Educación Intercultural 2015/16 PAC 1.2: Estereotipos, Prejuicios y acompañamiento educativo
Johnny Moran PiñanaTrabajo2 de Noviembre de 2015
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Educación Intercultural 2015/16
PAC 1.2: Estereotipos, Prejuicios y acompañamiento educativo
Consultor/a: Daniel Muñoz Cancho
Alumno: Juan Moran Piñana
1.- Las personas, desde los orígenes de la humanidad han ido adquiriendo una serie de hábitos, costumbres, religiones, normas sociales,es decir, que hemos adquirido por medio de un proceso de enculturación y socialización que han propiciado la formación de múltiples culturas diferentes. De este modo, dependiendo la zona geográfica en la que nos localicemos, la educación recibida, características del entorno, de nuestra relación y conocimientos sobre otras civilizaciones, o nuestra identidad personal, etc., configuran en cierto modo la construcción simbólica de nuestra identidad tanto social como individual, y por consiguiente, esta construcción simbólica en base al proceso de socialización y de enculturación que nos han transmitido, conforma nuestro referente cultural, que según San Román (1996:108), dota de sentido a cada uno de nosotros, a nuestras vivencias y experiencias.
Por otro lado, este referente cultural, es el culpable en cierto modo, de esa mirada etnocentrista que caracteriza al ser humano y que provoca que comprendamos en mayor o menor medida, ciertos comportamientos, ciertas conductas morales y/o éticas ejercidas por otras culturas. Estas diferencias culturales, son las que nos llevan frecuentemente a juzgar a las personas que no comparten nuestra forma de ver la vida, llevándonos al etnocentrismo, pues consideramos que nuestras costumbres no son solo las más normales y correctas, sino las únicas aceptables. Damos por sentado en muchas ocasiones que nuestra cultura prevalece sobre el resto, como si no existiera otra realidad, otra verdad, en definitiva, otras culturas, a pesar, que tal como advierte San Román (1996:108) “el substrato de referencia cultural, de ninguna manera tiene por qué conducir necesariamente a un etnocentrismo, entendido como juicio de superioridad y/o proyección universalista de la particularidad, ni tiene por qué guiarnos hacia la militancia étnica, nacionalista o de cualquier otra índole, y menos aún determina la violencia contra los que exhiben diferencias.”
Así pues, Lévi- Strauss (2012), afirma en “La antropologia davant dels problemes del món modern”, que todas las culturas, por mucho que nos choquen, nos parezcan irracionales o poco éticas, tienen sus propias costumbres, sus propias normas, y por tanto, forman parte de la historia de esa determinada cultura.
“ […] cada creença, per més xocants o irracionals que ens puguin semblar quan les comparem amb les nostres, formen part d’un sistema amb un equilibri intern que s’ha establert al llarg dels segles, i que no es pot suprimir un element d’aquest conjunt sense córrer el risc de destruir tota la resta.”
Lévi-Strauss, Claude (2012, pp48-49)
No existe una sola verdad, ni una sola forma de ver las cosas, sino que por lo contrario, la verdad es relativa y depende de la particularidad de cada una de las culturas y por eso tal como afirma San Román (1996) “(...) más vale verlo, asumirlo, conocerlo, criticarlo, conducirlo, que no simplemente negar su existencia (...)” (1996:108). Debemos ser conscientes de esa relatividad y de ese etnocentrismo “latente”, de esos prejuicios que todos tenemos hacia lo desconocido, hacia lo diferente y la alteridad. El etnocentrismo, tal como sugiere C. Geertz (1986) no siempre es intencionado o propio de racistas o xenófobos, sino que convive en la mirada de todo el mundo, incluso de la buena gente de forma inocente o inconsciente.
2.- La identidad de las personas no surge directamente de nuestro interior, sino del proceso de socialización y enculturación derivado de la herencia cultural que otros agentes nos han dejado y nos siguen transmitiendo, con el objetivo de apropiarnos de dicha herencia cultural, nos empapemos de ella y al mismo tiempo la transmitamos de nuevo de generación en generación. No debemos pasar por alto que la comunicación es, tal como afirma Rodrigo, M. (2006) que “un elemento esencial en las relaciones humanas y en la interacción educativa”, por lo que las relaciones humanas conllevan un intercambio cultural a través de la comunicación y donde las mismas personas, actuarían como agentes culturales. Dicho esto, el intercambio cultural, facilita, tal como prosigue Rodrigo, M. (2006) aprender muchas cosas de otras personas y culturas, así como de nosotros mismos,
¿Pero qué es la cultura? Todo es cultura, por lo que de este modo, todo lo que podemos ver a nuestro alrededor, todo lo que podemos sentir, tocar, oler, o incluso imaginar, por muy tonto que parezca o por muy inútil que resulte, puede considerarse cultura, y por ende, cualquier persona conscientemente o inconscientemente, puede considerarse un agente cultural. De este modo, se podría decir que la identidad de un sujeto se construye por un lado a partir de la realidad simbólica que constituye cada sociedad en un momento determinado a través de la cultura en el sentido amplio de la palabra, ya sean normas o valores, así como viendo una película de Cantinflas, leyendo los ingredientes de una pasta de dientes o viendo un tutorial de youtube de como hacer un nudo a la corbata. Todo y absolutamente todo puede considerarse cultura. Estamos en constante proceso de enculturación. Ahora mismo, al leer los textos recomendados para realizar la PAC, estoy adquiriendo cultura; una cultura que estoy representando en este trabajo, y por tanto, estaría transmitiendo cultura, a toda persona que lea mi trabajo, como agente cultural.
Tal como advierte Díaz de Rada, A. (2010) “La cultura no es lo que hace solamente el reducido número de personas que, reconocidamente, pintan cuadros, producen arte, escriben libros, dirigen películas, diseñan moda, y otras cosas por el estilo. El concepto antropológico de cultura exige igualmente comprender que cualquier ser humano, se dedique a lo que se dedique, es agente de cultura.” Así pues, estamos en continuo proceso de enculturación como consecuencia de un proceso de socialización por parte de la familia y la escuela en primera instancia (socialización primaria) ya lo largo de toda la vida como consecuencia de los roles a los que nos vamos enfrentando y que requieren un reajuste en nuestra identidad personal y social (socialización secundaria). Debemos tener en cuenta que el que aprende, necesita de otro que enseñe (íbid., p. 35), en un mundo en el que consciente o inconscientemente todos adquirimos cultura que después reproducimos y traspasamos a otra persona.
3.- La alteridad, es utilizada como herramienta no solo para entender la diversidad cultural a la que nos sometemos diariamente, sino para poder construir nuestra propia identidad fijándonos no solo en las diferencias o en lo que es idéntico, sino también, en la relación que se establecen entre ambas, tal como indica Marc Augé en su libro El sentido de los otros (1996), por lo que tal como plante Maalouf (1999)”Sovint és la nostra mirada la que tanca els altres en les seves pertinències més estretes i també és la nostra mirada allò que pot alliberar-los” (1999:32) Por ende, en vez de familiarizarnos con la alteridad, solemos rechazarla a partir de comentarios estereotipados y llenos de prejuicios, reafirmando que la categoría social con la que nos vemos identificados es superior. Nosotros somos los “buenos” y los “otros”, los “malos”, pero para que nuestra identidad tanto individual como social sea reconocida, es imperativo que esta sea identificada como válida, pues cada sociedad está formada por sus propias creencias, costumbres, normas, etc. Así pues la normalidad/anormalidad en una sociedad o cultura determinada, dependerá esencialmente de lo que cada sociedad crea que es o deje de ser normal. Es a través de la comparación, que definimos lo que es normal o anormal, es decir a partir de la dualidad norma/desviación. Las diferencias de una misma práctica entre una cultura y otra, son incuestionables, pero a pesar de ello, las desviaciones deben estimarse desde un punto de vista interno o intracultural y no desde una perspectiva universal. En referencia a este punto, Marc Augé1
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