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Crecimiento Y Desarrollo Economico De Mexico

jesusagundez8 de Abril de 2013

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“CRECIMIENTO Y DESARROLLO ECONÓMICO DE MÉXICO”

Materia: Entorno macroeconómico

Docente: Horacio Valenzuela López

INTRODUCCION

En el siguiente ensayo se presenta una investigación realizada acerca del crecimiento y desarrollo que existe en México, para entender mejor el tema cabe mencionar que, el crecimiento económico es una de las metas de toda sociedad y el mismo implica un incremento notable de los ingresos, y de la forma de vida de todos los individuos de una sociedad. Existen muchas maneras por las cuales se mide el crecimiento de una sociedad, pueden ser la inversión, las tasas de interés, el nivel de consumo, las políticas gubernamentales, o las políticas de fomento al ahorro, todas estas variables son herramientas que se utilizan para medir este crecimiento. Y este mismo requiere de una medición para establecer que tan lejos o que tan cerca estamos del desarrollo.

Para esto debemos considerar que el crecimiento no necesariamente está ligado al desarrollo, ya que el desarrollo incluye aspectos inmateriales como son la libertad de pensamiento, de religión, intelectual, cultural, acceso a la información y opinión pública.

Al realizar la siguiente indagación sobre el crecimiento y desarrollo en México cabe señalar que en términos generales, aproximadamente después del movimiento de su independencia política y hasta la Gran Depresión del sistema económico capitalista internacional, la economía del país advirtió un programa sustentado en lo esencial, como es la exportación de productos primarios. Este proceso fue identificado como “modelo de crecimiento hacia afuera”, y registró en México fuertes limitaciones para su operación, y fue el antecedente de la industrialización por sustitución de importaciones. (ISI)

El principal objetivo de este análisis es dar una idea mas clara y brindar una mejor comprensión de la realidad del desarrollo y crecimiento de México, facilitando una parte del balance de lo que hasta el momento se ha logrado y que hacer para afrontar lo que viene en el futuro.

CONTENIDO

Entre las décadas de 1940 y 1970 México experimentó en su economía un largo proceso de industrialización por sustitución de importaciones (ISI) en el cual destacó la amplia protección del Estado para la actividad industrial nacional. El avance principal del proceso fue la producción doméstica de los bienes de consumo durables dirigida esencialmente al mercado interno. Dos resultados relevantes de la ISI fueron el registro de ritmos altos de crecimiento económico y la mejoría del bienestar social en el país.

Aún con la conformación de un mercado interno en ascenso, la ISI descuidó actividades cardinales para el desarrollo de la producción nacional. Esto conformó, al término de la década de 1970, un panorama de desequilibrios productivos, comerciales y financieros difícil de resolver con la lógica del programa en turno. Esta crisis hizo oficial una nueva propuesta para la conducción económica del país, al pasar a una política de franca apertura hacia el exterior y a la desregulación de la actividad económica interna

Desde la segunda mitad del siglo xix y hasta la segunda década del siglo xx, aproximadamente, México experimentó un proceso de organización productiva orientado, básicamente, al mercado externo con el fundamento de la especialización primario-exportadora.

En la etapa del “crecimiento hacia fuera”, la dinámica de las ventas foráneas de México ofreció cierta capacidad de compra para importar bienes industriales de diferente naturaleza para abastecer a los centros urbanos de la nación.

Hasta la década de 1920, México no dependía de las exportaciones agropecuarias al grado en que lo haría años después. Mientras tanto, la exportación de minerales seguía constituyendo la principal fuente de divisas para el país.

Al finalizar la década de 1920, la actividad industrial aportaba sólo 17% del PIB del país, y el peso de los bienes intermedios y de capital era determinante en las importaciones 67%, mientras que, por el lado de las exportaciones, la producción primaria contribuyó, por lo menos, con 82% del valor total exportado ante sólo 0.3% del aporte de las manufacturas. Estos datos indicaban el pobre avance de la actividad industrial durante esa etapa de la historia económica del país.

El debilitamiento del comercio exterior de México se agudizó con la grave crisis internacional del sistema capitalista en la década de 1930. Algo que podemos adelantar en este aspecto es que, al finalizar la parte destructiva del movimiento de la Revolución en nuestro país, diferentes circunstancias otorgaron a México oportunidad de diversificar las fuentes del crecimiento económico.

Una década después, la inversión del gobierno cardenista en obras públicas constituyó un elemento adicional de importancia destacada para respaldar el futuro crecimiento económico de la nación. Cuando la Segunda Guerra Mundial brindó a México la oportunidad para expandir su economía interna, las actividades del sector gubernamental fueron más una ayuda que un obstáculo para el sector privado.

En aquella época, el gobierno se concentró en mejorar las redes de transporte, distribución de energía eléctrica y comunicaciones; proporcionar tierra, agua y créditos al sector agrícola, y organizar el sistema financiero del país. En nuestra percepción, desde antes de la década de 1930 se dio una serie de factores que se tradujo en importantes estímulos para la producción industrial interna. La propia expansión de la exportación primaria contribuyó en este asunto cuando dicha actividad requería de algún grado de transformación local.

El programa de sustitución de importaciones, que inició aproximadamente en los últimos años de la década de 1940, representó un proceso de fuerte organización interna de la economía donde el Estado desempeñó importantes acciones directas e indirectas.

A pesar de encontrarse involucrado en las complicaciones derivadas del movimiento interno de la Revolución y en la reconstrucción de su economía, a partir de la Segunda Guerra Mundial, México contó con mejores posibilidades para ampliar su estructura de producción de manufacturas. Con base en el programa de la ISI, la década de 1940 indicaba, pues, el inicio de una expansión industrial nunca antes experimentada en el país.

Con el paso del tiempo, el desarrollo industrial del país, inicialmente considerado como “milagroso”, terminó por mostrar las restricciones del sector para conformar sus cadenas internas de producción. En este sentido, como las principales líneas de la política industrial prácticamente no se modificaron en la década de 1970, el sector agropecuario, hasta entonces principal soporte financiero interno del programa, tuvo serias limitaciones para seguir desempeñando este papel cuando la mayor importación industrial coincidió con la caída de la producción y exportación agropecuarias.

El mejor desempeño de la ISI se percibió durante el periodo conocido como “desarrollo estabilizador” identificado así, precisamente, por el comportamiento dinámico y estable que se observó en relevantes variables macroeconómicas del país como fueron, entre otras, el crecimiento del PIB, el ascenso de la inversión y del ahorro interno, la fijación del tipo de cambio y el bajo nivel de la inflación.

A mediados de la década de los noventa, México enfrentó una de las crisis económicas más virulentas por las que ha atravesado en su historia. Sin embargo, las medidas instrumentadas en el momento por las autoridades financieras permitieron contener y revertir la crisis en un plazo relativamente corto. En la actualidad, la economía mexicana enfrenta nuevos desafíos, resultado esta vez del contagio de una crisis financiera que tuvo su origen en Estados Unidos y en otras economías avanzadas. De nueva cuenta, las autoridades financieras están frente a la tarea de diseñar e instrumentar estrategias para mitigar su impacto sobre nuestro país.

La crisis en México en 1994 – 1995.

México recibió flujos enormes de capital extranjero durante los años previos a esta crisis. Esto obedeció, en parte, a las perspectivas favorables que presentaba la economía mexicana después de varios años de estabilización macroeconómica y de la implementación de importantes reformas estructurales.

Además, el proceso de liberalización financiera que se había iniciado en 1988 y un entorno internacional muy propicio, ya que en los países industriales prevalecía una situación de tasas de interés bajas, dieron un impulso adicional a la entrada de capitales. Así, de 1991 a 1993 esas entradas de capital a México alcanzaron un promedio anual de casi 8% del PIB.

Las entradas de capital coincidieron con un fortalecimiento de las finanzas públicas y una fuerte demanda de crédito. De esta manera, se produjo un muy rápido crecimiento del crédito bancario al sector privado. De 1988 a 1994, el crédito bancario al sector privado medido como proporción del PIB se cuadruplicó.

Respuesta de las autoridades ante la crisis.

Ante este suceso, el reto principal para las autoridades fue

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