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Discurso Americano


Enviado por   •  2 de Septiembre de 2013  •  1.456 Palabras (6 Páginas)  •  306 Visitas

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“NO ME PREGUNTEN QUÉ ES LO QUE AMÉRICA PUEDE HACER POR USTEDES “

John F. Kennedy(Estados Unidos, 1961: discurso político)

Vicepresidente Johnson, señor presidente; ministro de justicia, presidente Eisenhower, vicepresidente Nixon, presidente Truman, ilustre clerecía, compatriotas, asistimos hoy no a una victoria del partido, sino a una celebración de la libertad que simboliza un final, al mismo tiempo que un comienzo. Significa no sólo un cambio, sino un renacimiento, ya que he jurado delante de ustedes y de Dios Poderoso el mismo juramento solemne que nuestros antepasados prescribieron hace cerca de ciento setenta y cinco años.

El mundo es muy diferente ahora. Ya que el hombre posee en sus manos el poder de abolir todas las formas de la pobreza humana y todas las formas de la vida humana. Y, sin embargo, las mismas creencias revolucionarias por las cuales pelearon nuestros antepasados están vigentes alrededor del globo: la creencia de que los derechos del hombre no provienen de la generosidad del estado, sino de la mano de Dios.

No osemos olvidar hoy que nosotros somos los herederos de esa primera revolución. Que a partir de este momento y en este lugar se propague la palabra, lo mismo para el amigo que para el enemigo, de que la antorcha ha pasado a una nueva generación de americanos-nacidos este siglo, templados por la guerra, disciplinados por una difícil y amarga paz, orgullosos de su antiguo patrimonio- y que no desean presenciar o permitir el lento deterioro de esos derechos humanos, a los cuales esta noción ha estado siempre comprometida, y a los cuales hoy estamos comprometidos dentro del país alrededor del mundo.

Que lo sepan todas las naciones, ya sea que nos deseen el bien o el mal, nosotros pagaremos cualquier precio, soportaremos cualquier carga, enfrentaremos cualquier dificultad, apoyaremos a cualquier amigo, nos opondremos a cualquier enemigo ,para asegurar la supervivencia y el logro de la libertad.

Tanto prometemos, y más.

A aquellos viejos aliados, cuyos orígenes espirituales y culturales compartimos, les prometemos la lealtad de los amigos incondicionales. Unidos, hay poco que no podamos hacer en una gran cantidad de emprendimiento cooperativos. Divididos, hay poco que nosotros podemos hacer, ya que no osamos enfrentar un poderoso desafío estando enfrentados y partidos por la mitad.

A aquellos nuevos estados a los cuales les damos la bienvenida en las filas de la libertad, les damos nuestra palabra de que una forma de control colonial no dejara de existir para simplemente ser remplazada por una tiranía aún más despiadada. No esperemos que siempre apoyen nuestras perspectivas pero siempre esperaremos que apoyen firmemente su libertad; y que recuerden que, en el pasado, aquellos que buscaron el poder de manera necia y se subieron al tigre terminaron en sus fauces.

A aquellas personas de las aldeas y casuchas que en todo el mundo luchan por romper las cadenas de la miseria colectiva, les prometemos nuestros mejores esfuerzos para ayudarles a que se ayuden, por el periodo de tiempo que sea necesario; no porque los comunistas quizá lo estén haciendo, no porque buscamos sus votos, sino porque es lo que corresponde. Si una sociedad libre no puede ayudar a quienes son pobres, no puede salvar tampoco a los pocos ricos.

A nuestras hermanas republicas del sur de nuestra frontera, les ofrecemos una promesa especial: convertir nuestras buenas palabras en buenos hechos, en una nueva alianza para el progreso, asistir a los hombres libres y a los gobiernos libres para que se rompan las cadenas de la pobreza. Pero esta pacifica revolución de esperanza no puede convertirse en la presa de poderes hostiles. Hagamos saber a todos nuestros vecinos que nos uniremos a ellos para oponernos a la agresión o a la subversión en cualquier parte de las Américas. Y hagamos saber a toda la demás gente que este hemisferio intenta ser el dueño de su propia casa.

A esa reunión mundial de estados soberanos, las naciones unidas, nuestra última y buena esperanza en una época en donde los instrumentos de la guerra han dejado atrás a los instrumentos de la paz. Renovamos nuestra promesa de apoyo- para impedir que se convierta en un mero foro de discusiones acaloradas- de fortalecer la insignia de los nuevos y de los débiles, y de agrandar el área en la cual su manda de la paz, dato se extiende.

Finalmente, a esas naciones que se convertirán en nuestras adversarias, no les ofrecemos una promesa

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