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Comunicacion

marcoz323 de Abril de 2014

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LA PALABRA PERDER EL MIEDO Y LOS NERVIOS

Miedo Sensación de angustia provocada por la presencia de un peligro real o imaginario.

Nervios Estado pasajero de excitación nerviosa, inquietud o de falta de tranquilidad

En esas ocasiones tememos hacer el ridículo, no encontrar la palabra adecuada o quedarnos sin palabras. Todo esto es bastante habitual.

Y realmente lo peor de todo, es el mismo miedo y el nerviosismo. Para evitarlo, es importante estar lo mejor preparada posible para ese momento, y así poner los nervios bajo mínimos.

Lo primero para perder ese miedo es enfrentarte a ello. Puedes comenzar con grupos pequeños de personas, incluso puedes empezar con una sola persona e ir aumentando progresivamente.

Te enseñaré unas pautas, para disminuir ese estado de nervios.

Analizar circunstancias

Antes de preparar una conferencia en público, es importante que analices todos los datos posibles de la situación que se va a dar.

El tipo de público que te va a escuchar, los conocimientos que tenga tu público sobre la materia, el número de personas que va a asistir, la duración de la misma…etc

Si te es posible ir unos días antes al lugar donde se va a celebrar la conferencia, te aconsejo que lo hagas para que examines la situación en la que te vas a ver. Cómo vas a estar colocada con respecto a tu público. Las características y posibilidades que tiene la sala como poner diapositivas, el sonido, amplitud, capacidad etc….

Prepárate bien

Una vez tienes los datos anteriores, ya puedes preparar tu charla.

Haz un esquema, y vas hablando con naturalidad sobre cada uno de los puntos del esquema.

Practica en casa para ver el tiempo que te lleva y asegúrate que cubres el tiempo esperado de tu charla.

Procura hablar despacio, alto, claro y vocalizando. Utiliza la sonrisa, (es algo que te va a relajar y va a abrir una buena sintonía con tus oyentes).

Si no tienes experiencia, mejor quédate sentada.

Hasta que no ganes experiencia, te aconsejo que no des lugar a ruegos y preguntas, ya que al ser algo que tienes que improvisar, los nervios te pueden traicionar muy fácilmente. Esto se soluciona con un discurso que ocupe todo el tiempo y con esa excusa no darás lugar a preguntas.

El ir bien preparado, además de quitarte mucho nervio, va a hacer que todo salga perfecto.

Material necesario

Te aconsejo que utilices diapositivas o presentación en power point, ya que animan la charla, distraen la atención del público sobre tu persona y te sirven de apoyo para no quedarte en blanco.

En caso de no tener esa posibilidad puedes utilizar tarjetas, para llevar en la mano durante la charla y no perderte del orden de lo que vas a hablar.

También puedes utilizar videos, que limiten el tiempo de exposición tuyo ante el público y además evitan que la gente se aburra, son un apoyo muy interesante. (puedes utilizar varios en una misma presentación).

Asegúrate de que dispones de todo el material necesario. Ya sea ordenador para la power point, las tarjetas de apoyo (también puedes llevar ambas cosas).

“CAPTAR Y MANTENER LA ATENCIÓN”

Verdaderamente todos deseamos hablar en público, pero más que ello en el fondo lo que se desea alcanzar es dar un mensaje, palabras con contenido y no solamente “hablar por hablar” ante un público, mucho se pregunta ¿Qué debo hacer para que la personas me presten atención? O ¿Qué debo cambiar para que capten mi mensaje?

La solución es sencilla, desde hacer que tu tema sea práctico y no solamente palabras que quedan únicamente como ideas abstractas, o un puñado de teoría.

A las personas -me incluyo- se les hace difícil prestar atención a la teoría uniforma y plana por un prolongado tiempo, algunos estudios revelan y advierte que solo durante los primeros 20 minutos de una presentación es cuando la audiencia tiene el 100% de su interés en la palabras del exponente, después de ese tiempo el público comenzará a perder su interés gradualmente. Por una forma de escapar casi literalmente de esta trampa es hacer uso de las historias.

Contar una historia real es una fuerte palanca para que tus oyentes continúen anuentes a tus palabras, a tu mensaje.

Cuando se cuenta una historia automáticamente las personas lo empiezan a imaginar, es instintivo, así funciona nuestro cerebro, cuando nos cuentan algo lo vemos dentro de una cabeza.

Este despertar de la imaginación aleja el aburrimiento, pero no solo esto, sino que también con una historia las personas pueden comprender mejor tu mensaje, tus ideas.

Darle vida y dinamismo a esas palabras, tan correctas pero tan planas es la clave. Por lo general un orador no se da cuenta cuando pierde realmente a su público, sin embargo la audiencia si es muy sensible a la pérdida del mensaje, esto sucede porque por lo general un discurso o exposición promedio bien sobre pasar una hora de duración. Por esa razón debemos usar ilustraciones, ejemplos e historias para demostrar nuestro tema.

Algunos oradores por demostrar un tema de alto nivel intelectual aducen que no son necesarias la ilustraciones “infantiles” en sus presentaciones, que su audiencia es de un alto nivel como para usar ese tipo de métodos de comunicación, sin embargo la realidad es otra, no importa el grado académico de tu público o lo serio que pueda ser tu presentación, todos somos humanos e ilustrar una idea siempre agiliza el proceso de captación, pero también de retención en nuestro cerebro.

De hecho, algunos de los más reconocidos oradores y nivel mundial consideran que si un orador no puede expresar sus temas en ilustraciones concretas, entonces ese orador todavía no tiene comprensión sobre aquellas ideas de las cuales está hablando.

Hacer uso de alguna historia, o bien del humor bien acomodado debe de ser los primeros pasos cuando se inicia una presentación. Investigaciones y análisis nos hacen saber que el cerebro humano en promedio puede pensar 10 veces más rápido lo que escucha, es decir, el pensamiento viaja más rápido que las palabras habladas, esto nos deja ver que existe un 90% en el cual el cerebro se puede desocupar con otros pensamientos, sin embargo si le añades una historia le darás algo para que su mente veloz no se escape; le estas dando trabajo a su mente.

Al iniciar tu presentación con alguna historia o ilustración estás tomando sus pensamientos en algo “entretenido”, no es que tu tema sea aburrido en sí, pero si no lo sabes presentar verdaderamente lo será. Un excelente forma de hacerlo bien puede ser alguna anécdota personal, mejor aún si esta contiene cierto grado de humor, con ello de una vez tendrás el pase libre, ahí ya tienes la PRE-disposición metal que tanto desean los oradores profesionales.

¿Cómo sé cuando mi público se está distrayendo?

Esto lo puedes saber observando algunas señales que el mismo público te dará, los ojos de las personas comienzan a mirar a otros lugares, y ya no en ti como orador. Es usual que busquen distraerse con cualquier otra cosa, en algunos momentos podrían ponerse a escribir en notas pero cabe la posibilidad de que no sean apuntes referentes a tu tema. Y claro está, el síntoma más fuerte es sencillamente verlos cabecear o caer en sueño. Si esto llega a suceder es hora de inyectar a tu exposición energía e interés con algún ejemplo, y dejar la teoría plana por un momento.

Por ello debes aprender la habilidad de contar historias y ejemplos en tus exposiciones que atrapen la mente de quienes te escuchan, buena historia es breve e interesante, mejor aún si esta carga en cierta medida de humor.

En cualquier caso, aquí van algunas de las ideas y trucos que a mí me parecen importantes:

• Preparar un esquema de presentación: Nos permite preparar la línea argumental de nuestra presentación haciendo que sea coherente, evitando los saltos. Es importante tener clara la secuencia y conceptos que queremos transmitir. Yo suelo preparar un post-it por transparencia con titulo e ideas más importantes, lo que me permite reordenarlas, añadir o quitar, hasta que estoy satisfecho.

• Lo que sientes NO es lo que transmites: Esto para mí fue una de las revelaciones más importantes, y que me dio mucha seguridad (una de las claves para hablar en público): Aunque uno considere que lo está haciendo fatal y que está muy nervioso, necesariamente no transmite eso: En un curso al que asistí nada más empezar nos pidieron que hiciésemos un pequeño discurso de 5 minutos y nos grabaron con cámara de video. Luego nos mostraron lo grabado, y sorprendentemente, descubrí que en la televisión había una persona que se parecía mucho a mi pero que mostraba tranquilidad al hablar. Os recomiendo el experimento.

• Empieza por el final: La audiencia juzgará si le interesa o no lo que vas a contar en los primeros 3-5 minutos. A mi me gusta empezar por el final, contando las conclusiones y las cosas más interesantes al principio, dando una visión de la estructura de la charla, y luego, una vez captado el interés, desarrollar cada punto.

• A veces es más importante saber transmitir y resumir que ser experto: Una de las cosas que a todos nos ha agobiado alguna vez es el pensamiento

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