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¿Cuáles son las dimensiones que hacen a las acciones corporales?

emiliacuelloApuntes28 de Agosto de 2016

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1-¿Cuáles son las dimensiones que hacen a las acciones corporales?

Existen tres tipos de dimensiones:

 La dimensión afectiva y social de las acciones corporales

La fuerza impulsiva de toda acción es de naturaleza afectiva (necesidad y acción), mientras su estructura es de naturaleza cognitiva y sensorio-motriz (esquemas de acción).

En el comienzo de toda acción encontramos el fondo motivacional que la impulsa y desencadena, el cual se constituye en el marco de las interacciones entre las estructuras subjetivas del individuo y los sentidos objetivados socialmente.

 La dimensión cognitiva de las acciones corporales

En toda actividad motriz del niño, encontramos:

 Una dimensión motivacional, afectiva

 Una dimensión cognitiva y sensorio-motriz

El origen motivacional del niño procede de sus intereses y necesidades afectivas y sociales. Las acciones motrices del niño tendientes a la satisfacción de sus impulsos y necesidades no son una reacción ciega. Son parte de un intercambio organizado con el medio.

La dimensión cognitiva de las acciones corporales orienta la conducta de manera tal que los movimientos empleados tiendan a la eficiencia y, a la eficacia y a la preservación del organismo.

 La dimensión sensorio-motriz de las acciones corporales

La realización de las acciones motrices se origina en su componente afectivo emocional y se instrumenta a través de las dimensiones cognitiva y sensorio-motriz.

La dimensión afectiva es el componente energético y las dimensiones cognitivo y sensorio-motriz son su componente instrumental.

La dimensión sensorio-motriz constituye el soporte somático (sensorial, orgánico y neuromuscular) de la realización de las acciones corporales.

2- La evolución del niño y las acciones corporales

Para dar nombre a las sucesivas etapas del desarrollo individual, Freud eligió el nombre que evoca la parte del cuerpo sobre la que se centra el hedonismo del niño, la obtención del placer. Durante los primeros años de vida asistimos a una concepción del desarrollo evolutivo basada en las etapas de fijación de la libido en dichos órganos:

La etapa oral:

Esta etapa va desde el nacimiento hasta el destete, en la cual la libido se encuentra bajo la primacía de la zona erógena bucal. El placer de la succión independientemente de las necesidades alimenticias tiene un carácter autoerótico, matriz inicial posterior juego funcional de la educación física. El niño ama todo lo que se meta en la boca, al igual que a sí mismo y por extensión ama a su madre, siempre ligada al placer bucal. La etapa oral significa un primer modelo de relación con el mundo exterior, todo objeto al alcance del niño es llevado a la boca, chupado, succionado.

Se distingue un período oral pasivo, donde el hedonismo se encuentra en la incorporación del objeto y un período oral activo donde el hedonismo se centra en la pulsión agresiva de morder al objeto, a partir de la dentición.

La etapa anal:

Esta etapa comprende el período posterior al destete, desde finales del primer año hasta el tercer año de vida.

La libido se centra, sin abandonar del todo al placer oral, en la retención y expulsión de las heces o de la orina.

La relación con la madre comienza a transitar por un camino de ambigüedad: el placer asociado a la retención y expulsión de las heces.

El ejercicio de la función y la retención le permite al niño una sensación de poder: descubre que el tono afectivo de los que lo rodean se relaciona con el hecho de que él les dé o no les dé su propiedad, su regalo: las heces.

El niño renuncia progresivamente el placer de la libre retención y expulsión a cambio de otros placeres que lo sustituyen: los sentimientos sádicos y masoquistas asociados al control de las heces se trasladan a los juegos y juguetes del niño, sobre lo que tiene poder absoluto.

Las acciones corporales en esta etapa

Al mismo tiempo el desarrollo neuromuscular le confiere al niño un nuevo poder de manipulación y desplazamientos que le permitirá encontrar un nuevo sustituto simbólico del ejercicio de la retención y la expulsión.

Una educación apropiada permitirá el libre despliegue de la motricidad del niño para que ejerza sus pulsiones agresivas (carreras, lanzamientos, gritos en los juegos, etc.) aprovechará para dirigir la energía del niño hacia las primeras reglas emanadas de grupo, sustituyendo el capricho posesivo.

La etapa fálico-genital

En la etapa correspondiente a su tránsito por el Nivel Inicial y el primer año de E.G.B, el niño se caracteriza por la existencia de una libido de tipo fálico- genital y por la elaboración progresiva del complejo de Edipo.

En esta etapa, la tensión se descarga mediante la masturbación genital acompañada de imágenes.

El complejo de Edipo, está formado por la suma de deseos amorosos y hostiles hacia los progenitores. Va acompañado de la angustia de castración, con la suposición del niño de que podrían castrarlo y en el caso de las niñas el sentimiento de inferioridad y envidia por la falta de un pene que otros tienen.

Según la forma de resolución de la situación edípica, también el complejo de castración, relacionado con las restricciones excesivas de los padres y el medio social a las manifestaciones edípicas del niño.

Las acciones corporales en esta etapa

El funcionamiento psíquico en cada etapa, se catectizaba (se asemejaba, lo reproducía) del funcionamiento del órgano en la cual la libido estaba fijada en esa etapa.

Así durante la etapa anal, los rasgos más salientes del comportamiento son conductas de retención o entrega de objetos (sustitutivos de la función de retención-expulsión de excrementos) tal como de consentimientos o resistencias a actuar como el adulto lo solicita (caprichos).

De acuerdo a este principio, el ejercicio sublimado de las funciones de penetración (en el varón) o envolvimiento y contención (en la niña) son satisfactorias de la tensión libidinal, a través de actividades corporales socialmente permitidas.

Estas tensiones parecen constituir el fondo motivacional subjetivo de actividades “típicas” en esta etapa:

 En los varones, carreras veloces, lanzamientos, ruidos de objetos, embocar objetos, etc.

 En la niña, parecen inclinarse por las actividades que involucran encerramientos de objetos con el cuerpo o desplazamientos suaves de objetos.

Etapa de latencia:

La resolución del complejo de Edipo, hacia los 7 años, marca la entrada del sujeto en la etapa de latencia.

En esta etapa, el proceso de identificación con el padre va acompañado de un retiro de la libido de los órganos genitales para pasar a fijarse en lo elementos simbólicos que distinguen al padre, el marco del proceso de identificación: estos elementos, material de la identificación son los elementos simbólicos de la cultura a la que el padre pertenece. Oficios, habilidades corporales, etc.

Es una etapa de fuerte interés infantil en la adquisición de aprendizajes de todo tipo, aprendizajes que permiten la realización del proceso de socialización primaria, a través de internalización de significados sociales.

El sentimiento primitivo ego omnipotente, originado por la satisfacción total y completa de los deseos del Ello (alimentación, calor, afecto) por la madre en los primeros meses de vida, se contrasta con las primeras manifestaciones de la angustia de objetos satisfactores particularmente con la percepción de la ausencia de la madre. En los años posteriores, el mundo físico y social opone al niño resistencias cambiantes y progresivamente mayores cuando éste intenta la satisfacción de necesidades y deseos.

Las acciones corporales en esta etapa

En el plano de las acciones corporales, esta nueva forma permite la adaptación de la motricidad del niño a la codificación cultural característica de las habilidades gimnasticas, deportivas, atléticas, y artísticas así como la mayor capacidad de sujeción de los parámetros espaciales, temporales y dinamogénicos de su movimiento a los requerimientos de las situaciones planteadas.

También la impulsividad motriz y la atención lábil de la etapa anterior se mueven ahora hacia un interés creciente en reproducir las formas motrices que caracterizan al grupo social de pertinencia, aquellas formas motrices que los adultos valorizan en su vida cotidiana.

Tales progresos son comprensibles en el marco de aceptar una evolución de conjunto: maduración nerviosa avanza a través de la mielinización de las fibras, la fuerza muscular aumenta, pero también la inteligencia se vuelve operatoria, al mismo tiempo que la situación afectiva no deja de generar el deseo aprehender los comportamientos que tipifican al grupo social.

3-Elementos estructurales y elementos funcionales en el sistema cognitivo.

La tradición de la psicología cognitiva propone que el psiquismo humano funciona de manera análoga a la de un ordenador.

La información que interesa al organismo para la satisfacción de sus intereses y necesidades, es integrada en los procesos de aprendizaje, a través de la formación de esquemas que se almacenan en la memoria.

Se reconocen en el psiquismo

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