Designación e identidad: Exploración del concepto de “indio” en la nueva España colonial
SELTAInforme21 de Septiembre de 2015
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ESCUELA NACIONAL DE ANTROPOLOGÍA E HISTORIA
Licenciatura en Historia
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La categoría de “indio” en la península yucateca del siglo XVII: una propuesta desde la antropología.
Sántiz Méndez Rubén Darío
No de expediente. 120110502
Materia. Sociedad Colonial, siglos XVII-XVIII
Titular: Rodrigo Martínez Baracs
Martes, 07 de julio de 2015, México DF
INTRODUCCIÓN
Este trabajo tiene como propósito exponer una experiencia de investigación mínima sobre un tema que el autor del mismo escogió. No se comprobó tesis alguna, más bien se trabajó sobre un marco teórico para explicar un proceso social que corresponde al período de los siglos XVI y XVII en la península de Yucatán, en el contexto de la colonia española.
Elaboré una pregunta con la que dio inicio esta indagación… reitero: el propósito no fue comprobar tesis alguna, sino usar conceptos correspondientes a la propuesta del antropólogo Guillermo Bonfil Batalla para ofrecer una vía que respondiera a la interrogante.
¿Cómo se designaba quién(es) era(n) indígena(s) o no en la sociedad novohispana del siglo XVII?
Inicialmente el propósito de este trabajo final era el de demostrar que “indio” e “indígena” son designaciones históricas arbitrarias que se refieren a un grupo de hombres con características aparentemente definidas por quienes los nombran así. Eso me llevaría a afirmar que tal designación no ha cambiado mucho a lo largo del tiempo, sino es que se ha mantenido igual por más de quinientos años. Sin embargo, a estas alturas de la licenciatura, hacer lo anteriormente señalado, sería trabajar a priori: sin conocer completamente el contexto colonial yucateco, así como las relaciones sociales que en ella existieron. Preferí conocer un poco más el contexto de Yucatán en el siglo XVII, y en vez de acercarme a los sujetos completamente, solo ofreceré algunas generalidades e indicios que potencien esta indagación para profundizaciones posteriores.
No avocarme a comprobar mi “hipótesis”, me orillo a potenciar el uso de conceptos para relacionarlos con una realidad que iba leyendo paralelamente: ese resultado me llevo a plantearme conclusiones más de método que de teoría, que son muy importantes para mí como estudiante de la licenciatura.
El primer capítulo se trata de una observación al texto de Jonathan Israel, ya que fue a partir de este genere una duda: ¿a quienes denomina indios o indígenas? Parece que son lo mismo en su concepción.
El segundo apartado representa una propuesta que parte desde la antropología de Guillermo Bonfil Batalla, cuya concepción de “indio-indígena” es totalmente diferente y forma parte de una construcción teórica más amplia: el colonialismo como una forma de ejercer el dominio en una sociedad, cuando el dominador niega a su antagónico y lo define desde su percepción de mundo.
El último capítulo se centrará en el proceso colonial en la península yucateca, con el propósito de usar, en la medida de lo posible, el marco teórico expuesto en el segundo apartado y así acercarse a una respuesta a la interrogante planteada al inicio de la introducción. Así expondré cuales son los problemas que se presentaron al intentar aplicar tal propuesta, puesto que la teoría no puede ser sin su uso, que corresponde al ámbito de la practica. Además, cumpliría con lo señalado al principio: se trata de un trabajo que ofrece una vía para responder esa interrogante y no es un absoluto que no pueda someterse a revisión y crítica.
I- LOS “INDIOS” DE JONATHAN ISRAEL
Los propósitos de este capítulo serán:
- definir su concepto de “indio” y criticarlo; y
- señalar dos aspectos de estos “indios”: sus esfuerzos por traspasar la categoría de indígena y su parecido con otras categorías sociales de la Colonia.
“En el siglo XVII, los indios sedentarios de México –porque aun después de la pacificación de los chichimecas había varias tribus nómadas y hostiles en el norte, en Nueva Vizcaya y en Nuevo León- estaban obligados, no sólo a vivir en sus antiguos poblados y dedicados a sus ocupaciones tradicionales, sino además a proveer la mayor parte de la mano de obra que necesitaba el sector no indígena.”[1]
Así inicia el primer capítulo de su libro “Razas, clases sociales y vida política en el México colonial”. Lo interesante de esta afirmación suya, es la generalización en la que introduce a tres colectividades distintas: los “sedentarios de México”, los chichimecas y a un número considerable de pueblos nómadas y guerreros del norte. A pesar de que especifica esas tres identidades, los diferencia de “el sector no indígena”. Desde mi punto de vista, esto revela la concepción de Israel sobre “los indios” (así se titula este primer gran apartado de su obra).
En primer lugar, porque el concepto de “indígena” hace referencia a todo pueblo o individuo originario de un territorio en particular. Parece que para nuestro autor, tanto los chichimecas, como los sedentarios y las aún rebeldes tribus nómadas en esos siglos, tienen algo en común: habitaban una extensión de tierra desconocida y descubierta por los españoles en siglo XVI. Eso ya los diferenciaba totalmente de estos últimos: todo ente viviente (recordemos que se abrió un debate intenso entre Las Casas y Sepúlveda) que no fuesen ellos mismos, eran desconocidos, calificados comúnmente por los conquistadores como inferiores de pensamiento o trabajo, bárbaros e idolatras.
Defiendo la idea de que para Jonathan Israel, indio e indígena se refiere a los mismos sujetos: los pueblos que vivieron en el continente americano al paso del “descubridor” y colonizador europeo. Todos cabían en la misma categoría y por eso mismo, se niegan las diferencias que hayan existido entre aquellas sociedades. ¿Qué acaso no había ninguna diferencia entre ese abigarrado mamotreto de costumbres, religiones, lenguas, de hombres y mujeres?
La relación que había entre esta designación y el sistema colonial fue estrecha: este sector de la sociedad novohispana represento la mayor fuente de mano de obra más allá de las riquezas y recursos que los españoles buscaban en estas tierras. Los indios estaban destinados a hacer todos los trabajos y hubo disputas entre los sectores colonizadores para controlar la mayor parte de lo generado por sus actividades.
Sin embargo, parece ser que algunos miembros del sector indígena (según la concepción de los españoles y de Israel) se resistieron a formar parte de la gran masa que generaba riquezas a la corona española: “Algunos viejos caciques y nobles, y sus herederos, conservaron su posición, mientras que en otros casos hubo plebeyos (macehuales) ambiciosos que aprovechando el desorden social producido por la Conquista, lograron ser aceptados como caciques". Se trata de sujetos que eran señalados también como indígenas (por lo ya señalado líneas arriba), pero que aprovecharon sus posiciones sociales para que no se les tratará como a los demás, generando mecanismos para que se les dejara de identificar así:
“adoptando la cultura española, o por lo menos ciertos aspectos de ella, y conduciéndose conforme a la imagen de los caballeros e hidalgos españoles. Se mandaban construir residencias de estilo español, patente constante con las humildes viviendas de adobe de quienes estaban debajo de ellos , pedían permiso a los virreyes para vestirse a la española, y para andar armados y a caballo, con silla y espuelas […] en general adoptaban nombres españoles […] Los que podían demostrar ser descendientes de clanes aristocráticos anteriores a la Conquista, o tanto mejor de príncipes, desarrollaban un gusto por la genealogía comparable al de cualquier hidalgo peninsular”[2]
No tengo la más mínima idea sobre si estos sujetos consiguieron sus objetivos, pero es interesante saber que existió ese rechazo a la dominación económica que los españoles impusieron sobre aquellas colectividades a través de una movilidad social, en la que tuvieron la capacidad de trasladarse de cierta categoría social a otra, ya que como se observo en la anterior cita, adoptaron diversos elementos de la cultura española. Ese sería un indicio de cierta conciencia de parte de estas elites “indias” sobre las diferencias, ventajas y desventajas que había entre dominadores y dominados.
Para concluir este capítulo, habrá que comparar la situación de los indígenas con otros grupos, como los “negros”, hombres traídos en calidad de esclavos ya que, de manera similar, los españoles los concebían inferiores, ni siquiera humanos eran. En ambos casos habrá que poner atención en lo siguiente: el sujeto que designaba la categoría a la que pertenecían los demás grupos fueron los españoles.
II- EL “INDIO” DE BONFIL BATALLA
Este segundo apartado tiene una naturaleza más teórica, además de que se centra en una propuesta hecha por un antropólogo. La intención es tender un puente entre la historia y esta otra ciencia para alcanzar a comprender de manera estructurada procesos históricos complejos, como el de la Colonia. El texto de Jonathan Israel acusa una carencia de cuerpo teórico al abordar a los componentes de la sociedad novohispana del siglo XVII. En mi experiencia como alumno, mucho se señala a los historiadores como repelentes de la teoría social, y considero que este trabajo es un ensayo para afrontar ese calificativo generalizado a todos los practicantes del oficio.
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