Danza de la vida y de la muerte
andreasotopSíntesis23 de Marzo de 2014
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Ediciones Universitarias de Valparaíso
Pontificia Universidad Católica de Valparaíso
Margot Loyola y Osvaldo Cádiz
La Cueca:
Danza de la vida y de la muerte
4 ~ Margot Loyola y Osvaldo Cádiz
© Margot Loyola Palacios y Osvaldo Cádiz Valenzuela, 2010
Registro Propiedad Intelectual Nº 125.610
ISBN 978-956-17-0470-1
Ediciones Universitarias de Valparaíso
Pontificia Universidad Católica de Valparaíso
www.euv.cl
E.mail: euvsa@ucv.cl
Pontificia Universidad Católica de Valparaíso
Sistema de Biblioteca − www.pucv.cl
Fondo Margot Loyola Palacios − http://margotloyola.ucv.cl
Av. Brasil 2950 − CP 2374631 − Valparaíso − Chile
Teléfono 56 (32) 227 3261 − Fax 56 (32) 227 3183
E.mail: elba.astudillo@ucv.cl
Versión digital disponible en http://margotloyola.ucv.cl/lacueca/
Impreso en Salesianos Impresores S.A.
HECHO EN CHILE
La Cueca ~ 5
Índice
Agradecimientos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . pág. 7
Prólogo de Agustín Ruiz . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 9
Prólogo de Boris Alvarado. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 13
Introducción . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 17
Primer Pie
De cómo estudio, canto y bailo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 21
La cueca, vivencias y reflexiones . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 23
Las escuelas de temporada . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 25
Testimonios y personajes . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 31
Viajes a Perú tras la huella de la marinera. . . . . . . . . . . . . . 63
Búsqueda en Argentina de elementos de la cueca. . . . . . . . . . 81
Álbum Fotográfico. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 93
Segundo Pie
Estructura de la cueca esencial. . . . . . . . . . . . . . . . . . . 113
Aspectos musicales de la cueca . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 120
a. Estructuras básicas y morfológicas. . . . . . . . . . . . . . . . 120
b. Modalidades interpretativas del canto . . . . . . . . . . . . . 122
c. Los acompañamientos. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 125
Principales rasgueos que acompañan a la cueca. . . . . . . . . . . 137
Animaciones y brindis. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 140
La coreografía. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 150
Función y ocasión de la cueca . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 160
El carácter . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 162
Tercer Pie
Transcripciones . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 167
Palabras Finales . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 289
Bibliografía . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 291
Glosario . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 295
Localización Geográfica. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 301
6 ~ Margot Loyola y Osvaldo Cádiz
La Cueca ~ 7
Agradecimientos
Dedicamos esta obra
“a la vida, que nos da vida para vivirla”.
Cristina Álvarez Adasme, amiga cercana y maestra que
siempre nos ayuda a caminar por la misma senda.
Atilio Bustos González, siempre dispuesto a la ayuda
incondicional en favor de nuestras inquietudes.
Juan Pablo López Aranda, Director Coordinador General de
la Academia Nacional de Cultura Tradicional Margot Loyola
Palacios, con nuestro reconocimiento hacia sus convicciones
y lealtad.
Argentina Benítez Vergara (q.e.p.d.), que nos acompañó en
la gestación de este trabajo.
Colaboradores
Cristina Álvarez Adasme
Juan Pablo López Aranda
Argentina Benítez Vergara
Andrés Cortés Ardiles
Sergio Sepúlveda Salinas
Rodrigo Fernández López
Ricardo Romero
8 ~ Margot Loyola y Osvaldo Cádiz
La Cueca ~ 9
Prólogo
La cueca, siempre dando que hablar. En el año 2000, cuando aún era el conservador
del Fondo Margot Loyola, recuerdo que alguien me preguntó si un libro sobre la
cueca podría llegar a ser la obra emblemática de nuestra artista. La verdad es que
entonces no me pareció una buena idea. Si bien Margot ha sido una gran bailadora y
la principal maestra de esta danza, su mayor nivel de logro en el plano interpretativo
musical lo alcanzó –según mi modesta opinión– en el cultivo de la tonada y el canto
mapuche.
No obstante, mi preocupación de fondo era de orden político, porque escribir sobre
la cueca en Chile es, en buen romance –como habría dicho mi padre–, meterse en
camisa de once varas. Generalmente, nadie queda conforme, o mejor dicho, todos
terminan peleados, cuando aparece en Chile alguna publicación importante sobre
el tema. Es que, por lo general, las autorías muestran la pronunciada tendencia a
establecer decálogos autoritarios sobre este asunto sensible que, de una u otra forma,
es propiedad de todos. Quiérase o no, cualquier acto literario acerca de la cueca en
Chile, arriesga instalarse en las inmediaciones de un juego discursivo, mediante el
cual el poder ha buscado en las altisonancias de la tradición, el fundamento de una
pretendida legitimidad. Que duda cabe que la cueca es una danza que ha tenido
la capacidad de sobrevivir a tantos otros bailes populares que ya han desaparecido.
Por lo mismo, en su pervivencia muchos quieren ver lo esencial y más acendrado de
una raza chilena, cual si la danza y la nación fuesen una y la misma cosa. Iconos y
alegorías bucólicos han emergido mediante suyo, haciendo carne el principio vitalista
con que algunos románticos alemanes intentaban explicar, hace ya más de un siglo,
el carácter del alma popular.
Otros, guiados de un prurito reivindicatorio, ahora quieren liberar a la tan querida
danza de aquel imaginario unilateral y reactivo a la alteridad, construyendo nuevos
discursos que bordean las nociones de clase social. Se enarbolan entonces argumentos
prácticos en casi concomitancia con las marginales rutas de las tribus urbanas
contemporáneas. La emergencia de una fuerza joven, actualmente reclama para sí
la primacía de un estilo que, si antaño fue marginado, hoy es elevado a la calidad de
epopeya. Y así, entre trastabillones y saltos, con decretos, festivales y campeonatos,
vamos con la cueca dando tumbos, como quienes disputasen un desmembrado y
raído trofeo.
Finalmente, algún vidente convenció a Margot Loyola de concluir este trabajo y mis
viejas aprehensiones tuvieron que ceder ante la contundente evidencia del material
10 ~ Margot Loyola y Osvaldo Cádiz
presentado aquí. Y es probable que el nigromante no fuese otro que Osvaldo Cádiz, el
mismo que por décadas ha sido compañero de baile y de los otros tantos pasajes de la
vida de la Loyola. Ahora Cádiz es también –y por vez primera– el coautor de una de
las más importantes publicaciones de la maestra. Por cierto, la cueca es una materia
que no puede abordarse cabalmente sin la dimensión del otro y, sin duda, Cádiz ha
sido el segundo pañuelo en este largo y popular tablado. Junto con ser complemento
y leal apoyo de cuanto proyecto y desafío ha enfrentado Margot en los últimos
cincuenta años, Cádiz contribuye decisivamente a que este libro incluya y trate lo
que, por regla general, otros trabajos han omitido: la inefable condición del hombre
y la mujer uniéndose sublimes en cada pie bailado. Consciente de esa diversidad
indomable, la notable dupla Loyola-Cádiz hace de este libro un testimonio vital
donde le devuelven a la cueca la lozanía que las expresiones populares tienen cuando
en efecto lo son. Ajenos a maximalismos y lejanos al modo que ya otros autores se
han aproximado a esta sensible materia, Loyola y Cádiz nos presenta un firmamento
donde titilan con singular fulgor las luces de aquella irreducible diversidad que le ha
dado a este género perdurable sustancia.
En algunos aspectos, este estudio se despliega dentro de ciertos cánones de gesto
clásico. De modo premeditado, los autores nos enseña un modelo general que puede
entenderse como la carta de navegación para distinguir formalmente cómo y con
qué constituyentes está definida la cueca. Al seguir la exposición de este modelo nos
percatamos de que estamos ante un baile de tierra, que de manera recurrente se base
en formas líricas de estructura estrófica estable, con tratamiento temático vasto y
rico. Aquí apreciamos, además, la naturaleza del componente rítmico-métrico y el
sistema fraseológico de la música que da sustento al baile. Más adelante, podemos
relacionar la forma musical con el desarrollo
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