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DILEMA, LA EUTANASIA SEGÚN LOS PRINCIPIOS ETICOS


Enviado por   •  17 de Febrero de 2018  •  Tareas  •  2.614 Palabras (11 Páginas)  •  333 Visitas

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DILEMA, LA EUTANASIA SEGÚN LOS PRINCIPIOS ETICOS

ALEXANDER REYES

LUZ MIREYA LONDOÑO CASTAÑEDA

RICHARD FERNEY VARGAS RODRIGUEZ

ALICIA JOHANA CORDOBA

Asesora

JOHANNA SOFIA OSPINO RIVERA

Docente

FUNDACION UNIVERSITARIA DEL AREA ANDINA

AUDITORIA EN SALUD - BIOETICA

PEREIRA, 2017


        Dilema:

        “William Yepes Castaño” es un hombre de 28 años de edad, nacido sano,         administrador         de empresas con trabajo estable y muy bien remunerado económicamente, quien sufrió         un terrible accidente de tránsito en el cual al cruzar la calle sin previo cuidado fue         atropellado por una motocicleta. Tras muchos meses de estancia hospitalaria, cirugías,         tratamientos y terapias el desenlace de este terrible accidente fue la invalidez de William,         al quedar cuadripléjico, con alimentación por sonda de gastrostomía, con manejo con         traqueotomía y totalmente dependiente en su ABC. Dos años después del siniestro, al no         tener una mejoría mayor a mover levemente su cabeza, pero con         buenos cuidados por         parte de la familia, pues se encuentra con piel integra sin ulceras, y buenas condiciones         higiénicas; William decide darles un tiempo a sus padres para despedirse de él ya que         había tomado la decisión de solicitar la aplicación de la Eutanasia en sí mismo, incitado         también por la pérdida de su         prometida, la cual lo abandono al ver la condición de         William y decidió casarse con su mejor amigo. Los padres de William no están de         acuerdo con que haya decidido morir, y a pesar de enamorarse nuevamente de otra         mujer que siempre lo ayudo y apoyo en este proceso, considera que el mayor acto de         amor que puede realizar para con su pareja, para que ésta le brinde el mismo amor a         otra persona que pueda recibírselo de una manera más adecuada, es morir.” La familiar         se reúne con William y se piden que no piense en esta posibilidad ya que a pesar de su         condición en la familia lo adoran; pero William no cambia de opinión e insiste en         solicitar la eutanasia. La familia al analizar la situación decide llamar un sacerdote para         que dialogue con William y quizás lo convenza de cambiar de idea.

        A pesar de la familia insistir y buscar medios para que William desista de su idea         no lo         logran, por el contrario, afirma que si fuera uno de ellos estarían en la misma posición         que él tenía en el momento.

        Respuesta al dilema según los principios bioéticos

        Quienes defienden la eutanasia sostienen que la finalidad del acto es evitarle sufrimientos         insoportables o la prolongación artificial de la vida a un enfermo, «contrarias a la         dignidad». También sus defensores sostienen que para que la eutanasia sea considerada         como tal, el enfermo ha de padecer, necesariamente, una enfermedad terminal o         incurable, y, en segundo lugar, el personal de la salud debe contar expresamente con el         consentimiento del enfermo.

        El concepto de «dignidad humana» se invoca tanto para defender la eutanasia como para         rechazarla.

        Así, para los defensores de la eutanasia, la dignidad humana del enfermo consistiría en el         derecho a elegir libremente el momento de la propia muerte; para sus detractores, la         dignidad humana obliga a oponerse a la eutanasia, por considerarlo un acto humano         grave frente a un problema moral, ya sea fundamentado en la religión (la elección de la         muerte es una decisión exclusivamente divina), nadie puede decidir cuándo es el         momento de la muerte.

        Pero la eutanasia no debe ser revisada únicamente a partir de sus significados médicos y         técnicos, sino que debe ser un concepto holístico que toma en cuenta el proceso que el         paciente ha tenido durante la progresión de su enfermedad, sus relaciones familiares, su         situación económica y las experiencias vividas, que hacen cada caso diferente y único,         priorizando de este modo la libertad, la independencia y la autonomía del paciente, las         cuales, son la base principal en el momento de respetar su voluntad y de su familia, ante         la solicitud de una muerte digna por medio de la eutanasia, siendo el consentimiento         informado, la máxima expresión de autonomía, además de ser el derecho del paciente y el         deber del médico. En este caso, el derecho a elegir es lo que debe primar ante estas         situaciones, ya que desde la perspectiva de un enfermo terminal la eutanasia debe ser         vista como la conclusión lógica de una serie         de decisiones al comparar entre los costos y         beneficios de continuar viviendo y como la         respuesta a una seria deterioración de la         calidad de vida.

        Respeto por la autonomía: ya que William es un adulto con todas sus facultades         mentales, debe respetarse su decisión. Él y sólo él puede afirmar o retractarse de la         misma. Basándonos en la teoría Kantiana, al este individuo poder decidir, actuar y asumir         las consecuencias es un sujeto autónomo; pero según Beauchamp, para que un acto sea         autónomo debe existir:

  1. Intencionalidad: es deseado. William desea morir.
  2. Conocimiento: comprender las consecuencias. Él sabe que al morir dejará a sus padres solos, pero también sabe que ellos podrán superar esta etapa y él descansará de la vida que está actualmente llevando.
  3. Ausencia de control externo: no actuar por manipulación. La decisión que éste toma es completamente autónoma.
  4. Autenticidad: el acto tiene concordancia con las actitudes generales que la persona tiene ante la vida. William ya perdió las esperanzas de tener una mejoría notable, y al ser totalmente dependiente de sus padres y cuidadores decidió tomar esta decisión.

Desde la perspectiva de la autonomía, la persona tiene derecho a terminar la propia vida. Sin embargo, la eutanasia supone un acto social, una actividad que requiere la actuación de otros, dirigida deliberadamente a dar fin a la vida de una persona. Por muy estricta que sea la regulación, será inevitable el temor a una aplicación no deseada.

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