Decreto Ley Y Delegado

Tanto el decreto-ley como el decreto-delegado son disposiciones, y ambos se consideran como fuentes formales del derecho tributario, ya que a través de ellos se manifiesta la vigencia de dicho derecho.

Ahora bien, el decreto–ley surge a partir de las facultades extraordinarias que la Constitución Mexicana otorga (en el Art. 49) al Presidente de la Republica, para casos determinados y circunstancias excepcionales ante el receso o caducidad del poder legislativo.

El decreto-ley entonces se refiere a disposiciones que son dictadas por el Poder Ejecutivo, en el ámbito de temas y/o materias reservadas a la ley, y cuya justificación radica en una extraordinaria situación de emergencia.

El decreto-delegado por su parte, se refiere a una situación diferente, pues es el Congreso de la Unión quien ultimadamente le transmitirá al Poder Ejecutivo facultades legislativas, y su justificación se basa en que será solo en extraordinarios casos donde la autorización cedida se considerada de suma importancia para que el Poder Ejecutivo haga frente a la situación.

Dicha situación podría surgir a raíz de una invasión al territorio nacional, la perturbación de la paz pública de la nación, o bien por otros motivos que pongan en grave peligro a la sociedad.

Yo pienso que la Facultad del Presidente de la Republica contenida en el artículo 131 Constitucional corresponde a un decreto-ley, pues dicho artículo hace referencia a asuntos en materia de Comercio, aun que al tratarse de un riesgos para la paz pública y estabilidad económica de la nación, también podría encajar en una situación de decreto-delegado.

Pienso que es un decreto-ley, pues la facultad que el Congreso de la Unión le concede al Presidente para legislar en materia arancelaria, es específicamente dirigida a la finalidad de crear o modificar las cuotas de las tarifas de importación y exportación, o bien enfrentar cualquier situación que ponga en riesgo la estabilidad de producción nacional, y por ende la economía de la nación.

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