algo, yo soy muy curioso, así que me quede un rato viendo como tocaba, al poco rato, terminó la canción. Me pregunto

-Hola, eh visto que te has quedado a escucharme un poco, ¿te ha gustado?

Le contesté:

-verás, a mí me gusta el arte, y veo que tú eres un artista urbano, por eso me eh quedado, pero, obviamente me ha gustado, créeme, si no ya me hubiera ido antes de que pudieses decir una sola palabra.

Soltó una carcajada, nos dimos la mano, y posteriormente, nos presentamos.

Él, sin duda era una persona con futuro, se le veía en los ojos, sin embargo, me ponía a pensar en ese hecho, y me preguntaba a mí mismo:

           -Tu, ¿qué has hecho?, solo, estudiar, quedarte dormido hasta tarde por ver alguna película, pensar en cosas que pudiste haber hecho pero, nunca te atreviste a tales hazañas.

Mi vida no era gloriosa, lo admito, pero, era buena, por lo menos lo era hasta ese entonces, no me podía quejar, la escuela iba bien, mis amigos eran agradables, le llegaba a agradar a la gente de cuando en cuando.

Pero, me hacía falta algo, tenía un vacío en mi interior. ¿Qué era?

Todas las noches me lo preguntaba antes de dormir, pero, mientras más lo pensaba, más difícil se me hacía encontrarle un significado a ese vacío, solo, estaba ahí.

No sé cómo explicarlo de manera cierta, pero no es similar al vacío que se genera cuando no comes, no, es algo más profundo, más espiritual, como el vacío que se genera cuando un ser querido fallece, cuando se escapa tu mascota de pequeño, cuando rompes el juguete más hermoso y lindo que tenías. Era algo así, pero, no sabía lo que lo estaba generando dentro mío, no dolía, pero se hacía sentir, estaba presente en mí, en la mayoría de veces, cuando estaba a punto de ir a dormir, cuando sacaba una nota baja en clase, cuando leía los mensajes que ella me enviaba, cuando veía en  Facebook las fotos que le había tomado, cuando veía las fotos que nunca subí, los recuerdos eran abundantes, y como así eran, el vacío era constante.

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