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Deuda Publica


Enviado por   •  22 de Marzo de 2014  •  1.438 Palabras (6 Páginas)  •  170 Visitas

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Teoría Política.

Alumno: Rafael Ramón Morales.

Dr. Carlos Alberto Solalinde

1er. Trimestre. Administración Pública.

¿Qué es la Democracia?

Para Alain Touraine, La Democracia es una idea nueva, ya que ante muchos acontecimientos ocurridos que derrumbaron los regímenes autoritarios de países como la desaparecida Unión Soviética, creemos que la Democracia ha vencido y que hoy en día se impone como la forma normal de organización política, como el aspecto político de una modernidad cuya forma económica es la economía de mercado y cuya expresión cultural es la secularización.

Pero esta idea, por más tranquilizadora que pueda ser para los occidentales, es de una ligereza que debería inquietarlos. Un mercado político abierto, competitivo, no es plenamente identificable con la democracia, así como la economía de mercado no constituye por sí misma una sociedad industrial.

La Democracia así debilitada, puede ser destruida, ya sea desde arriba, por un poder autoritario, ya desde abajo, por los caos, la violencia y la guerra civil, ya desde sí misma, por el control ejercido sobre el poder por oligarquías o partidos que acumulan recursos económicos o políticos para imponer sus decisiones a unos ciudadanos reducidos al papel de electores.

Norberto Bobbio define a la democracia por tres principios institucionales: en primer lugar como “un conjunto de reglas (primarias o fundamentales) qué establecen quién está autorizado a tomar las decisiones y mediante qué procedimientos”.

Aceptemos también decir con el que la democracia descansa sobre la sustitución de una concepción orgánica de la sociedad por una visión individualista cuyos elementos principales son la idea de contato, el reemplazo del hombre político según Aristóteles por el homo oeconomicus y por el utilitarismo y su búsqueda de la felicidad para el mayor número.

Después de haber planteado estos principios liberales, Bobbio, nos hace descubrir que la realidad política es muy diferente del modelo que acaba de proponerse: las grandes organizaciones, partidos y sindicatos, tienen un peso creciente sobre la vida política, lo qué a menudo quita toda realidad al pueblo supuestamente soberano; los intereses particulares no desaparecen ante la voluntad general y las oligarquías se mantienen.

Por último, el funcionamiento democrático no penetra en la mayor parte de los dominios de la vida social, y el secreto, contrario a la democracia sigue desempeñando un papel importante; detrás de la formas de la democracia se construye a menudo un gobierno de los técnicos y los aparatos. A estas inquietudes se agrega un interrogante más fundamental: si la democracia no es más que un conjunto de reglas y procedimientos.

Las reglas de procedimientos no son más que medios al servicio de fines nunca alcanzados pero que deben dar su sentido a las actividades políticas: impedir la arbitrariedad y el secreto, responder a las demandas de la mayoría, garantizar la participación de la mayor cantidad posible de personas en la vida pública.

La democracia sería una palabra muy pobre si no fuera definida por los campos de batalla en los que tantos hombres y mujeres combatieron por ella.

La libertad del sujeto

Llamo sujeto a la construcción del individuo o del grupo como actor, por la asociación de su libertad afirmada y su experiencia vivida, asumida y reinterpretada. El sujeto es el esfuerzo de transformación de una situación vivida en acción libre; introduce libertad en lo qué en principio se manifiesta como unos determinantes sociales y una herencia cultural.

La democracia no es únicamente un conjunto de garantías institucionales, una libertad negativa. Es un lucha de unos sujetos, en su cultura y su libertad, contra la lógica dominadora de los sistemas; es, según la expresión propuesta por Robert Fraisse, la política del sujeto.

Estados nacionales europeos, que tan a menudo fueron gobernados pro monarquías, se convirtieron en democracias porque las más de las veces reconocieron de un buen grado o a la fuerza su diversidad social y cultural, en contra del territorialismo religioso que se había expandido durante los siglos XVI y XVII.

La democracia no se basa únicamente en leyes sino sobre todo una cultura política.

La libertad, la memoria y la razón

La democracia es atacada desde un tercer lado por un culturalismo que impulsa el respeto a las minorías hasta la supresión de la idea misma de mayoría y a una reducción extrema del dominio de la ley.

El

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