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EL DIARIO DE ISABELLA


Enviado por   •  31 de Octubre de 2017  •  Tareas  •  2.130 Palabras (9 Páginas)  •  137 Visitas

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EL DIARIO DE ISABELLA

Te doy la bienvenida a mi diario, donde te contaré mi historia, una historia real de un amor casi imposible la cual puede llegar a confirmar que a veces el amar duele y en ocasiones puede llegar a destruirnos.

Mi nombre es Isabella, tengo 21 años. Siempre he sido una chica muy correcta, educada bajo muchas reglas y sobre protección, soy la segunda de tres hermanos y la consentida de papá por ser la única mujer. He tratado siempre de ser un gran orgullo para mis padres y un buen ejemplo para mi hermano menor.

Siempre he creído en el karma, en hacer las cosas bien pero a la vez soy una chica a la que le encantan las aventuras, probar cosas nuevas pero siempre cuidando en no lastimar a otros. Viví muchos años de mi vida basada en esa filosofía de nunca lastimar a los demás así mi mundo se desmoronara. Siempre he sido bastante reservada en cuanto a contar mis sentimientos, de hecho mis amigos dicen que es muy difícil llegar a conocerme y que muchas veces parece que “no siento nada”. Es por eso que siempre he llevado conmigo un diario, donde escribo lo que pienso y lo que siento y ha sido ese diario el testigo principal de mi historia.

Aquí trato de contarte mi experiencia en el amor, tal vez un poco desagradable para mi, pero que al fin y al cabo me ha hecho alguien mejor, una persona más segura de si misma y mucho más fuerte.

Todo empezó hace aproximadamente 9 años, tenía 12 años de edad y cursaba 8° grado de bachillerato. Solía visitar con cierta frecuencia a una de mis tías su nombre es Paula, ya que vivía muy cerca a mi casa y teníamos una muy buena relación.
Una mañana del mes de octubre, como de costumbre me dirigí a casa de mi tía, había estado lloviendo durante la noche y la mañana tenía un clima muy fresco.
Había pasado gran parte del día, ya casi eran las 5 de la tarde cuando decidí salir al balcón a observar el hermoso atardecer junto a mi tía y mi madre; mi tía nos comentaba acerca de un joven que vivía al lado de su casa, de su actitud, personalidad y lo servicial que era. Me causó mucha curiosidad porque tanta amabilidad y ese buen concepto que me habían dado de él no parecía ser cierto, era demasiado bueno como para creerlo. Sin saber que desde ahí se desencadenaría una historia cargada de amor, mentiras, sufrimiento, recuerdos y tal vez un poco de rencor, que marcaría mi vida.

El día que lo vi por primera vez estaba en casa de mi tía Paula, fue algo muy raro, era alto, de piel blanca, tenia unos ojos hermosos color miel, una mirada muy expresiva y por momentos hasta intimidante. Lo llamaremos Christian.

En muchas oportunidades lo encontré en casa de mi tía pero por motivos lejanos a mí nunca hablamos, él ni siquiera sabía mi nombre y mucho menos me miraba o al menos eso pensaba yo. Para ser sincera empezaba a llamarme la atención, pero un día me enteré que se había ido del país junto a sus padres y hermanos, así que creí que nunca volvería a ver al chico de ojos hermosos.

Pasaron 2 años para que Christian apareciera en mi vida nuevamente, en ese lapso de tiempo mi vida había dado un giro de 360°, mi hermano mayor se había ido a vivir a México, mi tía Paula también se había ido del país, entre muchas otras cosas que también habían cambiado en mi vida, yo no había tenido noticias de Christian durante todo ese tiempo, prácticamente ya no lo recordaba.

Estaba próxima a cumplir mis 15 años y como cualquier niña deseaba una gran fiesta con un bello vestido de princesa, mi papá quería hacer realidad mi sueño así que empezamos con los preparativos. Todo iba a la perfección, faltaban 15 días para mi fiesta, un día cualquiera abrí la popular red social Facebook, revisando algunas notificaciones de mi cuenta y solicitudes de amistad, me llevé una gran sorpresa. Si! Era él, Christian el chico de ojos lindos, me había enviado la solicitud de amistad. No podía creerlo, estaba muy emocionada, nunca pensé que volvería a saber de él y mucho menos que quisiera ser mi amigo en Facebook. Acepté su solicitud y por casualidad estaba en línea, no me atreví a escribirle y esperé unos minutos9 pero con tan mala suerte que él tampoco escribió.

Pasaron los días y llegó mi día esperado, mi cumpleaños, mi fiesta. Me desperté muy feliz y ansiosa, mi padre me dio los buenos días con una gran felicitación por mi cumpleaños y un oso de peluche el cual nunca podía falta como regalo en mis cumpleaños.

La decoración de mi fiesta sería de color rosa y dorado, los cuales había escogido mi madre. Ya todo estaba prácticamente listo para la fiesta, la cual empezaría relativamente en 3 horas 30 minutos. Eran las 4 pm y decidí abrir mi cuenta de Facebook a ver quienes me habían felicitado por ese medio ya que como siempre Facebook todo lo recuerda, para mi sorpresa había una publicación de Christian en mi biografía deseándome un feliz cumpleaños, no le di mucha importancia y sólo respondí con un "gracias".

Pasó el afán de la fiesta y todo volvió a la normalidad. Fui a la escuela como de costumbre, ya estaba en 10° grado de bachillerato y estudiaba en la jornada de la tarde. Tenía muchos amigos y era buena estudiante aunque con la disciplina solía fallar un poco tal vez eran cosas de la edad o por lo menos eso escuchaba decir a mi madre. Todos comentaban acerca de los detalles de mi fiesta a la cual gran parte de mi curso había asistido, parecían todos haber quedado muy contentos, incluso hasta las chicas más odiosas.

La tarde se hizo bastante larga y tediosa, llena de trabajos y actividades realizadas en las diferentes asignaturas. Eran las 5:50 pm y no veía la hora de irme a casa, estábamos en clase de química y era la materia que menos me gustaba y el tiempo se hacía eterno. Llegó la hora de salir 6:30 pm, suena el timbre. Parece que la campana dura mucho tiempo, pues se queda sonando por lo que parece casi un minuto  y la avalancha de estudiantes comienza a salir. Sobre el portón que da acceso a los salones está escrito con marcador negro la frase  “Te amo mi bb”. La declaración de amor parece un gran saludo a quienes entran y salen de la escuela, como esos cartelones que leen “Bienvenidos”. ¿Cuánto tiempo llevará eso escrito ahí? Me pregunté mientras trataba de salir en medio de tantos estudiantes.

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