Confianza Institucional.

Hablar de la confianza institucional que tiene el Instituto Federal Electoral significa principalmente, remitirnos a la opinión de la ciudadanía en general para conocer el grado de aceptación que el Instituto tiene, de tal forma que la percepción ciudadana general producto de los diferentes estudios o sondeos nos permiten conocer dónde estamos ubicados.

A lo largo de los años recientes, son muchos los estudios que pretenden identificar cuál es el lugar que le corresponde al IFE en esa percepción general, ofreciendo resultados muy variados, pero todos ellos, lo posicionan en parámetros positivos respecto al tema de la confianza. Adicionalmente es importante mencionar que si la medición de las respuestas agrupan a este organismo autónomo con instituciones de todo tipo de naturalezas y servicios dispares como instituciones religiosas, dependencias federales, partidos políticos, etc., esta medición de la confianza puede resultar cuestionada dependiendo de la metodología o preguntas formuladas en particular.

Es con base en lo anterior y teniendo presente a los principales actores que intervienen en los procesos electorales, que el presente ensayo busca transmitir información suficiente para construir en qué radica el tema de la confianza en institucional, sobre todo desde el papel que juegan los miembros del Servicio Profesional Electoral (SPE) en tan importante tema.

La confianza en el IFE.

Considero que en la actualidad (2013), los tiempos de la credibilidad y la confianza institucional conferida al IFE en amplios sectores de la ciudadanía, sobre todo por su estructura colegiada y conformación ciudadana, han quedado atrás, al menos en los porcentajes que solían otorgar al Instituto. Cuando analizamos los resultados de las encuestas nacionales al respecto luego de los procesos electorales federales, según citan Mendizabal y Moreno (2010) en su obra La confianza electoral: el IFE y los partidos políticos, el nivel de confianza de la ciudadanía en general ha bajado de un 60% en 2005, hasta un 43% en 2008. De esta misma obra se desprende que la población mayor de 30 años en donde se manifiesta el cambio de manera más radical.

Otros factores que se presentan y resultan interesantes comentar, son los que tienen que ver con la ubicación de la población, el interés que tienen por el tema político-electoral y la tendencia ideológica que manifiestan. Según un estudio citado en la misma obra, en las zonas rurales del país, la confianza era significativamente menor con relación al espectro urbano. Esta situación no se refrendó en 2008, donde los niveles de confianza señalados en la población urbana disminuyeron también, lo que significa que ambos entornos (urbano y rural) manifestaron desconfianza. Los autores señalan que existe una fuerte relación entre el interés por la política y la confianza en el Instituto Federal Electoral, esto es: a mayor interés político, mayor confianza. Finalmente, en lo que respecta a la tendencia ideológica o partidista, según el análisis de regresión probit ordinal que se muestra en el cuadro 3 del citado documento, la confianza en el Instituto es mayor entre quienes se identifican con los tres principales partidos políticos de nuestro país.

Un aspecto que resulta trascendente analizar para conferir credibilidad y confianza a las instituciones sin duda es el relacionado a los flujos de información en medios de comunicación (Mendizabal y Moreno 2010). Claro está que en la formación de la opinión pública, sobre todo la creada por los medios masivos de comunicación, son un referente inmediato e inclusive la única fuente de información para un gran número de ciudadanos, los cuales en sus hábitos de medios atienden los contenidos informativos, pero escasamente profundizan en los mismos. En esta dirección sin duda el Instituto Federal Electoral deberá tener presentes adecuadas estrategias que le lleven a comunicar de mejor forma lo que es deseable para mejorar su imagen institucional y por consecuencia, crecer en los índices de confianza ciudadana.

Cabe mencionar que en el tema de la confianza institucional, los partidos políticos se ubican en los lugares bajos, es decir: gozan de menor credibilidad entre la ciudadanía en general. Este sin duda no es un fenómeno privativo de México, ya que en el cuadro 4 de la misma obra citada, se muestra que esta es una tendencia mundial, aunque sin duda los niveles de confianza y por ende credibilidad en estos institutos políticos son más altos en países con un mayor grado de desarrollo tecnológico, económico y sobre todo, democrático (Suecia por ejemplo).

Por todo lo anterior, podemos claramente señalar que aunque los niveles de confianza en las instituciones no son los deseables desde mi perspectiva, resultará muy difícil para los funcionarios del IFE cambiar esa tendencia, ya que como lo analizamos párrafos atrás, subsisten cuestiones inherentes a las condiciones económicas, sociales e ideológicas, que casi en automático otorgarán niveles de confianza muy similares a los que se vienen presentando.

El papel de funcionari@s del Servicio Profesional Electoral.

Resulta preciso mencionar que luego de las elecciones federales de 2006 y 2012, existe en una parte de la población, la idea de que debido a situaciones contrarias inclusive a la normatividad electoral, dieron como resultado que el candidato de la izquierda no resultara el ganador en ambos comicios. Pese a que está ampliamente documentado y transparentado cada uno de los procedimientos que el Instituto Federal Electoral y sus funcionarias y funcionarios realizan dentro de los periodos electorales, subsiste en algunos sectores de la ciudadanía la idea de que eso no es del todo así. Pese a que como lo analizamos al principio del presente ensayo, coexisten condiciones cercanas y cotidianas a los ciudadanos que per se, imposibilitan que los organismos electorales y partidos políticos puedan cambiar las tendencias de confianza institucional, los retos para los miembros del personal de carrera del Instituto Federal electoral son grandes.

Comunicación y Transparencia.

Si tuviéramos que mencionar los factores que considero necesarios para modificar severamente la percepción

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