EL HONOR MILITAR.

EL HONOR MILITAR

Honor, vocablo tan importante, tan antiguo, como el propio ser humano; y tan abstracto, como a la vez sencillo de buscar su definición en un diccionario; es así que basta abrir uno de ellos para saber que el honor es una “cualidad moral que lleva al cumplimiento de los propios deberes respecto del prójimo y de uno mismo”.

Pero ¿Qué es el honor? ¿Se puede concebir realmente su concepto?

En países orientales pueden hasta perder la vida por honor, practican harakiri por honor, hay kamikazes por honor… ¿Qué es el honor?

Veinte mil mujeres son asesinadas en el mundo oriental cada año en “defensa del honor” por sus propios padres o sus mismos familiares. No pretendo con esto juzgar sus costumbres y sus leyes, sino más bien formular nuevamente la pregunta ¿Qué es entonces el honor?

El honor, como cualquier otra virtud de índole moral, es intangible y tan diferenciado en su esencia como la distancia geográfica y cultural que separa a las sociedades en las que se intente analizar este concepto.

Con este preámbulo pretendo sembrar en ustedes esta atribulación, de que en nombre del honor se pueden construir pedestales de grandes hazañas, así como también los más incomprensibles horrores.

Un poco más cercanos a nuestra realidad, es decir, a la cultura en la que nos desenvolvemos, el honor es un valor, que imprescindiblemente debe andar de la mano con otros valores como la fidelidad, el buen comportamiento, la humildad. Y este honor se le rinde a una persona o una persona lo posee solamente cuando es capaz de sacrificar un placer egoísta por hacer lo correcto, por hacer lo justo, por hacer lo que se debe.

Y entonces esa palabra sacrificio ya nos va asociando con la parte militar, pues el uniformado debe hacer ese acto de desapego de ciertos placeres de la vida para poder cumplir con su juramento patrio, para poder servir y el servir es un honor que pocos tienen.

En este contexto es cuando aparece el apellido “militar” ligado al vocablo “honor”, y que parece convertir a los militares en garantes y salvaguardas de tan preciado tesoro. El honor es la riqueza más grande que puede poseer un militar. Mantenerlo sin mancha y sin tacha es el deber más sagrado de todo miembro de las Fuerzas Armadas. Observar en todo momento una conducta ejemplar es la mejor defensa del propio honor”.

El honor militar es considerado en la totalidad de las instituciones militares como la primera virtud militar y base de todas las demás. Esta afirmación debe estar muy próxima a la verdad absoluta, pues no hay nada más ofensivo y difícil de enfrentar para un buen militar que ver su honor puesto en tela de juicio, pues apenas este es cuestionado se produce un daño irreparable en el alma del soldado, más profundo que cualquier herida sufrida en combate y con escasas o nulas posibilidades de cicatrización.

El honor militar no debe ser nunca el “as bajo la manga” que se utiliza arbitrariamente para conculcar la ley a su amparo. El honor militar es antes que nada, la depurada actitud moral que sirve de presupuesto en el militar, junto a la disciplina y el valor para el más exacto cumplimiento del deber.

El militar tiene otros deberes y así mismo debe tener otros derechos; obedece a otras leyes y disposiciones, aparte de las que obligan al ciudadano normal, viste de manera diferente y utiliza una jerga a veces no entendible por el común de los humanos. El militar está armado y a él, como buen centinela, se le confían los límites geográficos de la nación, la integridad y seguridad de sus territorios, su soberanía, la custodia de sus símbolos patrios, y en ocasiones, incluso la vida de sus ciudadanos. Al militar se le confiere la potestad para disponer de los más sagrados valores de la Patria. Este es el privilegio se le otorga a cambio de una sola y solemne garantía: su honor.

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