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EN LA BUSQUEDA DE LA LLAVE PERDIDA, ABRAMOS LAS PUERTAS DE UN MUNDO MEJOR: TDA ENCIERRO QUE PODEMOS ABRIR.


Enviado por   •  17 de Enero de 2014  •  3.799 Palabras (16 Páginas)  •  331 Visitas

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MAESTRIA EN CIENCIAS DE LA EDUCACION

TRABAJO DE: FILOSOFÍA Y EPISTEMOLOGÍA DE LA EDUCACIÓN

ENSAYO:

“EN LA BUSQUEDA DE LA LLAVE PERDIDA, ABRAMOS LAS PUERTAS DE UN MUNDO MEJOR: TDA ENCIERRO QUE PODEMOS ABRIR.”

ALUMNA: GABRIELA AGUIRRE LEON TAGLEGRUPO E013

MAESTRO: HUGO JOSÉ VÁZQUEZ JUÁREZ

EN LA BUSQUEDA DE LA LLAVE PERDIDA, ABRAMOS LAS PUERTAS DE UN MUNDO MEJOR: TDA ENCIERRO QUE PODEMOS ABRIR.

Suena la campana, el ciclo escolar ha comenzado, todos están nerviosos, lo alumnos por que tienen un nuevo maestro, nuevos compañeros de clase, quizá un nuevo salón, para los docentes frente a grupo, el reto y la búsqueda de sacar avante este ciclo, con sus pro y contras. Trabajo que en nuestros días se convierte en “pesadilla” cuando se enfrenta a niños con problemas de aprendizaje, será porque nos gusta el camino fácil y queremos genios dentro del aula, o el miedo a no poder realizar un trabajo efectivo, pertinente, y exitoso. Somos los poseedores de la llave, solo es que la tenemos perdida entre tantas telarañas, encontrémosla.

Año tras año nos encontramos en el aula a esos pequeños “especiales” que según nosotros, acaban los platos rotos y tal vez con la vajilla completa. Pero ¿qué estamos haciendo? ¿Recibimos asesoría? ¿El sistema nos provee de apoyo? ¿Los dueños de las escuelas particulares tienen un departamento psicopedagógico que asesore al docente? Y estos y más cuestionamientos, que surgen dentro la práctica docente, trataremos de darle respuesta.

(Krishnamurti, 1984) “Para comprender a un niño tenemos que observarlo en sus juegos, estudiarlo en sus diferentes actitudes, no podemos imponerle nuestros propios prejuicios, esperanzas y temores, o moldearlo de acuerdo a un patrón”. Es ahí donde aparece el mayor reto del docente dentro del aula, y este se manifiesta a partir de la observación realizada en la misma los primeros días de clase, y es ahí donde nos percatamos que tenemos un pequeño o dos pequeños que no actúan al igual que el resto de sus compañeros, es, en ese instante, en cual, nos dejamos llevar por el miedo, o buscamos soluciones para combatir lo que llamamos problema.

Ante estos cuestionamientos y lo que llamamos problemática en el inicio de cualquier curso escolar se debe tener claro que es el docente el debe adaptarse a las características del niño, no el niño al de la institución. Por esto es importante que apreciemos que las conductas (síntomas) del TDA pueden ser manejadas, mejoradas y eliminadas aprendiendo conductas compensatorias para lograr el éxito escolar. La gran mayoría de personas con TDA presentan alto nivel de potencia intelectual. Cosas que la mayoría del tiempo ignoramos como docentes a pesar de nuestro cúmulo de conocimientos adquiridos a través de la práctica diaria, dichas experiencias, que sin darnos cuenta condicionan o posibilitan situaciones que se presentan en el aula, podríamos expresar que hasta estereotipan o etiquetan y es por eso que la intervención docente es de vital importancia para resolver la problemática que se presenta dentro de la misma. Ya que es ahí mismo, donde se están presentado, y detectándose a esos pequeños especiales.

De ahí que las actitudes y conocimientos de los docentes resulten básicas para actuar pedagógicamente ante los niños con TDA. Así lo sostiene (Beltrán y torres 2002) “Además que las concepciones de los docentes tienen que ver con las precepciones y juicios que se hacen de los niños”. Los maestros pueden mostrarse verdaderamente azorados cuando se trata de lidiar con este tipo de niños. Su experiencia e intuición profesional les dicen que tienen frente a ellos a un estudiante vivaz, inteligente y muy capaz, pero lo que realmente es preocupante para nosotros es que no encontramos o no sabemos como actuar en estos casos, la motivación que según algunos teóricos es una de las herramientas que debemos utilizar con estos pequeños, no la encaminamos adecuadamente, es muy difícil mantenerlos motivados debido a los síntomas que presenta es disfunción. Todo ello comienza a generar en los docentes una gran frustración y simplemente es el momento en donde nos podemos encontrar o sentir que estamos en un callejón sin salida.

Por esta razón es imperante detenernos para analizar el tipo de docentes que esta problemática necesita. Hoy en día en este mundo globalizado, en donde la tecnología es de punta requiere impetuosamente una formación de docentes altamente especializados. Con un enfoque multidisciplinario, un docente competente en su práctica capaz de interpretar las necesidades del alumno con discapacidad y desarrollar programas instruccionales que tengan un impacto positivo en el alumno la escuela y la sociedad. Que sean capaces de reconocer y trabajar con niños especiales, en este caso en particular con niños que presentan un cuadro de TDA.

¿Qué es el TDA?

Según la Sociedad Española de Neurología Pediátrica (S.E.N.P.) “El Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDA) es un trastorno neurobiológico común afectando a entre el cinco y el ocho por ciento de niños en edad escolar1, 2, 3, 4, 5, 6, 7 con síntomas que persisten en la adultez en hasta un sesenta por ciento de los casos (es decir, aproximadamente cuatro por ciento de adultos).8, 9 Se caracteriza por niveles de inatención, impulsividad e hiperactividad inapropiados con respecto al nivel de desarrollo.

Aunque las personas con este trastorno pueden llevar vidas muy exitosas, si el trastorno no se identifica y se trata adecuadamente, el TDA puede tener consecuencias graves, como fracaso escolar, estrés y contrariedades familiares, depresión, problemas con las relaciones, abuso de sustancias, delincuencia, riesgo de lesiones accidentales y fracaso laboral. La identificación y el tratamiento oportunos son extremadamente importantes.”

En México según Boletín Academia mexicana de pediatría (2011) Octubre-diciembre “la edad para diagnosticar a los niños con este síndrome, es entre los 5 y los siete años de edad, se le ha denominado “Síndrome de déficit atencional” debido a que su mayor trastorno o elemento detonante del cuadro es la “atención”, los niños afectados con éste, presentan alteraciones patológicas de la percepción, lenguaje y motricidad.”

Se trata de un problema importante ya que, en opinión de algunos autores (Barkley, 1998), al menos entre un dos y un 9,5 de la población escolar padece problemas de este tipo. En la actualidad en aulas mexicanas

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