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Dany.

danyelbarraTesina6 de Septiembre de 2014

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Ben:

La mano abierta empujo la puerta con mas fuerza de la que Benjamin hubiese querido... el portazo resonó en el local e hizo tintinear los vidrios de la ventana mas cercana... varias cabezas giraron para mirar al recién llegado que, de haber podido, se hubiese ruborizado... Camino lentamente farfullando excusas hasta sentarse en una mesa algo apartada desde donde podía observar al mismo tiempo observar al resto de la clientela y ver la calle... para hacer algo limpio una cucharita de metal que había entre los restos de un café sobre su mesa y comenzó a girarla entre los dedos... había solo un dejo de un olor que a Benjamin le pareció conocido aunque era completamente nuevo a la vez: parecía que un vampiro había estado por allí, sin embargo desecho el pensamiento tan rápidamente como había llegado... era casi imposible que un vampiro se metiera entre tanta gente y seguramente por una vez sus sentidos lo traicionaban, estando el aire tan saturado del denso y delicioso olor a granos de café... La vista de la hermosa mesera caminando hacia su mesa lo saco rápidamente de sus cavilaciones... no había pensado en que rayos pediría...

La muchacha se acerco con un suave y seductor bambolear de caderas pero limpio la mesa con la vista fija en el servilletero... Benjamin noto como lentamente su cara se ponía mas y mas colorada antes de decir un tímido -que va a tomar, señor?- Benja largo una risa baja antes de contestar -por favor no me llames señor, apenas soy mayor que tu... Clara- dijo dirigiendo una rápida mirada al cartelito que colgaba de su delantal, sacudió suavemente la cabeza para despejar su vista, desordenando un poco sus cabellos... -Benjamin es mi nombre... y me encantaría tomar agua con gas solamente- dijo antes de seguir jugando con la cucharita que la chica no se había atrevido a pedirle... cuando ella levanto la cabeza Benja quedo prendado por el profundo azul de sus ojos, por un segundo pareció que la chica iba a decir algo pero dio media vuelta rápidamente y se dirigió hacia la cocina... Benjamin tardo un rato aun en asociar la intriga de la chica con el color rojo que deberían tener sus ojos... saco uno de los comprimidos de su riñonera y se lo coloco rápidamente en la boca... todas sus papilas se regodearon en el suave gusto de la sangre del ciervo cazado hacia tiempo... usando sus poderes aplano el reverso de la cucharita para poder ver el reflejo de sus pupilas que comenzaban a tomar un leve color dorado...

Charlotte:

Entré nuevamente, luego de varias horas después, al café donde había estado con Kiwi.

El lugar era mucho más bonito de noche, todo se veía más tenue y relajado, casi como si hubiera entrado en éxtasis. Las luces, mas anaranjadas por la incandescencia, dibujaban interesantes formas en las paredes dándole un aire mas... cómplice al lugar, probablemente testigo de las más interesantes escenas.

La música de fondo no era muy agradable que digamos, es más, daban ganas de dispararle a la rocola destartalada que había en una esquina, al lado de la barra, que probablemente tenía más edad que las injusticias. Aún así, traté de ignorarla si, al fin y al cabo, no estaba allí para escuchar la torpe rocola.

Divisé la mesa que había ocupado aquella tarde en compañía de mi prima. Estaba ocupada por un hombre sentado de espaldas a mí. Parecía alto, de cabellos oscuros, espalda amplia pero no demasiada. Sentí su vampírico aroma y, por algún motivo, erguí la columna. Ya se había vuelto un impulso en mí: "Si hay un vampiro cerca, prepárate para lo peor". Si bien parecía tranquilo, uno nunca sabe qué ocurrirá.

Tomé oxígeno y caminé, segura, majestuosa, hasta posicionarme a su lado de pie.

-Disculpe joven- comencé viendo hacia otra parte, siempre con la barbilla en alto- ¿no ha visto usted por aquí un teléfono celular color...- Entonces le vi el rostro. Sus rasgos eran suaves, finos, esbeltos; de nariz respingada en perfecta armonía con la distribución de los componentes de una cara angelical. Las ojeras, en contraste con su tez palidísima, resaltaban unos ojos de oro impresionantes, brillosos como quién acaba de beber del éxtasis sanguíneo. Tragué saliva como una tonta, no esperaba tal reacción mía; entonces recordé terminar la oración- ... púrpura...?

Me sentí avergonzada, tanto que como acto reflejo comencé a juguetear con una servilleta que había sobre la mesa para no morder mis uñas. Vi mi reflejo en el barniz de la mesa. Y encontré mis propios ojos, aquamarines cristalinos, buscando dónde mirar lejos de ese rostro . Tenía que mantener la compostura... ¡Por Dios! Era ¡Charlotte Volturi!!! ¿Que rayos pasaba conmigo?!?!. Aún podía sentir mi voz, como el piar de la alondra, rebotando en mi cabeza,"púrpura...púrpura..." De golpe me enderecé nuevamente y lo miré con fijeza esperando una respuesta.

Ben:

off:// si Mahoma no va a la montaña... je!!

Benjamin había ido un poco mas lejos: el mango metálico de la cucharita se había dividido a lo largo, formando dos piernecitas delgadas y de aspecto delicado... mas ligeros aun eran los dos bracitos que salían justo por debajo de la cabeza redonda del improvisado muñequito que caminaba con suaves tintineos por la mesa... La concentración de Benja estaba centrada al cien por ciento en él por lo que se sobresalto cuando sintió, de repente, el ahora real y seductor olor de una vampiresa muy cerca suyo... la cucharita a una orden mental de Benja corrió de inmediato a esconderse detrás del díctico de cartón que promocionaba un desayuno americano a un precio de oferta, lo mismo que le hubiese gustado hacer a él en ese mismo momento... Sabia sin embargo que su presencia no pasaría desapercibida para su "colega"... por un segundo sospeso la posibilidad de una huida rauda pero la descarto cuando escucho la voz dulce y melodiosa de la muchacha, que ya estaba a su lado, una voz que hizo comprender a Benja cuan seductor podía ser un vampiro incluso para un igual... recompuso a toda velocidad su expresión para observar a la cara a la portadora de aquella voz que sonaba como el mas bello de los cebos...

Una sonrisa leve asomo a sus labios cuando miro el rostro de la muchacha... pocas veces había pensado en la cantidad de adjetivos que usaban escritores, músico y poetas para describir a alguna mujer pero supo de inmediato que todos ellos podían aplicarse a la persona que tenia parada enfrente... incluso creyó con toda convicción que harían falta unas cuantas generaciones de ellos para hacer justicia a la belleza de esa muchacha...

-Señorita, realmente me apena no poder ayudarla- Dijo en un pase dramático, acto seguido dirigió una rápida mirada al sector donde estaban los mozos del local buscando a la muchachita que lo había atendido antes... -Sin embargo creo que si espera un rato podría preguntarle a alguno de los mozos- dijo en un tomo que trataba de sonar inocente indicando con un gesto ligero la silla frente a él... de reojo observo como la moza se acercaba lentamente llevando un vaso largo y una botella de soda, mas avergonzada que antes de ser eso posible, al ver a la escultural muchacha que ahora se encontraba parada a su lado...

Charlotte:

Abrí los ojos un poco más en el momento a que me invitó asentarme con él, creo que por la sorpresa. Sonaba caballeroso y educado, lo cual ayudó mucho a relajar mi postura.

Observé un segundo la silla, dubitativa, pensando si sería correcto o no sentarme con un desconocido ((como si algo pudiera dañarme con tanta facilidad v.vU )); pero no podía negarme a tanta cortesía. Desabroché mi piloto y lo colgué sobre la silla. La voz del muchacho era maravillosa, tanto que, por alguna razón, me sentí un poco más cómoda ahora que le había escuchado hablar.

-Gracias, eres muy amable – dije con un tono algo infantil, haciéndome la graciosa imitando el tono de teórica inocencia que él antes había usado para decir su última frase.

Me senté con lentitud a la vez que echaba todo mi cabello de lado, sobre el hombro derecho, dejando el izquierdo cubierto con la suave camisa de gasa blanca que lucía… Las luces parecían aún más tenues desde la mesa que cuando estaba parada.

En ese momento, una mesera se aproximó hasta la mesa. Pude notarle unas pecas en la nariz muy simpáticas; tenía el cabello zanahoria, algo crispado, pero iba muy bien con sus pequitas. Parecía muy risueña, algo despistada. Tenía las caderas anchas, cualidad que acentuaba mucho la finura de su cintura y vestía, debajo de su uniforme, una musculosa turquesa ((única cosa reprochable que pude encontrar. Debía reconocer que era una chica muy mona, pero un detalle insignificante me llamó la atención:¡Estaba ruborizada! Sus mejillas, redonditas como pelotas de golf, parecían más un par de tomates. Lo relacioné al instante con mi acompañante; así que decidí ahorrarle un bochorno a la pobre... si es que él ya no lo había notado como yo.

-¿Q…qué va a ordenar la señorita?- inquirió con algo de vergüenza, como si no quisiera nombrarme. Tartamudeaba un poco, lo cual me causó mucha gracia. ¿Acaso todas las humanas reaccionaban así delante de los vampiros?

-Clara, -comencé sin siquiera mirarle la etiqueta. Otra vez estaba adivinando su nombre; seré franca, si había alguien con los rasgos perfectos para tener ese nombre seguro sería esa mujer- ¿Podrías traerme un Martini seco por favor? Y el celular púrpura que debe estar detrás de la barra si no es mucha molestia… ^^ eres un encanto, gracias

Pareció

...

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