Código De ética Profesional Del Contador
annyschafer25 de Junio de 2011
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CODIGO DE ÉTICA
Introducción
Para el ejercicio de una profesión no basta el dominio de la ciencia y de la técnica, es indispensable observar en forma obligatoria una ética que norme la correcta actuación del profesionista.
La Federación Nacional de la Asociación Mexicana de Colegios de Contadores Públicos, A.C. presenta a la Contaduría Pública Mexicana el Código de Ética, elaborado por la Comisión Técnica, cuyo objeto es el reglamentar la actuación profesional con espíritu nacionalista tendiente a optimizar la profesión y otorgar a la sociedad su mejor esfuerzo.
Dentro de los diferentes capítulos se encuentran innovaciones importantes para el ejercicio de la profesión, manteniendo la ideología bajo la cual fue creada la Asociación respetando sus estatutos vigentes.
El cumplimiento del presente Código de Ética, conducirá al Contador Público a su adecuada proyección, a su realización personal y a la obtención del éxito dentro del ejercicio profesional, en beneficio de la sociedad a la que pertenece y del suyo propio.
PROEMIO
Dos de los grandes problemas del hombre, a través de su historia, son uno el control de la naturaleza, su usufructo y otro, las relaciones con otros hombres, las relaciones sociales, el comportamiento del hombre en sociedad.
Prácticamente, la totalidad de las ciencias y de las técnicas humanas se dedican a resolver los arduos problemas que cada uno de los dos retos mencionados plantean a la humanidad. De su adecuada resolución depende no solamente la existencia del hombre, sino su futuro.
Así se comprende que la actividad del hombre, encauzada en el esfuerzo y el ejercicio de las ciencias y de las técnicas basa su éxito en el logro de objetivos perfectamente identificados como la investigación, el trabajo, la experiencia, la enseñanza, el trabajo conjunto, a través de los cuales logran sus propósitos.
Para el logro de estos objetivos, de estas metas, el hombre necesita de virtudes específicas, como lo son la eficiencia, la disciplina y el uso adecuado de su más preciado bien: el recto uso de la razón.
Efectivamente. ¿cómo entender este monumental esfuerzo humano sin que éste guiado por la razón? Y, además concretamente, un adecuado, un correcto uso de la razón.
Una razón que fija objetivos, establece las prioridades de los mismos, implementa los medios para obtenerlos y sienta las bases de relaciones humanas a través de las cuales todos esos objetivos, prioridades y elementos pueden ser conjugados óptimamente.
Mas no se comprende la lucha humana por su sobrevivencia, por su triunfo sobre la naturaleza y por la excelencia de sus relaciones con otros hombres si no existe -a la vez- una realización plena del hombre mismo, una satisfacción plena de su actuación, una sensación de tranquilidad de conciencia por su obra, de su trascendencia, de su utilidad. Una sensación, en fin de haber actuado bien, de haber adecuadamente su razón, su libertad, de haber logrado el fin que el mismo se propusiera.
Desde que nace, el hombre vive preso de todos estos afanes. En un principio, merced a la influencia materna y familiar que llenan todas sus vivencias, es educado, entendiendo por ello que es informado externamente de los valores y bienes que le convienen, independientemente de sus propias investigaciones.
El conocimiento le es normalmente suministrado en etapas posteriores, a través de la educación escolar, mediante la cual descubre sus propias inclinaciones, sus preferencias, sus habilidades y sus limitaciones.
Ningún acontecimiento es, empero, más importante que el de escoger, decidir sus propios objetivos y prioridades. Una vez con el conocimiento de la realidad, con la certeza de su propia inteligencia y del adecuado apoyo material y moral de quienes lo rodean, decide por el recto uso de la razón, su vocación, su destino y la meta a lograr, obtenida la cual, representara su realización y su trascendencia humana.
Todo ello entendido, sin embargo, dentro del ámbito de la sociedad humana, respetando sus leyes y con ellas, respetando a sus semejantes, disciplinado en su conducta lleno de afán de trascender y realizarce mediante la eficiencia y el raciocinio.
Si ha elegido una vocación inteligentemente manifestada y descubierta, es evidente que su avance en el logro de sus objetivos ha avanzado considerablemente. Si esa vocación se ha manifestado en la elección de una profesión, la complejidad inherente le hace deudor de una educación adicional. y de una comprensión más perfecta del medio social y de sus objetivos lógicos, a los cuales debe adicionar uno más; el de innovar en su profesión, ya que el ejercicio de la misma tiene una mayor trascendencia técnica científica y social.
El ejercicio de la profesión implica la absorción de los conocimientos existentes en el área, la asimilación de la experiencia previa, la percepción del ambiente social en el cual su ejercicio se desarrolla y la valuación de la necesidad social que la profesión satisface. Pues no hay profesión sin necesidad social que la requiera, ni se entiende su trascendencia si no la satisface.
El ejercicio de la profesión implica, pues, educación en su preparación, inmanencia de su medio ambiente, disciplina en su ejercicio, innovación en su técnica, certeza y veracidad en la actuación personal, trascendencia social, magisterio a nuevas generaciones como requisitos para la realización personal, todo ello dentro de la adecuada utilización de la libertad y del raciocinio correcto.
Dicho ejercicio profesional no es únicamente individual. Es compartido por otros hombres. De esta manera, la responsabilidad personal se vuelve gremial, colegiada. Mas esto lejos de disminuir la responsabilidad personal, la multiplica, pues si bien el fracaso individual es inaceptable, por lo menos es explicable, en tanto que como gremio o colegio el fracaso es inaceptable e inexplicable, debe ser imposible.
De ahí la necesidad, colegiada, de investigar conjuntamente, educar e investigar el medio, los objetivos, los valores y trascendencia profesionales y proponer -en conjunto- soluciones que especifiquen dentro de la libertad y del recto uso de la razón, el camino, la guía, el porque y para qué de la profesión, de sus valores, de sus objetivos, de su esencia y su trascendencia social.
Existen, por supuesto, disciplinas científicas y técnicas que ayudan al profesional para su mejor desarrollo, y es de alabarse que sus estudios y prácticas profesionales sean guiadas y vigiladas por el gremio o colegio del ramo pero –y ya se mencionó antes- no basta el dominio de la ciencia y de la técnica al hombre, para trascender y realizarce, es menester un adecuado manejo de las relaciones sociales, con otros hombres, con las organizaciones que esos hombres han creado en sociedad: la patria, el gobierno, las empresas. Es necesario estudiar y conocer sobre la conducta humana, cómo es y cómo debe ser para que el profesional se perfeccione en esa área.
Y si la ciencia que estudia estos fenómenos, que los investiga, que los analiza, que los glosa y que los concluye es la Ética, pues es necesario estudiar la Ética. No solo en forma abstracta, en su teoría, sino también en su aplicación práctica y, en su caso, en su normatividad. Porque de acuerdo con la opinión de tratadistas de la materia “una concepción del mundo y del hombre que no se traduzca en una dirección de la vida es ineficaz”; y agrega “la acción que no revela la luz de la razón es ciega; la razón sin acción, es estéril”
Tal es la razón -y la necesidad- de una Ética Profesional.
En tal tesitura, la Federación Nacional de la Asociación Mexicana de Colegios de Contadores Públicos, consiente de la importancia de esta materia, edita este tema dentro de su serie de “Cuadernos Profesionales”, con la certeza de que una profesión como la de Contaduría Pública –o Licenciatura en Contabilidad- descrita y especificada en un cuaderno profesional necesita para su correcto ejercicio, para su adecuada proyección, para su trascendencia social, para la realización personal de sus practicantes, una Ética Profesional explicada, detallada, quizas casuística dentro de la generalidad, pero definitivamente básica y obligatoria en sus conceptos, en sus exigencias, en sus propósitos.
Ahora bien: ¿cuáles conceptos deberían exigirse en una Ética profesional? ¿qué concepto de ética debe prevalecer? ¿cuáles principios básicos deben apoyarse? ¿cuál escalación y selección de valores debe propagarse?
No es -evidentemente- un cuaderno profesional de la índole que ahora se presenta, el campo para dirimir cuestiones en las cuales diversos tratados de la materia no están acordes. Forzosamente, al presentar un cuaderno profesional como éste, deben haberse aceptado diversas conclusiones que marcan la elección que se tuvo que hacer previamente entre los diversos considerandos, postulados y teorías éticas.
Así, el cuaderno presenta proposiciones concretas en materia de Ética profesional; proposiciones que previamente han sido elegidas entre diversas posibilidades y teorías existentes, a sabiendas que diversos tratadistas difieren en algunas concepciones. En su caso, el cuaderno profesional menciona los motivos, las razones por los cuales se aceptan los puntos que propone y explica la lógica seguida en su exposición. Pero hasta ahí. Sus conclusiones son específicas; sus
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