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Educación básica En Venezuela


Enviado por   •  15 de Julio de 2014  •  4.823 Palabras (20 Páginas)  •  294 Visitas

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INTRODUCCIÓN

La educación, a través de la historia, ha sido considerada como el recurso más idóneo y el eje rector de todo desarrollo y renovación social. Mediante el proceso educativo se transmiten los valores fundamentales y la preservación de la identidad cultural y ciudadana; es la base de la formación y preparación de los recursos humanos necesarios. La escuela se convierte así, en el lugar para la adquisición y difusión de los conocimientos relevantes y el medio para la multiplicación de las capacidades productivas.

Para Venezuela al igual que para el resto del mundo la introducción de la educación básica en el país, fue un hecho muy importante, el cual se vio marcado por muchos acontecimientos de los cuales en la siguiente investigación se estarán desarrollando. La finalidad de este tipo de investigación es que se conozca un poco más sobre los movimientos precursores de la educación popular en Venezuela y las acciones propulsoras de la educación básica.

DESARROLLO

 Movimientos precursores de la educación popular en Venezuela:

En las posesiones de ultramar del reino de España, el cabildo se encargaba de la educación y por su intermedio hubo establecer cátedras de gramática y habilitaba para el ejercicio de la docencia; pero aparte de algunos maestros particulares, en la colonia no había mayor escolarización hasta la fundación de la Universidad de Caracas, las escuelas de primeras letras, latinidad y colegios nacionales. Instituciones de escaso número y cobertura. A estos accedían sólo los hijos de los blancos, la élite de una sociedad de clases y castas. Es según Saavedra (2006) el primer periodo de la historia de la educación en Venezuela al momento de establecerse la fundación hispana, en ese tiempo al decir de Leal (1981) la educación y la “Real y Pontificia Universidad de Caracas”, de 1721, cumplía un rol como: “elemento integrador del disperso conglomerado humano de las provincias venezolanas sujetas al imperio español”, (p.21).

Filosofía, teología, gramática, cosmografía, conformaban parte del plan de estudio para formar el personal idóneo en el campo político y religioso. La universidad republicana una vez lograda la independencia política venezolana, la establece el mismo Libertador con la colaboración de José María Vargas, en 1827, a la cual se le asigna la Hacienda Pía de Chuao para su financiamiento y en 1830; José Antonio Páez crea los colegios nacionales para la ilustración ciudadana; además para 1821 una disposición leal exigía escuelas en los pueblos donde hubiera 30 escolares, cosa que la inestabilidad social e institucional por las guerras internas de Venezuela impidió hacer efectivo.

En el que se podría llamar segundo período. Simón Bolívar, el Libertador, demuestra en sus escritos la comprensión que tenía en torno a la educación. La entendía como un medio eficaz para superar las desigualdades y elevar los niveles de conciencia. En el Discurso de Angostura (15 de agosto de 1819) pedía el congreso que priorizara la educación para formar ciudadanos, hombres y mujeres libres, sin la sujeción de la ignorancia y el dogma por los que España había dominado el Nuevo Mundo, argumentaba, más que por las armas.

En Venezuela, la segunda mitad del siglo XIX estuvo caracterizada por la búsqueda permanente de la renovación y el crecimiento, especialmente en el campo educativo, debido a ello, nace en el país la educación popular gratuita y obligatoria, al igual que en otras regiones del mundo como en Europa, Estados Unidos y Latinoamérica.

Un grupo de ilustres venezolanos como Martín J. Sanavaria, Santiago Terrero Atienza, Jesús Muñoz Tebar y Juan Bautista Dalla-Costa, inicio una revolución educativa y promovió el establecimiento definitivo de la educación como fuerza renovadora y base de todo progreso, y con la consigna de que la educación elemental debía de hacerse llegar a todos bajo la protección del estado, para asegurar al pueblo un régimen de instrucción común que garantizara la cultura general y fuera mediatizando las desigualdades sociales.

Sin embargo, no es sino en la era guzmancista (1870-1887) cuando se consolida el proceso de la educación popular mediante la aprobación del decreto del 27 de junio de 1870, que universaliza en Venezuela la educación gratuita y obligatoria para el nivel de la escuela primaria, estableciendo así mismo un anticlericalismo e impulsando la ciencia positiva; a la manera de Darwin, Spencer y otros.

Se atribuye la redacción del decreto al licenciado Eduardo Castro. Antes de su promulgación, la educación primaria corría a cargo de las provincias y las municipalidades, sin que existiera un proyecto global sobre la materia. En adelante, gracias al acto ejecutivo de Guzmán, se establece a escala nacional la obligatoriedad de la enseñanza gratuita de principios generales de aritmética, sistema métrico, idioma castellano, moral ciudadana y fundamentos de la Constitución Federal.

Se obliga a los padres y tutores a instruir a sus hijos en las señaladas temáticas, o a contratar un maestro para el mismo cometido. Además, se crea una Dirección Nacional de Instrucción Primarias con juntas seccionales en los estados de la Unión; y un impuesto especial para la dotación material de las escuelas que se crearían en el futuro. Antes que un gesto de carácter formal, la decisión presidencial produjo un significativo cambio en el proceso educativo, en cuanto estableció una efectiva coordinación desde la capital de la República y multiplicó las escuelas.

Esta debía entenderse como una educación ilustrada y de corte nacionalista teniendo como referencia los héroes patrios y en particular El Libertador. Los resultados sin embargo parecen indicar que continuó la práctica pedagógica tradicional, dominada por los métodos memorísticos escolásticos de recitar contenidos librescos de escasa vinculación con las demandas de la sociedad contemporánea. Solo la Escuela Nueva o Activa introduciría cambios. Algunas de estas demandas de Venezuela a la educación contemporánea están recogidas en el llamado “Programa de febrero”, entregado por lo que sería hoy la sociedad civil al General Eleazar López Contreras, a la sazón encargado de la presidencia de la República, una vez muerto J.V. Gómez. Dos o tres exigencias sobresalían: alfabetización, ampliación de la cobertura escolar. Cosa que se hizo aún en el período 1952 – 1958, con Pérez Jiménez.

Semejante al título de una obra de Luis Beltrán Prieto Figueroa, se debía pasar de una “Educación de castas

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