Desarollo de la motricidad y corporeidad en el Tenis
DiegojijInforme25 de Junio de 2021
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Desarrollo de la Motricidad y Corporeidad dentro del Deporte - Tenis
Cátedra: Motricidad Humana
Integrantes: Antonia Rodríguez
Diego Santibáñez
Hernán Vergara
Docente: Yasna Valdebenito Salcedo
Sección: B
Temuco, 23 de junio de 2021
Índice
Introducción 3
Motricidad y corporeidad 5
Adquisición de la motricidad humana 6
Desarrollo psicomotor 6
Aprendizaje motor 7
Descripción del tenis y su forma de aprendizaje 10
Deporte y motricidad; fundamentar según modelos funcionales 13
Beneficios de la motricidad y fortalecimiento de conductas y habilidades dentro del deporte respectivo. 17
Equilibrio 20
Desplazamientos 20
Giros 20
Manejo de móviles 21
Saltos 21
Lateralidades 22
Estructuración espacio – temporal 22
Tipos de movimientos, capacidad y habilidades. 23
Capacidades físicas básicas en el tenis 26
Agilidad, Velocidad y Aceleración 26
Velocidad Explosiva y Recuperación 27
Artículo referente al tenis 29
Conclusión 30
Bibliografía 32
Introducción
Desde que nacemos y a medida que vamos creciendo y desarrollándonos, vamos adquiriendo diferentes capacidades, así como también lo que es nuestro desarrollo motor, donde nuestros movimientos pasan por diferentes fases de acciones y movimientos, las cuales evolucionarán dado por diferentes factores como la alimentación, lugar donde vivimos, ejercicios y la familia que cumplen un rol fundamental en lo que es el desarrollo del niño, todo esto también va de la mano con la genética (heredado), ambiente (a lo que se expone) y la maduración del sistema nervioso, la cual nos dará la capacidad de organizar nuestros movimientos.
El sistema nervioso será fundamental para poder llevar a cabo todas estas funciones, ya sea para recibir como para expresar la información que queremos entregar, toda esta etapa será fundamental más en los niños que adultos, ya que sus ventanas de oportunidades le darán aún más la capacidad para captar información, así a medida que se van desarrollando van adquiriendo más conocimientos, destrezas y habilidades.
El desarrollo neurológico del niño pasará por seis leyes, los cuales estos hitos son necesarios como una base para poder adquirir los movimientos, tanto del motor grueso (movimientos globales) como finos (precisos).
A medida que vamos desarrollándonos iremos adquiriendo diferentes capacidades físicas básicas como la velocidad, fuerza, flexibilidad y resistencia, que se dan gracias a la maduración de nuestro sistema nervioso central, así como nuestro desarrollo motor donde nuestros movimientos pasan por diferentes fases donde y acciones que evolucionarán dado por diferentes factores.
El desarrollo bien sabemos que es una evolución por esto tendremos movimientos reflejos, que son respuestas automáticas e involuntarias, movimientos voluntarios, de forma voluntaria e intencionada y luego movimientos automáticos, que son voluntarios e integrados que pasan a ser parte de nuestros hábitos, todos estos movimientos son regulados en distintos niveles del sistema nervioso central y a medida que se desarrollan algunos desaparecen.
Todo lo explicado anteriormente nos lleva a conocer diferentes deportes y actividades como el tenis, esto impulsará aún más a movimientos y actividades nuevas así como también un mejor desarrollo de habilidades las que ya no serán de tipo reflejo, sino voluntarios y automáticos con el objetivo que se ponga el niño/a dentro de este deporte, ya que el tenis también requiere de una gran habilidad por parte del niño/a, como es necesario tener una gran amplitud de vista, realizar cálculos óptico-motores adecuados, analizar adecuadamente las situaciones, reaccionar rápidamente a las acciones, tener conocimiento, experiencia, memoria, etc. Por esto el niño/a tiene que estar ajustado a las distintas situaciones y fases del juego de forma que se dan cambios tácticos constantes (ataque, defensa, contraataque) a los que el jugador ha de saber adaptarse con eficacia y rapidez y todo esto se irá dando en conjunto con el desarrollo y situaciones que se le presenten.
Motricidad y corporeidad
En la década de los setenta se inicia un movimiento que postula que la realidad mental del ser humano no existe independientemente del cuerpo. Se plantea una concepción de cuerpo-sujeto y una educación del movimiento, en contraposición a las teorías mecanicistas y biologistas en las que se educa para el movimiento. Las nuevas formas de ver el cuerpo y el movimiento traspasan la visión orgánica y se logra una mirada integral y compleja del ser humano que tiene asiento en los conceptos de motricidad y corporeidad (Benjumea, 2004)
La motricidad es concebida como la forma de expresión del ser humano, como un acto intencionado y consciente, que además de las características físicas, incluye factores subjetivos, dentro de un proceso de complejidad humana (Eisenberg, 2004). Nos referimos a la expresión total del ser humano en su existencia consciente, pues no es sólo en el juego, en el deporte o en las actividades de tiempo libre ni en las comúnmente conocidas como saludables, en las que ponemos de manifiesto nuestra motricidad. En cada momento, en cada acción que realizamos de forma consciente e intencional, nos estamos haciendo presentes y con ello estamos manifestando nuestra motricidad y corporeidad.
La motricidad es también creación, espontaneidad, intuición; es manifestación de intencionalidades y personalidades. Cada persona construye su propio movimiento como manifestación de su personalidad. Esta construcción de la identidad motriz resulta de procesos afectivos, cognitivos, estéticos y expresivos que se han adquirido a través de la vida (Murcia, 2003). La motricidad, siendo intencional, constituye una forma concreta de relación del ser humano consigo mismo, con los otros y con el mundo, a través de su corporeidad.
Nuestra consciencia de la realidad se basa en nuestras experiencias directas y todas ellas pasan por nuestro cuerpo. Así, en conexión entre la visión monista del cuerpo y las influencias socioculturales, aparece el concepto de corporeidad.
Percibir la realidad es tornar presente cualquier cosa con la ayuda del cuerpo. No estamos delante del cuerpo, sino en él: somos nuestro cuerpo. La corporeidad como producto de la experiencia propia que se va conformando a través de la apertura y presencia del cuerpo al mundo y a los otros, una experiencia corporal que involucra dimensiones emocionales, sociales y simbólicas. Nacemos con un cuerpo que se transforma, se adapta y conforma una corporeidad a través de la experiencia incluyendo la acción, las emociones, los pensamientos y la percepción sensorial (Merleau-Ponty, 1985).
Corporeidad y Motricidad son dos conceptos que se complementan y necesitan, pues no puede existir uno sin el otro; Somos cuerpo y es este cuerpo vivo el que manifiesta nuestra motricidad, a través de la corporeidad, expresado en querer, sentir, pensar, hacer, compartir. Por tanto, el principal componente de la motricidad, sin el cual ésta no existiría, es nuestra corporeidad, a la que atribuimos la condición de consciencia e intencionalidad. Es en ella donde el cuerpo comunica las sensaciones y emociones, y es en ella donde vivimos nuestra realidad cotidiana.
Los conceptos de motricidad y corporeidad se resumen muy bien en la siguiente expresión: “La motricidad es la capacidad del hombre para moverse en el mundo y la corporeidad el modo del hombre de estar en él” (Benjumea, 2004).
Adquisición de la motricidad humana
Cuando hablamos de adquisición de motricidad humana o habilidades motrices, automáticamente debemos relacionar este concepto con desarrollo psicomotor y aprendizaje motor.
Desarrollo psicomotor
Es la adquisición progresiva de habilidades funcionales del niño, es un proceso continuo que va de la concepción a la madurez, con una secuencia similar en todos los niños, pero con un ritmo variable. Mediante este proceso el niño adquiere habilidades en distintas áreas: lenguaje, motora, manipulativa y social, que le permiten una progresiva independencia y adaptación al medio. El desarrollo motor es una evolución desde los actos reflejos y movimientos incoordinados que no tienen una finalidad específica, hasta llegar a movimientos que son coordinados y precisos (acto motor voluntario) y los hábitos motores automáticos.
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