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EL OBRERO Y SU INCERSION EN EL PROCESO CAPITALISTA

piscis1982df12 de Mayo de 2014

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INTRODUCCIÓN

El capitalismo es un sistema económico en el que los individuos y las empresas llevan a cabo la producción y el intercambio de bienes y servicios mediante complejas transacciones en las que intervienen los precios y los mercados. El desarrollo del capitalismo es de origen europeo.

Su introducción en México es a finales del siglo XIX con la industrialización. Dicha industrialización conllevó a determinar tanto medios de producción, así como la organización y la estructura del proceso de trabajo que, desde sus orígenes, se ha ido modificando con el paso del tiempo, mediante el surgimiento de nuevas técnicas y tecnologías de producción.

La perspectiva del proceso de trabajo en México esta intrínsecamente relacionada con la condición obrera del trabajador (proletariado). Ésta a su vez se encuentra determinada mediante tres corrientes esenciales que son: la historiográfica, la de población y fuerza de trabajo, y la de proceso de trabajo.

Por corriente historiográfica se entiende a la literatura que pone un énfasis tanto en los grandes momentos de la acción colectiva obrera, como en la evolución que ha tenido el movimiento obrero en México dentro del sistema capitalista hasta nuestros días.

La característica principal de la corriente historiográfica es la de abordar la relación existente entre las diversas formas de lucha y organización obrera con respecto a las condiciones del proceso de producción del trabajo.

Por otro lado la corriente de población y fuerza de trabajo ha tratado de poner un acento en la heterogeneidad estructural de la economía obrera, así como en los problemas suscitados en la reproducción de fuerza de trabajo. Se entiende por fuerza de trabajo a la competencia existente en el interior de la clase obrera por su venta de mano de obra, denominada en términos capitalistas mercancía.

Cuanto más fuertemente la relación entre fuerza de trabajo y fuerza de trabajo, por individuos, por ramas o por países, se sobreponga y domine a la relación de solidaridad que se basa en la relación de cooperación implícita en el capitalismo, tanto más fácilmente podrá este último imponer su propia racionalidad dentro de la clase obrera.

Por lo tanto el proceso de trabajo estriba en que la producción de tipo capitalista no sólo constituye la mercancía sino conforma a la propia clase obrera. El proceso de trabajo ha buscado abrir nuevas determinantes a la condición obrera, sin embargo no está exenta de caer en nuevos reduccionismos, como la relación existente del obrero con las formaciones de las relaciones técnicas de producción; dicho en otras palabras: la relación existente de forma intrínseca de la fuerza de trabajo determinada por las condiciones tecnológicas en las que labora dentro de un fábrica determinada.

LA MANO REBELDE DEL TRABAJO

Es menester hacer un énfasis que además de las condiciones tecnológicas dentro de la fábrica, también se hayan circunscritas condiciones ideológicas y materiales por parte del capital, ¨ normalidad burguesa ¨ (Adolfo Gilly), como la apropiación privada, la producción de valores de uso, la realización de valores de cambio, la acumulación, la valorización y desvalorización de la fuerza del trabajo y del capital, entre otras determinantes.

Como consecuencia de la agudización de esta normalidad burguesa surgen las crisis capitalistas, como la lucha de clases, la contradicción capital / trabajo, así como la competencia entre diversos capitales; dicho en otras palabras la crisis comporta una renovada agresividad del capital contra la fuerza de trabajo asalariado y de cada capital contra los otros capitales, para que a través del los procesos de desvalorización tanto de la fuerza del trabajo, como la del capital mediante la inflación y la deflación, se recupere la taza de ganancia, así como una acumulación de riqueza capitalista.

La inflación es la continua y persistente subida del nivel general de precios y se mide mediante un índice del coste de diversos bienes y servicios. Los aumentos reiterados de los precios erosionan el poder adquisitivo del dinero y de los demás activos financieros que tienen valores fijos, creando así serias distorsiones económicas e incertidumbre. La inflación es un fenómeno que se produce cuando las presiones económicas actuales y la anticipación de los acontecimientos futuros hacen que la demanda de bienes y servicios sea superior a la oferta disponible de dichos bienes y servicios a los precios actuales, o cuando la oferta disponible está limitada por una escasa productividad o por restricciones del mercado.

La deflación implica una caída continuada del nivel general de precios, como ocurrió durante la Gran Depresión de la década de 1930; la crisis económica mundial fue precipitada por la crisis de la economía norteamericana, que comenzó en 1928 con la caída de los precios agrícolas y estalló cuando el 29 de octubre de 1929 se hundió la Bolsa de Nueva York. Ese día bajaron rápidamente los índices de cotización de numerosos valores -al derrumbarse las esperanzas de los inversores, después que la producción y los precios de numerosos productos cayeran por espacio de tres meses consecutivos- y se vendieron precipitadamente unos 16 millones de acciones. Las causas últimas de la crisis norteamericana fueron, de una parte, la contracción de la demanda y del consumo personal, los excesos de producción y pérdidas consiguientes (por ejemplo, en el sector automovilístico y en la construcción) y la caída de inversiones, propiciada por la caída de precios; y de otra, la reducción en la oferta monetaria y la política de altos tipos de interés llevadas a cabo por el Banco de la Reserva Federal desde 1928 para combatir la especulación bursátil. Esta depresión se solucionaría posteriormente mediante la introducción de un nuevo ¨ ente ¨ dentro del sistema capitalista: El Estado.

Esto significa que la crisis implica una mutación del proceso de valorización del capital, mediante la introducción de nuevas tecnologías, la reestructuración del proceso de trabajo y de producción, el reajuste de la división internacional del trabajo, la tendencia hacia la concentración y centralización del capital, entre otros.

Todo esto se manifiesta a través de la lucha y de la violencia contra la clase obrera y entre los diversos capitales, aunque a su vez también la crisis determina la ocasión y la forma de resolución de dichas querellas: abriendo a una nueva fase del proceso de valorización, si resulta por las tendencias espontáneas de la economía capitalista y sus expresiones políticas; cediendo el lugar a nuevas relaciones de carácter social.

¨ La primera salida es la normal, y si se quiere, la propia del automatismo del sistema. La segunda es la excepcional, por que requiere la ruptura de ese automatismo por fuerzas generadas dentro del sistema capitalista (la clase obrera) al estar regulado su trabajo por la lógica de reproducción que manifiesta una alegoría con la producción de la colmena (Adolfo Gilly) ¨.

Pero aquí no es donde surge dicha conciencia, sino del conocimiento obrero socializado y organizado que lucha por una mejor condición obrera, que conquista determinantes específicas como seguridad social, condiciones y horarios de trabajo, formas de control sobre el proceso productivo, sindicalización, derechos democráticos, organización política autónoma, etc.,

Para contrarrestar ello el capital necesita la subordinación del proletariado, ya sea por convicción ideológica o por destrucción de sus organizaciones, mediante un nuevo impulso al proceso de concentración y centralización del capital, liquidando, absorbiendo o desplazando a las fracciones marginales del capital, una reestructuración consiguiente de la división del trabajo, reacomodos y desplazamientos de los representantes políticos con respecto al capital.

Para la clase obrera estos cambios implican la desocupación, y la amenaza de desocupación, así como el crecimiento o la reaparición del ejército industrial de reserva. ¨ El capital tiene a su disposición dos maneras de construir el ejército industrial de reserva: por un lado, la intensificación de las exportaciones de capital y la reducción sistemática de las inversiones internas, lo que significa transferir capitales a donde todavía existe un exceso de mano de obra, en lugar de traer ésta a donde existe un exceso de capital; y por otro lado, la intensificación de la automatización, o, en otras palabras, la concentración de inversiones para liberar la mayor cantidad posible de trabajo vivo (Ernest Mandel, El capitalismo tardío), y en consecuencia el aumento automático de la competencia en el interior de la fuerza de trabajo, por lo que obliga al trabajador defender ante todo el puesto de trabajo, aceptando sacrificar otras conquistas a esta defensa.

Las demandas obreras solo pueden ser propuestas y las conquistas pasadas solo son defendibles en la medida en que son compatibles con el funcionamiento del sistema, para así poder reestablecer la tasa de ganancia, así como abrir un nuevo ciclo de aumento en la tasa de plusvalía. al incremento de valor creado en un bien o derecho cuando se realiza una transmisión en la propiedad de éstos.

La plusvalía equivale al beneficio que el capitalista obtiene por la apropiación del trabajo excedente no pagado a los asalariados. En una jornada

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