Desplazados
milexys20 de Noviembre de 2012
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Desplazados internos:
A aquellas personas obligadas a dejar sus hogares por alguna crisis. Pero a diferencia de los refugiados, permanecen dentro de las fronteras de su país de origen. Puede ser por guerrilleros que atacan viviendas y desplazan a la gente que está en la vivienda. A finales de 2006 se estimaba que su número total ascendía a 24.5 millones repartidos en 52 países: alrededor de la mitad de los cuales serían africanos.
Según el ACNUR en el informe realizado con cifras del año 2007, Colombia es el segundo país después de Sudán con mayor número de desplazados a nivel mundial.
Por otra parte, el concepto de desplazamiento interno está vinculado a las personas que, por una catástrofe natural, un conflicto bélico u otra situación de crisis, se ven forzadas a abandonar sus hogares. Los desplazados permanecen dentro de su país, una condición que los diferencia de los refugiados (quien pide asilo en otras naciones).
“Es desplazado toda persona que se ha visto forzada a migrar dentro del territorio nacional abandonando su localidad de residencia o actividades económicas habituales, porque su vida, su integridad física, su seguridad o libertad personal han sido vulneradas o se encuentran directamente amenazadas, con ocasión de cualquiera de las situaciones: conflicto armado interno, disturbios y tensiones interiores, violencia generalizada, violaciones masivas de los derechos humanos, infracciones al derecho internacional humanitario u circunstancias emanadas de las situaciones anteriores que puedan alterar drásticamente el orden publico” ( Art. 1 ley 387 de 1997).
El desplazamiento constituye una violación múltiple de los derechos humanos. Las consecuencias que acarrea no son sólo demográficas, económicas o políticas sino que, debido a una serie de eventos violentos que existen antes, durante y después del desplazamiento, las personas son afectadas en su dignidad, su identidad y, por lo tanto, en su bienestar emocional.
Los desplazados hombres, jóvenes, mujeres, ancianos y niños han sido vulnerados en sus derechos: su integridad física y emocional ha sido violentada a través de distintos mecanismos, todos ellos empleados con el propósito de generar miedo y terror y, en últimas, obligar al sometimiento o al desplazamiento. Quienes se desplazan lo hacen porque sienten que su vida o la de sus familiares peligra; desplazarse es, por ¡o tanto, una estrategia de salvaguarda y de conservación de la vida y de ¡a unidad familiar.
Antes del desplazamiento las personas enfrentan situaciones violentas, degradantes y humillantes en medio de la desprotección y el desamparo que generan sentimientos de miedo, terror, impotencia y ansiedad. En la mayoría de los casos estas situaciones obligan a tomar la decisión de salir y convierten a los pobladores en despojados y desarraigados. Por las circunstancias en que se producen, tanto hechos como sentimientos, éstos no pueden ser expresados, socializados ni elaborados fácilmente.
Del entorno rural al entorno urbano
Si se tiene en cuenta que un 48% de ¡os desplazados eran pequeños propietarios, que un 43% carecían de propiedades (CODHES, 1997) y que en muchos casos debieron abandonar sus pocas pertenencias o venderlas a precios irrisorios, no es de extrañar que queden obligados a insertarse en la ciudad en condiciones de absoluta pobreza.
La población desplazada sólo puede ingresar a los barrios que hacen parte de los llamados cinturones de miseria o barrios subnormales, sectores donde el mercado de tierras es aún de relativo fácil acceso, gracias a la ausencia de controles estatales en su uso y regulación y a sus bajos precios, en comparación con otros sectores. Esta situación se presenta debido a las condiciones de alto riesgo de los terrenos (antiguas canteras al borde de deslizamientos, bordes de humedales, terrenos erosionados, etc.), a su condición de ilegalidad y, en consecuencia, a la carencia de un equipamiento urbano mínimo.
De comunidad tradicional a comunidad moderna
La población desplazada por la violencia es, en su gran mayoría, de procedencia campesina, perteneciente por tanto a las llamadas culturas tradicionales, caracterizadas por “su vinculación a una comunidad local, su naturaleza prevalentemente consensual y comunitaria, su fuerte coeficiente religioso y su invariable referencia a una tradición o memoria colectiva” (Giménez,1995, p. 261).
A pesar de la diversidad de lugares de procedencia es común denominador encontrar en los testimonios de los desplazados una fuerte relación con la tierra, la evocación permanente del río, la montaña y los animales, los cuales han hecho parte de su forma de vida, no sólo por haber sido la fuente permanente y siempre dispuesta para la subsistencia, sino ¡a base del trabajo que les ha permitido ganar el reconocimiento como personas capaces de tener independencia y de responder por sí mismas. Es el conocimiento y la capacidad para trabajar la tierra lo que les permite convertir-se en un “hombre de bien”, por cuanto de ello depende, en gran medida, la posibilidad de tener una familia y responder por ella.
El deterioro de la calidad de vida
Hambre y hacinamiento
El cambio del campo a la ciudad significa desmejorar dramáticamente sus condiciones de vida; aun cuando la mayoría provienen de zonas caracterizados por la pobreza y carencia de los bienes y servicios deseables, en sus pueblos contaban con dos aspectos importantes: el alimento y el espacio. Estas dos condiciones se pierden en la ciudad, donde son condenados al hacinamiento y el hambre.
El hacinamiento no sólo representa incomodidad, significa también pérdida de privacidad, conflicto por el uso del espacio y, en muchos casos, en palabras de Castillejo (2000), convertir “a los otros semejantes en los otros próximos”. lo cual genera conflictos y deteriora relaciones. Para sobrevivir en la ciudad muchas familias se ven obligadas a vivir con familiares o vecinos, lo cual crea continuos enfrentamientos por los estilos de crianza, por el ejercicio del control y el castigo.
Nuevos roles, nuevos estatutos, nuevas relaciones de poder
En el campo, la distribución de roles para mujeres, niños, adultos y ancianos está claramente establecida y delimitada, al igual que los comportamientos frente al trabajo, la sexualidad y la religión, pues, tal y como lo afirman Berger y Luckman (1997), una de las características de las comunidades tradicionales es la limitada oferta de modelos y opciones para el comportamiento. [Las identidades propias de estas culturas “serán identidades preponderantemente colectivas, sólidamente territorialidades, bien cimentadas por una solidaridad comunitaria”.
Nuevo entorno: nuevas relaciones de vecindad
“El vínculo social del sentimiento de identidad es el más manifiestamente afectado por la migración, ya que justamente los mayores cambios ocurren en relación con el entorno. Y en el entorno todo es nuevo, todo es desconocido, y para ese entorno el su jeto es ‘un desconocido”’ (Grinberg, 1984). El desconocimiento del entorno alude además a la dificultad que se tiene para moverse en la ciudad, para reconocer las instituciones y la red de servicios urbanos y sus mecanismos de acceso.
Quién era y quién soy: la reconstrucción del pasado y del presente
“La identidad es lo que puedes decir de lo que eres considerando lo que ellos dicen que puedes ser”. (7)
La salida abrupta y el ingreso a contextos distintos y ajenos provocan una serie de transformaciones en la identidad de los desplazados puesto que sus rutinas, sus pertenencias, sus señales distintivas y sus relaciones deben modificarse en virtud de su nueva situación, lo que altera significativamente la realidad objetiva y la subjetiva del individuo.
La identidad es un proceso (no un estado ni una esencia) de elaboración subjetiva que permite que cada individuo construya una versión o versiones de sí mismo (que define roles y atributos) a partir de la relación con los otros, quienes, a su vez, dicen y otorgan. Es, por lo tanto, un “sentimiento que se desarrolla basado en los vínculos con otros” (Grinberg, 1984). La identidad es “una forma de estar en el mundo, más que un objeto que se tiene o no se tiene, es una respuesta relacional a un encuentro” (Castillejo, 2000), y se expresa, construye y reconstruye mediante narrativas.
Las transformaciones e impactos del desplazamiento sobre la familia
Los cambios y el grado de afectación de las familias son diferentes si éstas se ha desintegrado por la desaparición de uno de sus miembros o si se desplaza con todos sus integrantes. Según señala CQDHES (1997), el 53 0/o de los desplazados son mujeres y los 54 % niños y niñas menores de 1 8 años; estas cifras se deben a la desaparición o ausencia de los hombres, quienes son casi siempre las víctimas del asesinato y las amenazas. Es decir, la gran mayoría de familias desplazadas son familias incompletas en las que la mujer responde como cabeza de familia.
Las mujeres, convertidas en jefes de hogar, deben asumir la manutención y crianza de sus hijos por lo que se ven obligadas a desempeñar algún oficio para la generación de ingresos. Esta situación trastorna de manera radical su cotidianidad, entre otras razones, porque deben salir de sus hogares y ausentarse por largas horas.
Impactos y transformaciones sobre las redes comunitarias
Es en la comunidad, entendida como un espacio físico y simbólico, donde el individuo aprende y construye formas particulares de relacionarse con el entorno, el tiempo y los otros; es una construcción histórico—social que se expresa en la existencia
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