Cuidados De Sonda Vesical Y Sonda Nasogastrica
becsabel3 de Junio de 2013
7.020 Palabras (29 Páginas)1.436 Visitas
Cuidados de Sonda Nasogástrica sonda vesical
Cuidados de sonda nasogástrica:
El sondaje nasogástrico es una técnica que consiste en la introducción de una sonda desde uno de los orificios nasales hasta el estómago. El sondaje también puede ser orogástrico, es decir la introducción de la sonda por la boca hasta el estómago.
TIPOS DE SONDAS
LEVIN: La sonda es un tubo de material plástico más o menos flexible que normalmente se coloca por vía nasal, aunque también se puede colocar por vía oral. Las hay de distintos materiales, como el polivinilo, la silicona o el poliuretano. Las de polivinilo son gruesas y rígidas, por lo que son muy útiles para la succión. Las de silicona y las de poliuretano son más finas y elásticas, preferibles para sondajes de larga duración. Con respecto a su calibre, hay que decir que también éste es variable, que se mide en French y que un número 14 suele ser válido para la mayoría de los casos (a mayor número, mayor calibre).
Las sondas que más se utilizan en la actualidad son de doble luz (tipo Anderson) para dar paso al aire y evitar que al aplicar succión permanente el sistema se convierta en uno cerrado.
Cuando se emplean para alimentación se escoge la más delgada por la que puedan pasar los alimentos porque es mejor tolerada por los pacientes. En el mercado se encuentra actualmente una gran variedad de sondas diseñadas con este fin específico, como las de Sustagen, Dobghcoff, Keofed etc.
NELATON
Diseñada por Augusto Nelaton, cirujano francés (1807-1873). Su uso en intubación nasal se limita a intubaciones nasos esofágicos o nasogástricas en niños pequeños. Se emplea para descomprimir la vejiga cuando no es necesario dejar una sonda a permanencia.
Mide 42 cm de longitud, tiene la punta cerrada y un orificio lateral cerca de ella. Viene en calibres de 8F a 20F.
SONDAS LARGAS
Son utilizadas para intubar intestino delgado. Hay dos tipos de estas sondas: de doble lumen, uno de los cuales comunica con la luz intestinal; el otro se emplea para inflar un balón que está cerca de la punta y que sirve para propulsar la sonda. El ejemplo clásico de este tipo de sonda es la de Miller-Abbott. Otros tipos de sondas son las de lumen único que comunica con la luz intestinal, como la de Cantor que tiene en la punta una bolsa donde se coloca mercurio, la cual es impulsada por la gravedad y por la acción peristáltica.
Sonda de Miller-Abbott: Tiene 3 metros de largo y viene en calibres de 12 a 18F. La más usada es la 16F. Tiene como marcas un anillo a los 45 cm, dos a los 60 cm y tres a los 75 cm; después del tercer anillo tiene una marca cada 30 cm. El conducto de succión es pequeño y fácilmente se obstruye.
Sonda de Cantor. Tiene una luz única más amplia que la de la sonda anterior. En el extremo de la sonda y sin comunicación con la luz hay una bolsa de látex en la que se inyecta mercurio. Esta bolsa, que es propulsada por el peristaltismo, tiene la desventaja de que una vez introducida no puede retirarse el mercurio para que no avance más. Es el mejor tubo largo para uso prolongado.
Sondas de Levin, Miller Abbott y Cantor
Existen otros tipos de sondas largas, todas con el nombre de quien las diseñó. Algunas tienen estiletes metálicos para facilitar su paso por el píloro. En general su uso está indicado cuando se quiere hacer estudios de fisiología intestinal (muestras de secreciones, determinaciones de presión, etc.) y constituye una forma de tratamiento de la obstrucción intestinal.
En algunas escuelas se consideran estas sondas fundamentales en el manejo de la obstrucción intestinal, ya que los tubos cortos, como el de Levin, no son muy efectivos para extraer cantidades importantes de gas o de líquido más allá del píloro. Otras escuelas, como la nuestra, no le dan esa importancia, puesto que las sondas cortas descomprimen efectivamente el estómago, impiden que el gas deglutido avance al intestino y al evacuar el líquido que el peristaltismo retrógrado lleva hacia el estómago, ayudan a descomprimir el intestino delgado.
Por otra parte, la colocación de las sondas largas es laboriosa. Su uso, en general, tiende a ser menos frecuente
OBJETIVO
• Toma de muestras del contenido gástrico con fines diagnósticos.
• Vaciar el contenido gástrico mediante drenaje o aspiración.
• Lavado gástrico.
• Administración de alimentación enteral.
• Administración de medicamentos.
• Prevención de bronco aspiración en pacientes con disminución de conciencia.
• Diagnóstico de hemorragia digestiva alta.
Precauciones:
• La sonda debe estar tapada.
• La sonda que está en drenaje debe estar tapada.
• El sitio alrededor de la sonda debe estar lubricado, al introducirla.
• Ayudar al paciente a lavarse la boca si esta consiente.
• No dejar que la sonda se obstruya, irrigándola cada vez que sea necesario con solución estéril o solución fisiológica.
• Después de la administración de un medicamento o alimento se debe lavar la sonda.
• Evitar maniobras violentas por posible hemorragia nasal.
Indicaciones
Las utilidades del sondaje nasogástrico (levin) en atención primaria son las siguientes:
Nutrición enteral. Este procedimiento es necesario para la nutrición en aquellos paciente que no son capaces de ingerir alimentos por vía oral pero tienen las funciones del estómago adecuados.
Lavado gástrico. Es una indicación de uso restringido en atención primaria, de tal modo que solo se debe de llevar a cabo en situación de aislamiento con respecto al hospital de referencia. Se recurre a ella en casos de:
• Intoxicación oral de sustancias tóxicas o de fármacos.
• Sospecha de hemorragia digestiva alta.
• Necesidad de obtener cultivos gástricos ante la sospecha de tuberculosis.
Contraindicaciones
Las contraindicaciones del sondaje nasogástrico vienen determinadas por sus indicaciones (nutrición enteral y lavado gástrico) y por las circunstancias en las que normalmente se produce dicho sondaje (programado o de urgencias).
Contraindicaciones para la nutrición enteral:
• Presencia de vómitos persistentes.
• Hemorragia gastrointestinal aguda.
• Íleo o sub obstrucción intestinal grave.
• Desproteinización visceral grave.
Contraindicaciones para el lavado gástrico:
• Obstrucción nasofaríngea o esofágica.
• Traumatismo maxilofacial severo y/o sospecha de fractura de la base del cráneo.
• Sospecha o evidencia de perforación esofágica.
• Coagulo Patía severa no controlada.
• No se realizará nunca en caso de ingestión de ácidos, álcalis, otras sustancias cáusticas o derivados del petróleo.
• La presencia de varices esofágicas o de esofagitis severa no es una contraindicación absoluta, pero exige valorar muy bien su indicación en el primer nivel de atención y extremar las precauciones.
• La disminución del nivel de conciencia es una contraindicación relativa por el incremento del riesgo de aspiración. Si es necesario, se puede hacer con intubación endotraqueal, lo que aconseja su derivación al medio hospitalario.
Materiales:
Antes de llevar a cabo cualquier procedimiento, se debe de preparar todo el material necesario que, en el caso que nos ocupa, consta de los siguientes elementos:
• Lubricante: El lubricante que se emplee para la inserción de la sonda ha de ser hidrosoluble, de preferencia utilizamos jalea de lidocaína o en todo caso agua hervida fría. Se han de evitar, los lubricantes con base oleosa como la vaselina.
• Un par de guantes, que no necesariamente han de ser estériles.
• Esparadrapo, a ser posible hipo alergénico.
• Un vaso de agua con una cañita.
• Una jeringa de 50 ml. (asepto jeringa)
• Un estetoscopio.
• Una batea.
• Una toalla o una sabanilla.
• Un tapón para la sonda y/o una bolsa colectora adaptable a la luz de la sonda elegida.
Unas cuantas gasas o bien algunos pañuelos de papel.
Realización de la técnica
Una vez preparado el material, los pasos a seguir son:
• Explicarle al paciente en qué consiste la técnica que vamos a realizar y que además va a ser necesaria su colaboración.
• Colocar al paciente en posición de Fowler (con el cabecero de la camilla o de la cama en posición de sentado o semi sentado).
• Cubrir el pecho del paciente con la toalla y colocar cerca la batea (por si se produce algún vómito al introducir la sonda) así como todo el material que hemos preparado previamente.
• Lavarnos las manos y enfundarnos los guantes.
• Retirar las prótesis dentarias si las hubiere.
• Decirle al enfermo que se suene y examinar los orificios nasales para comprobar su permeabilidad. Le diremos al paciente que respire alternativamente por cada uno de los orificios mientras bloqueamos el contralateral. Escogeremos el orificio por el que respire mejor.
• Determinar la cantidad de tubo que debemos introducir para llegar al estómago. Para ello y, ayudándonos de la propia sonda, mediremos la distancia que va desde la punta de la nariz del paciente al lóbulo de la oreja, y de aquí a los apéndices xifoides del esternón. Las sondas suelen presentar unas marcas
...