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DESARROLLO RURAL

MAYER78128 de Febrero de 2014

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DESARROLLO RURAL

Resumen ejecutivo: Este artículo incluye, entre otros, los siguientes planteamientos:

Ø El desarrollo rural depende mucho mas de la adecuada capacitación de los agricultores que de la abundancia de sus recursos; mucho mas de insumos intelectuales que de insumos materiales; mucho mas del “cómo hacer” que del “con qué hacer”.

Ø Gran parte de los problemas de los agricultores pueden ser resueltos por ellos mismos con la condición de que reciban una capacitación técnico-empresarial orientada a producir resultados económicos y no apenas a ejecutar actividades; una capacitación mas comprometida en solucionar los problemas que en “ problematizrar” las soluciones.

Ø La solución mas realista para los problemas de la agricultura latinoamericana es la eficiencia tecnológica y gerencial de los agricultores y la fortaleza organizativo-empresarial de sus comunidades.

Ø Estos dos requisitos permiten contrarrestar, en gran parte, la escasez de recursos materiales y financieros de los productores rurales y la insuficiencia de apoyo gubernamental.

Antecedentes de este artículo: Antes de ser redactado en su versión final este artículo fue sometido al análisis crítico de especialistas vinculados a las mas importantes instituciones relacionadas con el desarrollo rural latinoamericano, a través de una consulta electrónica informal. Aproximadamente 230 profesionales han aportado críticas y sugerencias las que, en la medida de lo posible, fueron incorporadas a esta versión definitiva. Sus autores agradecen estos aportes reconociendo, sin embargo, que las eventuales debilidades del artículo son de su exclusiva responsabilidad no comprometiendo a los referidos colaboradores ni a la FAO.

Los problemas externos a las fincas no pueden ser ignorados.

Los productores rurales latinoamericanos tienen razón en criticar a:

• Intermediarios, agroindustriales e hipermercados, porque muchos les imponen condiciones verdaderamente crueles en la adquisición de sus productos, olvidándose que son éstos los que inician y hacen posible la cadena agroalimentaria de agregación de valor en la que participan.

• Sus propios gobiernos porque no los protegen ni asumen eficientemente la tarea de contribuir a crear condiciones mas adecuadas para la mayor competitividad del sector.

• A los gobiernos de los países desarrollados que practican una competencia desleal en los mercados internacionales, generando peores condiciones para productores del tercer mundo.

Pero............ debemos priorizar las soluciones que están a nuestro alcance.

Sin embargo, seamos realistas, en las últimas décadas las quejas y protestas de los productores latinoamericanos han producido resultados decepcionantes. Por lo tanto ellos necesitan reemplazarlas por una actitud más constructiva, encargándose en primer lugar ellos mismos de solucionar sus problemas; porque difícilmente éstos serán resueltos por sus gobiernos ni por otros integrantes de las cadenas agroalimentarias; porque estos últimos intervienen en ellas para ganar dinero y no para solucionar los problemas de los productores rurales. Frente a esta realidad serán los propios agricultores quienes tendrán que corregir sus ineficiencias productivas. Asimismo tendrán que organizarse para asumir mayor protagonismo en toda la cadena agroalimentaria porque son estas dos distorsiones, ineficiencia productiva y falta de organización grupal y comunitaria, ambas corregibles por ellos mismos, las principales causas “eliminables” de la falta de rentabilidad y competitividad del sector rural.

Visión equivocada del problema

Muchos agricultores latinoamericanos aún siguen creyendo que, para solucionar sus problemas económicos, necesitan que los gobiernos les otorguen créditos y renegocien sus deudas, garanticen la comercialización de sus cosechas, reduzcan la carga tributaria, incrementen el valor del dólar, otorguen subsidios y establezcan barreras a las importaciones de productos agrícolas.

Siguen creyendo en estas medidas porque aún no se dieron cuenta que ellas no son factibles de ser llevadas a la práctica, ni son eficaces en la solución de sus problemas. Las razones para esta afirmación, de aparente escepticismo, son las siguientes:

§ Primera razón: Los endeudados y debilitados gobiernos de esta región sencillamente, sencillamente, no están en condiciones de concederles estas ayudas, aunque quisiesen hacerlo; asimismo enfrentan enormes dificultades cuando intentan impedir que los países ricos sigan subsidiando y protegiendo a sus agricultores.

§ Segunda razón: Aunque fuesen factibles, dichas medidas no serían eficaces ni suficientes mientras los productores no eliminen las dos causas más inmediatas de su falta de rentabilidad. Estas dos causas son las siguientes:

- Causa 1: como regla general ellos se dedican exclusivamente a la etapa pobre del negocio agrícola que es la etapa de producción propiamente tal; ésta exige mucho trabajo, expone a permanentes riesgos y genera pocas ganancias. Las actividades de la etapa rica ( fabricación y reventa de insumos, procesamiento para incorporar valor y comercialización de las cosechas ) son realizadas por otros agentes del agribusiness, aunque algunas de ellas podrían ser ejecutadas por los propios agricultores si ellos lo hiciesen en forma asociativa y gradual.

- Causa 2: además de encargarse apenas de la referida etapa pobre, muchos agricultores la ejecutan con marcadas ineficiencias, tal como lo comprueban los bajos rendimientos promedio de la agricultura y ganadería latinoamericana, la inadecuada o insuficiente diversificación productiva, el dedicarse a producir rubros de muy baja densidad económica, etc. Esto sin desconocer las importantes mejoras de productividad de muchos sectores y regiones, mejoras que por otra parte demuestran que es posible crecer en cantidad y calidad de productos y en competitividad del sector.

Al acostumbrarnos a vivir con el problema….....¡dejamos de verlo!

Estas dos distorsiones están tan generalizadas en la agricultura latinoamericana que, a pesar de ser muy dañinas para la economía de los agricultores, son consideradas por muchos de ellos como normales y aceptables; a tal punto que muchos productores rurales ni siquiera se dan cuenta que la falta de rentabilidad es provocada mayoritariamente por ellos mismos, al adoptar los siguientes procedimientos:

§ Sus costos unitarios de producción son innecesariamente altos en virtud de los bajos rendimientos promedio que obtienen por unidad de tierra y de animal; y de los altos precios que, debido a su individualismo, pagan en la adquisición de los insumos y en la realización de varias inversiones sobredimensionadas, que no deberían hacerlas en forma individual.

§ Los precios de venta de sus cosechas son innecesariamente bajos porque, otra vez, por no practicar la “asociatividad”, los productores comercializan sus excedentes en forma individual, sin agregarles ningún valor y con el primer eslabón de intermediación, directamente en sus fincas.

Las causas más inmediatas de la falta de rentabilidad empiezan en las propias fincas y comunidades rurales.

Estos antecedentes ilustran que los productores son víctimas principalmente de sus propias ineficiencias de producción, administración rural y comercialización. Al contrario de lo que suele afirmarse, muchos de sus problemas se deben a la falta de conocimientos técnico - gerenciales y de organización empresarial y comunitaria, y no sólo a equivocadas políticas crediticias, cambiarias, arancelarias e impositivas.

Este es un problema de fondo que debemos reconocer con humildad y enfrentarlo con realismo, objetividad y profesionalismo; porque las ineficiencias provocadas por la falta de conocimientos y de organización empresarial deben ser corregidas con capacitación y no premiadas con subsidios.

Esto no significa desconocer los problemas estructurales de la agricultura, pero se trata de no caer en la trampa de no hacer lo que es posible y necesario porque hacemos foco solamente en seguir reclamando por las medidas que están fuera del alcance de los agricultores y de los extensionistas.

Preguntas que nos duelen............. a todos

Todo lo anterior parece muy claro y entonces cabe preguntarse:

• ¿Por qué las familias rurales aún no están capacitadas para corregir sus ineficiencias productivas y por qué no están organizadas en grupos para comprar insumos, incorporar valor a sus cosechas y comercializarlas en conjunto, en vez de seguir ejecutando todas estas actividades en forma individual?

• ¿Cómo explicar la persistencia de estas distorsiones tan elementales si en América Latina existen decenas de miles de extensionistas y promotores del desarrollo rural que, con gran dedicación, han estado actuando durante muchos años en los más diversificados Servicios de Asistencia Técnica y Extensión Rural (SATER), máxime considerando que éstos fueron creados exactamente para corregir dichas ineficiencias y distorsiones?

• ¿Cómo explicarlo si durante más de 50 años estos servicios han pasado por permanentes reestructuraciones y han aplicado las más variadas políticas, estrategias, enfoques y modelos de extensión rural?

Las reestructuraciones de los SATER fueron mal enfocadas

Ello ocurrió y sigue ocurriendo porque tales reestructuraciones han subestimado e ignorado tres debilidades que jamás podrían

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