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EL EMPRENDEDOR Y LA INNOVACIÓN UNIDAD I


Enviado por   •  25 de Enero de 2014  •  5.749 Palabras (23 Páginas)  •  1.456 Visitas

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INTRODUCCIÓN

El hombre como ser racional experimenta diversas situaciones de acuerdo con el entorno en el que se encuentra. Entre ellas se destacan las situaciones más relevantes del ser humano y de allí la importancia de su completo desarrollo.

El hombre debe tomarse el tiempo para descansar, reflexionar meditar porque todos los esfuerzos que se realicen van a ser en vano. Quien se aleja de Dios, de su familia, llevará a cargo la soledad, cada uno necesita de espacio para evaluar la forma como lleva su vida, aunque sólo fuesen minutos de oración diaria.

El hombre por instinto tuvo que comunicarse, surgió como una necesidad que sigue en la actualidad y es que es inimaginable sobrevivir en un planeta con tanta diversidad tanto de etnias, culturas, idiomas, costumbres como para darnos el lujo de hacer cada uno lo que quiere.

Solo se puede respetar a alguien si uno mismo se respeta, las personas hacemos con frecuencia el siguiente ejercicio, mirar, analizar y juzgar los problemas, fallas o errores en los demás, pero las cosas serían mucho más fáciles si cada uno lo realizara en sí mismo.

Las relaciones interpersonales surgen porque el hombre debe comunicarse y adaptarse al entorno en el que se encuentra, si el contacto es continúo se pueden crear amistadas o rivalidades dependiendo de cada caso, una persona puede desarrollar un sentimiento de afición o resentimiento por otro.

Algunos elementos importantes de las relaciones interpersonales son: las necesidades, motivaciones, actitudes, comunicación, valores, convivencia y autoestima.

I DIMENSIONES DEL SER HUMANO.

Antes de hablar de las dimensiones de la persona, es importante definir qué es ser persona, es un ser racional y consciente de sí mismo con identidad propia, dotado de sensibilidad, inteligencia y voluntad conformada por aspectos físicos como psíquicos que lo hacen único, singular e irrepetible.

Como vemos, es un ser compuesto de muchas partes que no se pueden dividir o separar. Para su estudio se han tenido diferentes enfoques dependiendo de la ciencia o interés de estudio. Nosotros tomaremos las dimensiones básicas del ser humano.

Podemos asociar a cada persona una dimensión espacial, es decir, podemos describirla, como al espacio, mediante tres variables matemáticas: X, Y, Z. Diremos que cada hombre tiene una dimensión estética (X), una dimensión intelectual (Y) y una dimensión ética (Z). De ahí que la educación debe tratar de dar un desarrollo equilibrado de estas tres dimensiones del hombre.

Los sentimientos están asociados al comportamiento ético, y constituyen los valores más importantes del hombre. Wolfgang Goethe, para afirmar la superioridad de los sentimientos respecto del intelecto, dijo: “Lo que yo sé, todos pueden saberlo, pero el corazón es sólo mío”. En cambio, el destacado filósofo y matemático René Descartes, quizás justificando su soltería, expresó: “He preferido la verdad a la belleza”.

Podemos caracterizar a todo ser humano, incluso a todo grupo social, mediante estas tres dimensiones (aspectos): Estético, Ético e Intelectual, ya que existe cierta independencia entre los mismos. Esto se debe a que existen personas de reconocida belleza exterior, pero con pocos valores éticos e intelectuales, o bien personas con reconocida belleza interior, pero con pocos atributos físicos e intelectuales, y así todas las demás posibilidades. El hombre plenamente adaptado al orden natural será el que tenga un desarrollo equilibrado de los tres aspectos.

La vida espiritual es la que caracteriza nuestra naturaleza propiamente humana y, a veces, los aspectos afectivos e intelectuales crecen como compensación a una pobre valoración estética. Así, tanto Pascal, como San Francisco, como Spinoza y como Kierkegaard poseían una salud precaria, posiblemente tendrían poco atractivo estético y los tres vivieron alrededor de los cuarenta años, pero pasan los siglos y sus atractivas personalidades siguen despertando curiosidad. Dijo François Mauriac sobre Pascal: “…al cabo de tres siglos él aún está ahí, vivo, tomando parte en nuestras disputas. Hasta sus mínimos pensamientos nos confunden, entusiasman o incomodan, pero él es comprendido al momento, desde la primera palabra, mucho mejor que en su propio tiempo…”.

Si tuviésemos que elegir una edad óptima para detener el paso del tiempo, un deportista la elegiría entre 25 o 30 años. Un científico entre 35 y 45 años, un filósofo quizás algo más, mientras que la edad óptima para quien basa su vida en sus vínculos sociales y afectivos, podrá elegir una edad mayor aún. De ahí que una valoración excesiva de la belleza física hará sentir poco feliz a quien posee una edad que excede a la del ideal respectivo. Lograr el desarrollo equilibrado de nuestras tres dimensiones equivale hacer más intensa nuestra propia vida.

Si tuviésemos que elegir al “modelo de hombre feliz”, quienes viven en la fase estética pensarán en algún millonario que vive lujosamente. En cambio, quienes viven en la fase ética e intelectual, podrán elegir una vida como la del médico Edward Jenner, quien alguna vez habrá podido decir con orgullo: “…con mi vacuna podré salvar 60 millones de vidas por siglo”, ya que esa fue la cantidad estimada de víctimas de la viruela durante el siglo XVIII. Por su obra podemos decir que era “creyente”, en el sentido religioso, aunque no sepamos cuáles eran sus pensamientos al respecto.

La evolución tecnológica y la vida moderna exigen al hombre un mínimo esfuerzo físico en sus actividades cotidianas, mientras que nuestra propia naturaleza requiere de cada uno de nosotros una actividad muscular permanente para el logro de una vida sana. El ejercicio físico y el deporte son necesarios e imprescindibles para el logro de una vida plena; fortalecen al cuerpo y prolongan la vida. Ayudan a embellecer el aspecto exterior como también han de servir para ejercitar la voluntad y la disciplina; aspectos necesarios para nuestro cotidiano vivir. John Locke escribió: “Educar es obtener un alma sana en un cuerpo sano”.

Los pueblos, como las personas, presentan características que predominan sobre las demás. Así, los romanos tenían una mentalidad práctica. Realizan, por ejemplo, 90.000 km de caminos, haciendo que los romanos representan la fase tecnológica de la humanidad. Uno de ellos dijo: “Los griegos y los egipcios hacen monumentos que no tienen utilidad práctica, mientras que Roma construye caminos y acueductos que sirven a todo el pueblo”.

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