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Contabilidad


Enviado por   •  20 de Octubre de 2013  •  4.442 Palabras (18 Páginas)  •  259 Visitas

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La contabilidad es una construcción social. Como tal, proviene del devenir histórico y de las acciones de individuos, que sólo se individúan por medio de la colectividad (Marx, 1976; Morin, 1995). Toda acción individual, mediada por la actividad cerebral de racionalización y que se desenvuelve en marcos comunicacionales y simbólicos (por tanto culturales y sociales) es enteramente moral (J. Habermas, 2000; K.O. Apel, 1991). Es decir, está mediada por valores que hacen juzgarla –a la acción– como buena o mala. Por tanto, podemos pensar, dado que la contabilidad proviene del seno de la sociedad, que ella es íntegramente moral.

La contabilidad, a más de ser fruto de la acción humana y de los hechos sociales, es uno de los elementos esenciales para motivar, impulsar y determinar nuevas acciones y nuevos hechos –particularmente los de producción y distribución de riqueza, sin ser estos los únicos –. La teoría contable (ortodoxa) nos dice que la contabilidad es la base para la toma decisiones, que tiene implicaciones para los diversos agentes. Así mismo se nos plantea que la información contable financiera debe poseer ciertas características que garanticen que la decisión será la <<mejor>>, la <<correcta>>, tales características, así como los fines que persiguen son apreciaciones valorativas; esto implica, a todas luces, que por la función que cumple la contabilidad, ella es también intrínsecamente un instrumento moral.

A la fecha es marginal la aproximación a una concepción moral de la contabilidad. Por lo general esta perspectiva ha estado ausente en las disertaciones de quienes han ocupado su tiempo estudiándola. Tan sólo una reducida parte de la escuela crítica en contabilidad (Tinker, Neimark, Williams, Hopwood) o también llamada escuela sociológica – organizacional, se ha ocupado de estos aspectos.

Por su parte, el proyecto predominante en el que se encumbraron los académicos de la contabilidad, fue en conseguir para esta el estatus de disciplina científica. Pero los duros cuestionamientos a la ciencia, especialmente los de las últimas cuatro décadas, son soporte para dudar de la bondad de este proyecto. Pues como lo han mostrado Marcuse, Habermas, Foucault, Bourdieu y otros, el conocimiento científico esta fuertemente relacionado con los intereses particulares provenientes de la emancipación burguesa en la modernidad, por tanto, este es predominantemente fruto y medio de su voluntad de clase. El ánimo que promueve hoy la ciencia y a los intereses que sirve es evidente.

También, se han puesto materialmente en evidencia las consecuencias del ánimo dominador y controlador de la ciencia y la técnica occidental, que amenazan con una hecatombe ambiental y ecológica, y promueven dinámicas de exclusión y marginación social.

Pero a pesar de esto, la ciencia y la tecnología están revestidas de un velo de reverencia y valoración positiva. Es decir, son aparentemente impenetrables a la crítica. Las representaciones simbólicas que entrañan la ciencia y la tecnología doblegan la voluntad del hombre que no logra entender ni relacionar muchas de las consecuencias materiales de la lógica de estas (Ángel Maya, 2000; Pág. 72.), al mismo tiempo ellas se fortalecen socialmente con un estatus que desprecia, excluye y determina las nuevas directrices de las relaciones técnicas de producción y sociales de distribución. En síntesis, la ciencia constituye un discurso (Foucault, 1987), con profundas implicaciones materiales, que sigue siendo atractivo para los hombres y por este conducto para la contabilidad.

El empeño por dar robustez científica a la contabilidad tiene como mínimo dos implicaciones de orden moral (Williams, 1990; Pág. 51). En primer caso, dado el canon de las ciencias naturales (positivas o duras) que predomina en el pensamiento epistemológico occidental, el objeto de la ciencia es el control y dominio de la realidad (de este ánimo no escapa ni el pensamiento científico Marxista). Pues bien, dado que la contabilidad trata de hechos sociales, y que el motor de estos es el hombre: esto que implicación valorativa (en sentido moral) tiene? Y este cuestionamiento es a la vez moral y práctico; es decir, en la practica quien quiere controlar al hombre?. En segundo lugar: si las ciencias solo buscan instrumentalizar los objetivos sociales, por que la perspectiva científica de la contabilidad se empecina en la satisfacción de los intereses del propietario privado en la forma del inversor de capital ?, a caso la sociedad esta constituida solo por inversores?, y la fuerza de trabajo?, y los pequeños propietarios no necesitan contabilidad y control de orden no financiero?, acaso estos no toman decisiones?. En definitiva, la pregunta trascendental de orden moral: como se juzga si la ciencia contable es buena o mala, si obra bien o mal?. Los científicos quizás dirán que esto no importa a la ciencia. Que la ciencia proviene de la <<objetividad>> y que en ella no hay lugar para juicios valorativos. Y lo peor es que todos los científicos que se aseguran respetables citan a Kuhn, pero no entienden que el paradigma es ante todo una VALORACIÓN colectiva y un acuerdo compartido, y como tal, juicio moral. La ciencia esta atravesada por juicios valorativos de orden colectivo y su naturaleza misma es de orden social y moral, esto se entiende bien en las actuales discusiones de la sociología del conocimiento y por ello se habla de socioepistemología, nuevos paradigmas, interdisciplinareidad y transdisciplinareidad.

No obstante, la contraposición entre moral y ciencia es tan antigua como la disquisición sensible – inteligible (Kant, 1980), mundo físico y de las ideas (Platón), o materialismo e idealismo. Pero los límites están rotos. Las implicaciones del mundo sensible determinan la posibilidad intelectual o del mundo de las ideas (Freud), y la fortaleza de algunas construcciones simbólicas, como la ciencia, doblegan condiciones materiales (Ángel Maya, 2000), es decir generan discursos que producen realidades (Foucault, 1987). La contabilidad esta envuelta en este drama. Unos añoramos su estatus de ciencia, otros sus ancestrales prácticas de registro y muchos la usan como mecanismo de normalización de acciones y lógica de control y disciplinamiento (Carmona,1996; Ezzamel et al, 1993), a través de instrumentalizarla simbólicamente motivando comportamientos y realizando enjuiciamientos valorativos de cosas buenas y malas, apropiadas e inapropiadas, justas e injustas, eficientes e ineficientes, legales e ilegales.

Así las cosas, este documento pretende realizar una aproximación reflexiva a tales cuestiones, a fin de contribuir en la discusión disciplinar de la contabilidad. Para ello el documento se constituye

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