ClubEnsayos.com - Ensayos de Calidad, Tareas y Monografias
Buscar

Contradicciones Culturales


Enviado por   •  10 de Octubre de 2013  •  2.362 Palabras (10 Páginas)  •  325 Visitas

Página 1 de 10

INTRODUCCIÓN

Tradicionalmente, el niño tímido suele ser una persona tranquila, callada, temerosa, que evita las interacciones sociales y que pese a que puede llamar la atención de padres, maestros y educadores no suele identificarse como una persona que cause o tenga problemas y, por tanto, tampoco susceptible de necesitar ayuda profesional.

Ocurre con frecuencia que los problemas interiorizados suelen ser menos aparatosos y preocupantes que los externalizantes. En el primer caso los sujetos interiorizan el problema y lo manifiestan con temores, miedo, ansiedad o depresión, mientras que los segundos los exteriorizan mediante conductas externas, disruptivas, que afectan a otras personas y, por tanto, generan mayor perturbación e interés por una intervención psicológica.

Hay también una creencia extendida que no se trata de un problema serio, que probablemente el tímido ha nacido así y que estos síntomas mejorarán con la edad. Esto puede ser verdad en algún caso; en la mayoría se habrá perdido un tiempo precioso.

Hoy en día, ya nadie pone en duda la importancia que la interacción interpersonal tiene en el desarrollo infantil y en el funcionamiento psicológico, escolar y familiar. Desde los primeros pasos con sus iguales en guarderías hasta la posterior escolarización, el niño debe ir construyendo, como parte fundamental de su educación, una serie de habilidades sociales que de no establecerse de forma adecuada, pueden limitarlo en muchos aspectos de su funcionamiento, además de producirle un gran sufrimiento emocional. De ahí la importancia de detectar a tiempo al niño tímido y dotarle de unas herramientas útiles para que pueda construir con mayor eficacia una comunicación interpersonal saludable.

LA TIMIDEZ: EL NIÑO TIMIDO

Pero, ¿qué entendemos exactamente por timidez?

La mayoría de las personas creen tener una idea bastante exacta del significado de la palabra “timidez”, sin embargo, al menos desde un punto de vista psicológico, podemos afirmar que este término no es univoco y que de hecho alude a un conjunto de síntomas heterogéneos de difícil reducción a un concepto simple. Dicho de otra manera: para el clínico no existe tanto la timidez como concepto general sino diferentes expresiones de la misma en sujetos diferenciados y que obedecen a sus peculiaridades tanto genéticas como ambientales.

Utilizando la definición de la R.A.E. el tímido se define como: “Temeroso, medroso, encogido y corto de ánimo.” Esta definición parece acotar el significado de la palabra, no obstante, el problema reside en que hay otros términos que a menudo se mezclan con el primero y pueden crear cierta confusión terminológica (por ejemplo: retraimiento social; dificultad en la relación social; introversión; falta de asertividad; etc...). Todo ello apunta a la existencia antes señalada de diversas expresiones de la timidez.

La timidez se utiliza para referirnos a “aquellos niños con un patrón de conducta caracterizado por un déficit acusado en las relaciones interpersonales y una tendencia estable y acentuada de escape o evitación del contacto social con otras personas”.

Principales manifestaciones de la conducta tímida:

Déficit o carencia de conductas interactivas: El niño tiene problemas para relacionarse con sus iguales o los adultos: No participa ni pregunta en clase, le cuesta iniciar conversaciones con otros niños o tomar la iniciativa en cualquier actividad. Se muestra reservado y distante. Pueden también estar presentes una pasividad excesiva, aislamiento, baja asertividad, escasa capacidad de expresión emocional, inseguridad, lentitud y sumisión al grupo. En definitiva presentan un escaso repertorio en habilidades sociales.

Conductas de temor, miedo y ansiedad: Suelen estar presentes las conductas de ansiedad, temores y miedos irracionales en el sentido de tener que expresar una opinión o efectuar algún acto en presencia de sus iguales o adultos (en clase: p.e. leer en alto, responder a preguntas o resolver en la pizarra algún problema). Acompañando a los temores se produce la activación psicofisiológica (ansiedad) que se manifiesta con temblores, rubor, tartamudeo, dolores estomacales, etc. Lo peor es la falta de autocontrol que puede experimentar el niño ante estos episodios lo que le puede llevar a evitar activamente situaciones concretas.

Problemas relativos a su autoestima: El niño tímido es un niño que sufre y eso le puede llevar a problemas afectivos, de baja auto-estima y una tendencia a subestimarse e incluso a desarrollar ciertos sentimientos de inferioridad acompañados de indefensión, ocasionalmente depresión, hipersensibilidad, culpabilidad, atribuciones inexactas, ideas irracionales, etc... Es también probable que haya episodios de "rompimiento emocional" que se manifiesten en forma de llantos en momentos puntuales o también (según el niño) de conductas disruptivas en su entorno más próximo. Finalmente, también pueden darse quejas psicosomáticas (dolores de estómago, mareos, dolor de cabeza, etc.

Timidez: Normalidad y patología

La timidez no debe entenderse como un rasgo de la personalidad que está o no presente, sino que se sitúa a lo largo de un continuo en el que un extremo está el sujeto con una timidez leve, incluso adecuada socialmente, a otro extremo en el que se situarían los que presentan síntomas más severos y que pueden desembocar en una fobia social.

El punto de corte entre la normalidad y la patología nos la debe dar el grado de incapacitación que ocasiona. Cuando la timidez interfiere negativamente con el funcionamiento cotidiano, produciendo incapacitación para desenvolverse con éxito en el terreno académico o social y ésta situación se mantiene en el tiempo, es cuando hemos cruzado el terreno de lo clínico. A lo largo del ciclo vital es habitual que se pasen etapas que cursen con un cierto nivel de timidez. El temor a la evaluación de los iguales y la evitación de ciertas situaciones sociales es muy habitual en niñas y niños en plena adolescencia. Normalmente ello no supondrá mayores consecuencias en el futuro y es de esperar que se vaya corrigiendo al entrar a la edad adulta. No obstante, en algunas ocasiones, la timidez puede tener continuidad en trastornos ya más severos como la fobia social o el trastorno de personalidad de evitación. Las personas que sufren estos trastornos fueron ya mayoritariamente catalogadas de tímidas en su infancia, lo que no significa que todas las personas tímidas vayan a desarrollar

...

Descargar como (para miembros actualizados)  txt (15.4 Kb)  
Leer 9 páginas más »
Disponible sólo en Clubensayos.com