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Discriminación Al Tatuaje

joakinn164 de Noviembre de 2013

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Discriminación hacia la gente tatuada.

El tatuaje ha sido parte de la humanidad desde el inicio de los tiempos. Desde su creación el tatuaje tuvo significados relacionados al simbolismo, pertenencia de grupo, rituales y a los sentimientos y pensamientos íntimamente ligados del portador.

Sin embargo vivimos en una sociedad donde una persona tatuada es juzgada como una persona conflictiva y sin educación, donde por el simple hecho de portar uno, el individuo será catalogado como un criminal. Es un hecho que existe gente tatuada con estas características, pero se comete el error de generalizar; cegándose a sí mismos de las capacidades y diferencias del individuo, ignorando por completo el interior de la persona.

Es indignante saber que hay ciertos empleos donde las puertas se ven cerradas a aquel que se exprese por medio de la piel. ¿Qué acaso estas personas no pueden gozar del derecho a la libre expresión?

La capacidad de una persona no se demuestra por el número de tatuajes que tiene o no tiene, la capacidad debe ser demostrada con hechos.

Los tatuajes son imágenes dibujadas en cualquier parte del cuerpo. Según la real academia de la lengua española tatuar significa “Grabar dibujos en la piel humana, introduciendo materias colorantes bajo la epidermis, por las punzadas o picaduras previamente dispuestas” (RAE, 2001).

En esta época existen personas que consideran que el cuerpo necesita comunicarse y que es una manera de expresión. Es por esto que no sorprende el aumento de personas tatuadas en el mundo, se considera una muestra de expresión, sin embargo, existen demasiados prejuicios hacia los tatuajes llevándonos a cometer discriminación hacia las personas tatuadas.

En un principio los tatuajes se utilizaron para marcar a las personas de acuerdo con el grupo social al que pertenecían y a las creencias religiosas o políticas que poseían. A medida que fue pasando el tiempo, las culturas comenzaron a tener su propio punto de vista hacia el tatuaje. Para los egipcios el tatuaje en la mujer era un signo erótico, en el hombre mostraba madurez y valentía (Pons, 2006). Por el contrario, entre griegos y romanos, las marcas indelebles servían para señalar a quienes pertenecían a una secta religiosa o eran esclavos o criminales (Ramírez, 2013).

Tal vez de ahí nació el pensamiento contrastante entre las personas hacia lo que representa el tatuaje. Sin embargo, la práctica de realizarse un tatuaje cada día se vuelve más común, la población portando un tatuaje aumenta y en un futuro el discriminar a alguien por llevar uno será mal visto. Una persona tatuada no cambia su manera de ser, no lo vuelve un rebelde ni un ladrón.

La sociedad debe ser tolerante de los actos y decisiones personales, mientras no afecten la dignidad de terceros, no debería de haber ningún problema con portar un tatuaje. Un tatuaje no cambia la manera en que el individuo actúa, los valores y la educación se forman en casa con el ejemplo de los padres. Incluso muchas personas se sorprenden al saber que su doctor, su licenciado o su maestro son portadores de tatuajes. Que por el hecho de no mostrar sus tatuajes mientras laboran no significa que no los tengan, sin embargo son personas que ejercen su trabajo con el mismo profesionalismo y dedicación sin que el tatuaje sea un factor que afecte esto.

Es simplemente un gusto personal, como podría ser la manera de vestir o el corte y color de cabello, la única diferencia es que este gusto se lleva plasmado en la piel por el resto de los días de la persona que lo porte. Tal vez esto es lo que cierta gente aún no puede aceptar, el hecho de que algo sea para siempre. Ven el tatuaje como una maldición que la persona está destinada a llevar hasta su tumba, no comprenden el hecho de que alguien cambie su aspecto y que jamás vuelva a lucir igual que el resto de las personas.

Es

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